Un siglo perdido

El rescate, tras m¨¢s de cien a?os de olvido, de dos dramas l¨ªricos modernistas de Enric Granados con libreto de Apel.les Mestres -Picarol y Gaziel, estrenados en 1901 y 1906, respectivamente-, supone un nuevo ¨¦xito de la Orquestra de Cadaqu¨¦s y la Editorial Trit¨® en su cruzada por la recuperaci¨®n del legado del compositor catal¨¢n. Brill¨® su sencillo encanto l¨ªrico en el reestreno moderno -el jueves en el Auditori Enric Granados de Lleida y el viernes en el Petit Palau de Barcelona- en versi¨®n de c¨¢mara bajo la batuta de Jaime Mart¨ªn, con eficaz dramaturgia de Marc Rosich y precarios medios t¨¦cnicos.

Vieron la luz hace m¨¢s de un siglo en una Barcelona agitada por la fiebre wagneriana que, gracias al empe?o de Enric Morera, propici¨® el estreno en sus temporadas de Teatre L¨ªric Catal¨¤ de piezas en un acto, breves, capaces de plantar cara al g¨¦nero chico. A pesar del ¨¦xito inicial de p¨²blico, la zarzuela catalana fue desapareciendo del mapa hasta su desaparici¨®n, no siempre f¨¢cil de explicar.

Cuesti¨®n de modas y gustos del p¨²blico pueden explicar el ocaso de un teatro l¨ªrico catal¨¢n que merec¨ªa mejor futuro. Lo que no tiene explicaci¨®n l¨®gica es el siglo largo de olvido que sufre este legado, incluido el firmado por autores tan reconocidos como Granados. Hay que aplaudir por tanto su recuperaci¨®n, gracias a la complicidad del Auditori de Lleida, la Orquestra de Cadaqu¨¦s y el ciclo BCN Cl¨¤ssics en el marco del doble aniversario Granados: centenario de su muerte en el 2016 y celebracion este a?o de 150? aniversario de su nacimiento en Lleida.?

Rosich va directo al grano: lo importante es redescubrir la partitura, as¨ª que, opta por podar los largos di¨¢logos y enlaza las dos comedias utilizando como nexo de uni¨®n al poeta protagonista de Gaziel, interpretado con bella voz l¨ªrica por el tenor Marc Sala; su personaje aparece como autor de Picarol, cuya trama, inspirada en Notre-Dame de Par¨ªs, de Victor Hugo, nos presenta a un buf¨® -buena actuaci¨®n del bar¨ªtono Toni Marsol-, enamorado de una princesa.

En la otra pieza, el poeta recibe la visita del genio femenino Gaziel, con aires de Mefist¨®feles de sal¨®n burgu¨¦s. Las sopranos Anna Riera y Cristina Segura defendieron los papeles femeninos con musicalidad, pero, al igual que el resto de solistas, no salieron airosos en las partes habladas, que exigen otra proyecci¨®n vocal.

Con una direcci¨®n flexible, Mart¨ªn recre¨® tanto el sencillo lirismo como la comicidad de los n¨²meros musicales. Pero jugaron en contra las limitaciones t¨¦cnicas del escenario y la ubicaci¨®n en la platea del Petit Palau de los efectivos del Ensemble de la Orquestra de Cadaqu¨¦s y el Cor de Cambra del Auditori Enric Granados, que tuvo funestos resultados en el terreno ac¨²stico. Y qued¨® claro que, para mostrar de forma ¨®ptima el valor de este repertorio, a las buenas intenciones hay que sumar mayores recursos t¨¦cnicos y art¨ªsticos.

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