Sanar el cuerpo en Sant Pau o el alma en la Sagrada Familia
Dom¨¨nech i Montaner y Gaud¨ª rivalizaron durante la construcci¨®n de sus edificios
Ni a los m¨¦dicos ni a los pacientes ingresados en el hospital de la Santa Creu en el barrio del Raval de la ciudad de principios del siglo XX les apetec¨ªa mucho tener que desplazarse al nuevo recinto que se estaba construyendo fuera de la vieja Barcelona, en unos terrenos rodeados de campos, al pie de lo que entonces se conoc¨ªa como la Monta?a Pelada, hoy el parque del Guinard¨®. El 30 de junio de 1916 fueron seis enfermas las que ocuparon el primer pabell¨®n finalizado, el de Sant Salvador. Y tambi¨¦n fueron mujeres las primeras pacientes del de Sant Rafael que se inaugur¨® en abril de 1918.
La recreaci¨®n hist¨®rica de ese edificio permite tener una idea de c¨®mo era la vida y las condiciones de la medicina de hace un siglo: una gran sala con 28 camas de hierro blanco alineadas contras las paredes. Un espacio que se completaba con una sala de visitas, en forma de glorieta a la entrada, y un peque?o altar. En la recreaci¨®n no hay 28 camas pero se ha reservado una parte del pabell¨®n para colocar algunas y evocar el pasado. No se trata de una rehabilitaci¨®n en s¨ª, sino de la eliminaci¨®n de los elementos que se le fueron a?adiendo. "Se ha recuperado la volumetr¨ªa original y se ha conservado tal cu¨¢l las baldosas de cer¨¢mica, incluso se aprecian las tiras de sujeci¨®n que se fueron colocando entre ellas para evitar que cayeran", explica el escen¨®grafo Ignasi Cristi¨¤ que junto con el muse¨®logo Sergi Martin se han encargado de la intervenci¨®n. Unos plafones alineados a lo largo de la gran estancia explican la historia de Sant Rafael, la del conjunto hospitalario y, en cierto modo, tambi¨¦n la evoluci¨®n de la propia medicina y de Barcelona.
Sant Rafael fue ocupado durante sus primeros a?os de vida por mujeres enfermas no infecciosas del aparato digestivo. Ten¨ªa planta y subterr¨¢neo, una disposici¨®n que, como otros de los pabellones, se alter¨® con la presi¨®n de las necesidades a partir de la universalizaci¨®n de la cobertura sanitaria. Fue a partir de los 60 y los 70 cuando se crearon forjados intermedios para hacer hasta tres pisos. El volumen y la riqueza de los archivos de Sant Pau han facilitado la reconstrucci¨®n del devenir de ese pabell¨®n, de c¨®mo en la planta subterr¨¢neo se colocaron los primeros aparatos de rayos X en 1929 y de los m¨²ltiples y variados usos que ha tenido. Desde 1929 a 1936 se dedic¨® a traumatolog¨ªa de hombres, durante la guerra a cirug¨ªa ortop¨¦dica-la mayor¨ªa eran heridos en el conflicto- , hasta 1981 se destin¨® a medicina interna y en su ¨²ltimo periodo de vida, hasta 2009, fue ocupado por la unidad de hematolog¨ªa. En algunas baldosas, en verde p¨¢lido, se ve una "R", la inicial que correspond¨ªa a Rafael Rabell, el mecenas que sufrag¨® su construcci¨®n que cost¨® 214.000 pesetas y que se encareci¨® a consecuencia de la subida de los precios de los materiales despu¨¦s de la Gran Guerra.
Los plafones muestran algunas im¨¢genes de las primeras d¨¦cadas de la zona de Sant Pau dif¨ªciles de reconocer. Tierras de cultivo y en diagonal hacia el mar, la Sagrada Familia en una incipiente construcci¨®n con el perfil de algunas de sus torres. Cuenta la historia del recinto y de la ciudad que los dos autores de ambos complejos, uno sanitario y otro religioso, llegaron a rivalizar. "Primero el cuidado del alma y luego la sanaci¨®n", sosten¨ªa Gaud¨ª a lo que Dom¨¨nech i Montaner replicaba: "Es al rev¨¦s, primero hay que ocuparse de los cuerpos y luego del alma". La Sagrada Familia se empez¨® a construir en 1882 y un a?o despu¨¦s se hizo cargo Gaud¨ª de proseguirla mientras que las obras del recinto de Sant Pau se iniciaron en 1902. En 1926 se abri¨® la avenida Gaud¨ª.
A quienes hayan sido pacientes o familiares que acompa?aban a los enfermos en el hospital de Sant Pau les resultar¨¢ muy familiar la luminosa sala de visitas recreada en el acceso al pabell¨®n de Sant Rafael que se sumar¨¢ a los espacios que se pueden visitar del recinto hist¨®rico, adem¨¢s de una parte del kil¨®metro de los t¨²neles que serv¨ªan de comunicaci¨®n entre los pabellones y los jardines. En Sant Rafael habr¨¢ una segunda fase en la que se est¨¢ trabajando conjuntamente con los museos de historia de medicina de Catalu?a para realizar exposiciones temporales del instrumental m¨¦dico de los primeros a?os del siglo pasado.
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