Despierta del mal sue?o
Si no hay generosidad y di¨¢logo se acabar¨¢ imponiendo una de las dos injusticias y viviremos en un mundo peor
Soy una persona feliz. Vivo en un pa¨ªs moderno, con servicios p¨²blicos excelentes pese a los recortes, sin guerras, sin odios raciales ni religiosos, con un clima envidiable. Puedo expresarme libremente. Disponemos de todos los ingredientes para ser felices.
Pero he tenido un mal sue?o que me ha hecho sufrir. A muchos les ha pasado lo mismo. Un fantasma recorre Catalu?a, recorre Espa?a, en forma de una ola de odio que se ha instalado en la mente de millones de ciudadanos y les produce una intensa ansiedad.
Se han construido relatos para enfrentar a la poblaci¨®n en dos bandos, que repiten consignas falsas, dise?adas por consultores a sueldo, ide¨®logos que convierten a los ciudadanos de uno y otro bando en seres amargados que odian a sus hermanos. WhatsApps, twitters, e-mails son armas de destrucci¨®n psicol¨®gica.
Cualquier peque?o detalle de una acci¨®n, se amplifica y eclipsa al conjunto de los hechos reales. Hemos perdido de vista la objetividad. Nadie es justo, aun siendo consciente de ello. Cualquier individuo se convierte en tu polit¨®logo de cabecera y quiere convencerte.
Se han creado marcos de pensamiento herm¨¦ticos, y nadie tiene la valent¨ªa o la inteligencia para salir de ellos. De los cientos de pancartas y eslogans que se han difundido, en estos meses/a?os, ninguno hace referencia a la lucha de clases, mejora salarial, explotaci¨®n laboral, al paro, ni a la defensa de los oprimidos. ?nicamente se denuncia la corrupci¨®n de los contrarios. La primera v¨ªctima de esta guerra es la verdad. La comida navide?a est¨¢ amenazada de convertirse en un peque?o Vietnam familiar.
Los independentistas han creado relatos dif¨ªciles de batir. Tras el dret a decidir lleg¨® el 1-O, una fecha que se recordar¨¢ siempre: porras contra urnas. Resistencia pasiva contra el cumplimiento de la ley. No va de independencia sino de democracia. Escrutinio de heridos, no de votos. Una parte gestiona emociones, mientras la fr¨ªa maquinaria del Estado tira de protocolo y olvida su coraz¨®n en casa. Es una lucha de emociones contra la raz¨®n. Se teme un corralito, el dinero de los catalanes es el principal refugiado pol¨ªtico. Las empresas huyen, la econom¨ªa se debilita y las consecuencias las pagar¨¢n en diferido los de siempre, los m¨¢s pobres.
Se declar¨® la Rep¨²blica Catalana, se aprob¨® el 155 y se fueron de fin de semana. El lunes se dieron cuenta de que hab¨ªan confundido el futuro con una presentaci¨®n PowerPoint que alguien les col¨®. Mientras tanto el crudo aparato judicial continu¨® activo. No entiende de pol¨ªtica¡ o s¨ª. Los Jordis y los miembros del Govern cesados han sido encarcelados, lo que inflama m¨¢s el conflicto.
Todo apunta a una repetici¨®n de los resultados el 21-D. Seguir la escalada de enfrentamientos y agravios no es soluci¨®n. El eslogan ¡°la calle es nuestra¡± se ha comunizado entre los dos grupos que movilizan centenares de miles de personas. Al final de la escalada tenemos la opci¨®n de una guerra civil aunque intente ser pac¨ªfica o la derrota de uno de los bloques con la consiguiente frustraci¨®n eterna de los perdedores. Si no resolvemos este problema, el enfrentamiento se impondr¨¢. La soluci¨®n a esta situaci¨®n surrealista parece un acertijo envuelto en un misterio. Pero es mucho m¨¢s f¨¢cil.
Valora lo que tienes, que es mucho. No te dejes arrastrar al enfrentamiento por el odio que siembran en tu mente. Valora a las personas por su actitud, no por su identidad, ni por sus or¨ªgenes. Cualquier identidad nacional es una estafa sentimental. Intenta entender los argumentos de la parte contraria, quiz¨¢s tienen algo de raz¨®n y se la hemos negado. Mejora la sociedad en beneficio de todos, no solo de unos cuantos.
Si no hay generosidad y di¨¢logo se acabar¨¢ imponiendo una de las dos injusticias y viviremos en un mundo peor con la mitad de los catalanes perpetuamente emprenyats. Tenemos un tesoro que se llama convivencia. No la arruinemos.
Luis Campo es consultor de televisi¨®n.
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