El poder suave catal¨¢n
En la ausencia de gran poder econ¨®mico, ir al cuerpo a cuerpo con Madrid tiene poco sentido. Hay que agudizar el perfil propio
El independentismo se ha convertido en el culpable perfecto al que cargar cualquier fracaso. Hay quien lo utiliza incluso con car¨¢cter anticipatorio. Por ejemplo, algunos de quienes ya dan por hecho que Barcelona no tendr¨¢ la Agencia Europea del Medicamento, y que evidentemente ser¨¢ por culpa del soberanismo. Es evidente que la situaci¨®n catalana preocupa en Europa y que hay un frenazo alarmante en la econom¨ªa del pa¨ªs, que puede llegar a tener graves consecuencias seg¨²n c¨®mo evolucionen las cosas. No hay nada peor que minimizar por razones pol¨ªticas e ideol¨®gicas lo que la ciudadan¨ªa ya percibe en su vida cotidiana: el consumo ha bajado, las inversiones est¨¢n paradas, nos movemos en un territorio pantanoso que podr¨ªa no tardar en empezar a engullir empleo. Y el que lo niegue est¨¢ en el pensamiento ilusorio que tantos desastres viene acumulando.
Pero hay preguntas que hay que formular si no se quiere caer en el manique¨ªsmo que es una forma de ignorancia estructural instalada en muchas mentes. Sin duda, la escalada independentista ha provocado temblores de conocidas consecuencias pol¨ªticas. Pero, resiguiendo el calendario de los momentos clave en el frenazo econ¨®mico, es fundado pensar que lo que m¨¢s da?o ha hecho a la econom¨ªa (a la catalana y a la espa?ola, que qui¨¦rase o no van juntas) es la sensaci¨®n que ha transmitido el Gobierno espa?ol de no ser capaz de controlar con garant¨ªas la totalidad de su territorio. Que durante cinco a?os el soberanismo se haya ido consolidando sin que el Ejecutivo espa?ol fuera capaz de encauzar el conflicto o que los servicios de informaci¨®n de una potencia como Espa?a no fueran capaces de descubrir el plan b del refer¨¦ndum independentista, en el que intervinieron varios miles de personas, no son precisamente datos que den confianza a los actores econ¨®micos, hoy cada vez m¨¢s internacionalizados. ?Qui¨¦n manda en Catalu?a? Que el propio presidente Rajoy formulara una vez en p¨²blico esta pregunta lo dice todo.
Los nubarrones sobre la econom¨ªa catalana no deben confundir las causas pr¨®ximas con las remotas. Y si Catalu?a se quiere replantear su futuro ha de tener en cuenta la evoluci¨®n de los ¨²ltimos a?os: el paso del capitalismo industrial al financiero y las transformaciones de la econom¨ªa espa?ola, empezando por las privatizaciones de las empresas p¨²blicas en tiempos de Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, han convertido a Madrid en una capital econ¨®mica global, y han dejado a Barcelona (y por ende a Catalu?a), lastrada adem¨¢s por los fantasmas del pujolismo, en otro ¨¢mbito. Pasqual Maragall lo entendi¨® y plante¨® el desaf¨ªo en el terreno del soft power. Los Juegos Ol¨ªmpicos son el icono de ello, pero solo es la bandera de mucho trabajo de fondo. Barcelona consigui¨® un lugar en el mundo a su modo, sin pedir permiso ni mirarse en el espejo de Madrid. Y as¨ª se hizo modelo de ¨¦xito. De alg¨²n modo Catalu?a deber¨ªa encontrar su singularidad en una especie de s¨ªntesis, con demoninaci¨®n de origen europea, entre California y Florida, con m¨¢s de la primera que de la segunda.
En la ausencia de gran poder econ¨®mico, ir al cuerpo a cuerpo con Madrid tiene poco sentido. Hay que agudizar el perfil propio. Mirando directamente al mundo y reforzando aquellas cosas que pueden generar un conglomerado del bienestar suficientemente atractivo. Siempre sin olvidar, que entre pa¨ªses operan vasos comunicantes y que, a menudo, la suerte de unos es la desgracia de otros. Catalu?a (y Espa?a en general) se beneficia en estos momentos, especialmente en turismo, de la cr¨ªtica situaci¨®n del entorno mediterr¨¢neo.
Las cartas catalanas est¨¢n ah¨ª. Prioridad a la investigaci¨®n de punta, con gran tradici¨®n en el ¨¢mbito de la medicina y la biotecnolog¨ªa. Un marco geogr¨¢fico, ambiental y cultural confortable, un pa¨ªs de proporciones muy humanas; y, por ende, una fuerza de atracci¨®n para much¨ªsimas personas: turismo, por supuesto, pero tambi¨¦n mucha gente que viene para quedarse o para largas estancias. Prioridad a este tri¨¢ngulo: alta tecnolog¨ªa (es decir, inversi¨®n en investigaci¨®n y universidades fuertes) y exportaci¨®n; humanismo cotidiano, que incluye salud y savoir vivre (la cultura catalana necesita un revulsivo urgente); y lugar de acogida y puertas abiertas. Barcelona, mestiza y compleja, es el motor. Ahora, les toca a los Comunes. Ven¨ªan de los movimientos sociales de izquierdas y s¨²bitamente se han encontrado ocupando la centralidad: como gobernantes de Barcelona y como espacio de resistencia a la bipolaridad pol¨ªtica. Ingente tarea. Y adem¨¢s, en minor¨ªa.
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