Embriaguez visual

Brillante, hermosa, austera y magn¨ªficamente interpretada result¨® la versi¨®n de Romeo y Julieta que la core¨®grafa Jo?lle Bouvier realiz¨® en 2009 para el Ballet du Gran Th¨¦?tre de Gen¨¨ve, obra con la que la compa?¨ªa suiza, que dirige Philippe Cohen, debut¨® en el Liceo la noche del pasado viernes. Un debut totalmente exitoso como demostraron los m¨¢s de cinco minutos de aplausos tras la funci¨®n.

La fascinaci¨®n que despierta la historia de amor de Shakespeare junto a la furia y densidad emotiva que emana de la partitura de Prokofiev han llevado a Bouvier a crear una pieza intensa, pasional e intemporal, centrada en los dos protagonistas y solamente con Teobaldo y Mercutio, porque no salen a escena los padres de Julieta, ni Paris, ni la nodriza, ni el cura que casa a la pareja, lo que otorga a la pieza una contemporaneidad extrema. Son mujeres y hombres de hoy que expresan sentimientos eternos de amor y odio. El magn¨ªfico cuerpo de baile, formado por veinte bailarines, tiene una gran fuerza y expresividad, se mueve como el coro de una tragedia griega, ellos son los Montescos y los Capuletos, o simplemente el pueblo, todo ello a trav¨¦s de un rico y fluido baile desnudo de artificio que discurre a una velocidad hipn¨®tica. El di¨¢logo cuerpo a cuerpo de Julieta (Sara Shigenari) y Romeo (Nahuel Vega) derriti¨® al p¨²blico por su intensidad y voluptuosidad. Ambos son j¨®venes y encarnan a la perfecci¨®n la fuerza del amor adolescente que describe Shakespeare en su obra.

En cuanto a la m¨²sica, interpretada por la Orquesta Sinf¨®nica el Gran Teatro de Liceo, dirigida por Manuel Coves, Bouvier ha elegido una versi¨®n m¨¢s corta de la partitura de Prok¨®fiev, que recrea los momentos m¨¢s importantes de la historia y que la core¨®grafa manipula, ya que su Romeo y Julieta comienza por el final, es decir por la muerte de ambos protagonistas. En esta versi¨®n adem¨¢s del baile y de la m¨²sica hay otra protagonista, la magn¨ªfica y acertada escenograf¨ªa de R¨¦mi Nicolas y Jacqueline Bosson formada por una impresionante y austera rampa de madera, que se convierte en los mercados de Verona, en sus palacios, en la alcoba nupcial o en la tumba de los amantes.