Cuando faltan comas y a?os
Concierto de clausura de la programaci¨®n l¨ªrica de A Coru?a con afinaci¨®n irregular en la voz de Pretty Yende y olvido de 50 a?os de historia de Amigos de la ?pera
Amigos de la ?pera de A Coru?a ha celebrado este viernes el concierto de clausura de la Programaci¨®n L¨ªrica de A Coru?a (PLAC) 2017, conmemorativo del 65? aniversario de Amigos de la ?pera de A Coru?a. Fue protagonizado por la soprano Prettty Yende (Piet Retief, Rep¨²blica de Sud¨¢frica, 1985), acompa?ada por la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia dirigida por Kemal Khan. En el Teatro Rosal¨ªa se vivi¨® el esperado ambiente de acontecimiento al entrar y los habituales comentarios laudatorios que se oyen a la salida. Entre uno y otros, la realidad del concierto.
Realidad divisible en dos: la conmemoraci¨®n del aniversario y la puramente musical. En cuanto a esta ¨²ltima, la soprano sudafricana luci¨® las cualidades vocales que permiten compararla con lo que un m¨²sico, jugando con el origen de la cantante, comentaba a la salida: ¡°Un diamante en bruto¡±, como los que salen de las minas de la tierra que la vio nacer.
Efectivamente, Yende tiene en su voz todas las posibilidades de desarrollo: tesitura adecuada a los papeles de l¨ªrica-ligera, agilidades adecuadas, un hermoso timbre ¨Calgo falto de brillo en los agudos al inicio del concierto, mejor¨® a lo largo de este- y una expresividad que justifica sobradamente ese ¡°encanto magn¨¦tico¡± que figura en su curr¨ªculum. Algo con lo que ella juega de una forma natural y que le da una presencia esc¨¦nica con la que, literalmente, se mete al p¨²blico en el bolsillo desde el principio de su actuaci¨®n.
Color de voz, gran expresividad (tambi¨¦n gestual y corporal), unidos a su atractivo innato y/o esa presencia esc¨¦nica natural o bien trabajada, le permiten llegar al auditorio por encima de sus evidentes fallos de afinaci¨®n. Esto se hace especialmente evidente tras los solos en cadencia m¨¢s largos, cuando las notas de la orquesta difer¨ªan m¨¢s que perceptiblemente de las de la cantante, algo que esta trata de solucionar, cuando tiene ocasi¨®n, retardando ligeramente la propia nota, ajust¨¢ndola entonces al acompa?amiento.
Esas ocasiones se prodigaron de principio a fin del concierto, errando a veces algo m¨¢s que esas peque?as ¡°comas¡± de la afinaci¨®n musical que marcan la diferencia con lo correcto en cantantes e instrumentistas de cuerda frotada (en m¨²sica, las comas son la cuarta parte de un semitono diat¨®nico entre notas de diferente nombre y la quinta de uno crom¨¢tico, entre notas del mismo nombre).
Y fue tambi¨¦n algo m¨¢s de una quinta parte, la ¨²ltima de la historia de Amigos de la ?pera, la ¨²nica que tuvo presencia en una proyecci¨®n de v¨ªdeos durante el descanso, conteniendo momentos de anteriores festivales o temporadas de la asociaci¨®n. La proyecci¨®n estaba anunciada tan solo en un trozo de papel impreso metido entre las hojas del programa de mano. Su realizaci¨®n -con las luces a medio encender, p¨²blico entrando y saliendo de la sala con los consiguientes ruidos y corrientes de aire por tener las puertas abiertas- fue realmente ca¨®tica. Su contenido, dejando de lado los primeros 50 a?os de historia de la asociaci¨®n l¨ªrica coru?esa, dej¨® un vac¨ªo dif¨ªcil de comprender y profundamente injusto.
Esto es especialmente significativo si se tiene en cuenta el amplio archivo visual y fonogr¨¢fico acumulado por Amigos de la ?pera a los largo de sus 65 a?os. Y es injusticia que se hace con quienes fundaron y dirigieron previamente la asociaci¨®n ¨CCristino ?lvarez, Agust¨ªn Hervella o Antonio Vasco- y con quienes, con enorme esfuerzo y medios mucho m¨¢s escasos que los de estos ¨²ltimos a?os de penuria presupuestaria, lograron poner en pie funciones de innegable calidad. Es el caso tanto del propio Antonio Vasco como quien le precedi¨® como responsable de la programaci¨®n durante largos a?os, Luis Iglesias de Souza.
Tambi¨¦n es injusticia que se hace con las representaciones de los primeros 50 a?os de Amigos de la ?pera, que mantuvieron y elevaron durante medio siglo la cultura l¨ªrica de la ciudad. Tras aquel lejano Il trovatore fundacional y ¨®peras de repertorio de los primeros a?os, se cont¨® con la presencia de j¨®venes talentos que habr¨ªan de convertirse en estrellas: como Alfredo Kraus, Montserrat Caball¨¦, Victoria de los ?ngeles o el eterno e incombustible Leo Nucci.
Y, entre las funciones de las que puedo dar testimonio directo, producciones como el Andrea Chenier de 1992 ¨Cprimera con la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia en el foso; La fille du R¨¦giment en que ?ngeles Blancas tom¨® en 1995 el relevo generacional familiar; el Turandot de 1996, una soberbia producci¨®n del Gran Teatro de Palma de Mallorca digna de cualquier gran teatro de ¨®pera internacional, o el descubrimiento para A Coru?a de nuestra Mar¨ªa Jos¨¦ Moreno en Los cuantos de Hoffmann de 1997.
Tambi¨¦n habr¨ªan sido dignas de figurar alguna de las dos o tres representaciones de Porgy end Bess; todo el festival de 1999, con una Boh¨ºme de fulgurante reparto juvenil, la soberbia Manon de Sun Eum Kim (excepcional Marguerite en el Fausto de 2000) y el valor en todos los sentidos de programar dos ¨®peras de c¨¢mara de Menotti, El tel¨¦fono y La M¨¦dium, que abrieron perspectivas a los oper¨®filos coru?eses.
Amigos de la ?pera, en definitiva, forma parte de la historia de A Coru?a desde hace mucho tiempo y no es de recibo la autocomplaciencia excluyente de quienes, dignos tambi¨¦n de reconocimiento por su trabajo, heredaron su historia. Historia que habla de tiempos tanto o m¨¢s duros que los actuales -y no digamos que los de la primera d¨¦cada de este siglo. XXI-, sin la que nada de lo que actualmente se hace habr¨ªa sido posible.
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