Carles Pastor, un periodista riguroso
En el terreno profesional no toleraba las imprecisiones, pero cuando ve¨ªa abatidos a los m¨¢s j¨®venes les echaba pacientemente una mano
Comenz¨® de muy joven en el mundo del periodismo. Eran tiempos en los que lo fundamental era el compromiso pol¨ªtico para ganar espacios de libertad. Nacido en Barcelona hace 69 a?os, Carles Pastor era una persona inquieta, lo que le llev¨® a situarse en la primera l¨ªnea en la lucha contra la dictadura franquista. Estudi¨® en la Escuela Oficial de Periodismo de Barcelona y en la Facultad de Filosof¨ªa y Letras de la Universidad de Barcelona, donde se licenci¨® en Periodismo e Historia, respectivamente. All¨ª hizo buenas migas con Carlos Mart¨ªnez Shaw, joven profesor en ambos centros y tambi¨¦n comprometido en la lucha por las libertades.
De esos a?os tambi¨¦n arranca su amistad con Xavier Vinader, periodista especialista en tramas negras y cloacas del Estado, y Oriol Arau, abogado defensor de Salvador Puig Antich, anarquista ejecutado por la dictadura militar. Los tres pasaron juntos unas vacaciones: Pastor puso el coche, un Seat 600, para hacer el viaje nada menos que a Suecia. Todos sobrevivieron a la aventura. Eran a?os de juventud en los que comparti¨® inquietudes pol¨ªticas con Francesc Arroyo o Xavier Vidal-Folch.
La descomposici¨®n del franquismo lo hall¨® trabajando en Mundo-Diario, diario forja de periodistas rebeldes. All¨ª codo con codo con ?ngel S¨¢nchez, Sebasti¨¢n Serrano, Kiko Cus¨ª, Francesc Baltasar, ?ngeles L¨®pez, August Puncernau y tantos otrosse libraba una batalla diaria contra la censura para contar lo que suced¨ªa en las convulsas calles de la Barcelona tardo-franquista. Despu¨¦s de esta primera etapa, Antonio Franco lo fich¨® para un proyecto nuevo que arrancaba justo entonces: El Peri¨®dico de Catalunya. All¨ª se breg¨® a¨²n m¨¢s en la pol¨ªtica catalana. Su especialidad eran las farragosas competencias auton¨®micas y los traspasos desde la Administraci¨®n central a la periferia. Sab¨ªa mucho, era riguroso y nunca persigui¨® cargos, una especie en v¨ªas de extinci¨®n en las modernas redacciones que empaquetan presuntos productos informativos. M¨¢s tarde se enrol¨® en la edici¨®n catalana de EL PA?S que en 1982 arranc¨® en Barcelona. Destacaron sus informaciones sobre el Caso Casinos que afectaba a Converg¨¨ncia y el Caso Filesa que implicaba a PSC y PSOE. Eran tiempos en que se fumaba en las redacciones. Su imagen mes¨¢ndose los cabellos, cigarrillo en mano, perdiendo sus tranquilas formas a la hora del cierre acompa?ar¨¢n siempre a quienes tuvieron el honor de compartir humo, nervios y mesa con ¨¦l.
Su defensa de los derechos de los trabajadores lo llev¨® en diversas ocasiones a ostentar su representaci¨®n a trav¨¦s de los comit¨¦s de empresa. En el terreno profesional no toleraba las imprecisiones, pero cuando ve¨ªa abatidos a los m¨¢s j¨®venes les echaba pacientemente una mano. Se pon¨ªa al teclado de cualquier terminal de Atex y rezurc¨ªa la informaci¨®n. Su ¨²ltima etapa profesional le llev¨® nuevamente a El Peri¨®dico donde fue Subdirector de Pol¨ªtica y m¨¢s tarde de Opini¨®n.
En su recorrido siempre tuvo a su lado a Maite, profesora de literatura. Ella fue su compa?era de toda la vida, con la que tuvo dos hijos ?lex y David. Estaba muy orgulloso de ellos. ?lex gan¨® con su proyecto de fin de carrera Larutanatural el premio al mejor corto internacional en Sundance. A David le sucedi¨® otro tanto con Movie (theatre) hero en el Coca Cola Refreshing Filmaker¡¯s Award. Carles y Maite se implicaron a fondo en la carrera de sus hijos. Apresurados, se les pod¨ªa ver acarreando catering para los rodajes de ?lex o David, directores tambi¨¦n de largometrajes como Carriers o Los ¨²ltimos d¨ªas.
Preocupado por la deriva del proc¨¦s, al dejar la actividad en El Peri¨®dico de Catalunya pas¨® a ocuparse de tareas informativas en la plataforma Federalistes d¡¯Esquerres. El jueves, y a causa de una enfermedad que arrastraba desde hac¨ªa meses, se fue un buen periodista, un profesional honesto de los que dignifican el oficio.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.