Independencia para dejar en el olvido el 3%
El avance del secesionismo coincide con la acumulaci¨®n de pruebas de la corrupci¨®n de Converg¨¨ncia
Aquella foto es irrepetible. Primero, porque solo uno de sus protagonistas ¡ªel defensor del pueblo catal¨¢n, Rafael Rib¨®¡ª sigue en su puesto. Y, sobre todo, porque la situaci¨®n pol¨ªtica en Catalu?a la hace, a estas alturas, inviable. En febrero de 2013, con el proceso independentista ya en marcha aunque en estado embrionario, Artur Mas convoc¨® con toda la pompa una ¡°cumbre anticorrupci¨®n¡±. Acudieron a la cita, en el Palau de la Generalitat, todos los cargos institucionales involucrados en combatirla. Entre otros, el fiscal superior de Catalu?a, Mart¨ªn Rodr¨ªguez Sol ¡ªm¨¢s tarde forzado a dimitir por defender una consulta ¡°legal¡±¡ª; el director de la Oficina Antifraude de Catalu?a, Daniel de Alfonso ¡ªdestituido por sus conspiraciones pol¨ªticas con el ministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz¡ª, y el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a (TSJC), Miguel ?ngel Gimeno, hoy al frente de Antifraude.
Mas se encontraba ya contra las cuerdas. Tras una primera y breve legislatura en la que hab¨ªa acometido los mayores recortes en salud y educaci¨®n con apoyo del Partido Popular, el president sali¨® al paso de las cr¨ªticas anunciando, para las elecciones de noviembre de 2012, la celebraci¨®n de un refer¨¦ndum sobre la independencia. El proc¨¦s se pon¨ªa en marcha. Para entonces, el oasis catal¨¢n ya era historia y la corrupci¨®n de Converg¨¨ncia empezaba a aflorar en los tribunales. El caso Palau hab¨ªa aportado indicios s¨®lidos de que Converg¨¨ncia, el partido de Mas, hab¨ªa cobrado 6,6 millones de euros en comisiones ilegales a cambio de la adjudicaci¨®n de obra p¨²blica durante el ¨²ltimo Gobierno de Jordi Pujol (1999-2003). El caso ITV, por su parte, se?alaba directamente a un peso pesado del nacionalismo: Oriol Pujol, n¨²mero dos de Converg¨¨ncia, hijo del expresident y destinado a sucederle. Este verano, el delf¨ªn de Mas ha aceptado una condena de dos a?os y medio por cobrar sobornos y por un delito de tr¨¢fico de influencias.
Tras reunir en el Palau a fiscales, jueces y altos cargos institucionales, Mas se mostr¨® satisfecho. Todos hab¨ªan aportado sus ideas para combatir la corrupci¨®n. ?l mismo se mostr¨® partidario de hacer ¡°limpieza¡±. Entre otras cosas, por el bien del proc¨¦s: ¡°Estamos en un momento muy delicado desde el punto de vista econ¨®mico y del proceso nacional¡±, dijo Mas. ¡°Ahora m¨¢s que nunca¡±, a?adi¨®, ¡°es necesaria esa percepci¨®n de que aqu¨ª las cosas funcionan bien y de que la gente aqu¨ª tiene un comportamiento honesto¡±.
Casi cinco a?os despu¨¦s de aquel encuentro imposible ¡ªla Fiscal¨ªa se querell¨® contra Mas por la consulta del 9-N y el TSJC le conden¨® por desobediencia¡ª aquellas promesas de regeneraci¨®n han quedado en nada. Las propuestas de mayor transparencia murieron ahogadas por una prioridad m¨¢s perentoria (el proc¨¦s) y, tambi¨¦n, por el estallido de nuevos esc¨¢ndalos de corrupci¨®n (el caso 3%) que obligaron a Converg¨¨ncia a reinventarse y a cambiar su nombre por el de PDeCAT.
Huida desesperada
La interpretaci¨®n m¨¢s com¨²n entre los partidos no independentistas es que la apuesta de Mas ¡ªy con ¨¦l, de la antigua Converg¨¨ncia¡ª por recorrer la senda de la secesi¨®n no fue m¨¢s que una desesperada huida adelante. El expresident necesitaba superar dos circunstancias adversas para garantizar su supervivencia pol¨ªtica en Catalu?a. Por un lado, las cr¨ªticas por el tijeretazo: en 2011, durante el debate de los Presupuestos que aprobaron el plan de austeridad, tuvo que acceder al Parlament en helic¨®ptero por las protestas de los indignados, que rodearon el hemiciclo. Por otro lado, el bochorno causado por el alud de casos de corrupci¨®n. ¡°Han tapado la corrupci¨®n con una gran estelada¡±, insiste estos d¨ªas de campa?a, por ejemplo, la candidata de Ciudadanos a la presidencia de la Generalitat, In¨¦s Arrimadas.
En sentido contrario, los independentistas creen que el Gobierno de Mariano Rajoy aprovecha el desaf¨ªo secesionista para ocultar los casos de corrupci¨®n que afectan a su partido. Al combatir a los independentistas, argumentan, el Ejecutivo desv¨ªa la atenci¨®n sobre otros asuntos. La alusi¨®n a las ¡°cloacas del Estado¡± y a la ¡°guerra sucia¡± promovida por sectores del Ministerio del Interior ha sido constante en los a?os de proc¨¦s en Catalu?a.
Al margen de esa supuesta mano negra, lo cierto es que la corrupci¨®n (vieja y nueva) ha seguido aflorando ya en pleno auge del proc¨¦s. En el verano de 2014, mientras la Generalitat preparaba el refer¨¦ndum de independencia del 9 de noviembre de ese a?o ¡ªque no ten¨ªa car¨¢cter vinculante, pero que acab¨® celebr¨¢ndose pese a ser prohibido por el Tribunal Constitucional¡ª sal¨ªan a la luz dos de los casos m¨¢s sonados. Por un lado, el caso 3%, que investiga c¨®mo el presunto pago de comisiones a Converg¨¨ncia por obra p¨²blica sigui¨® en marcha tambi¨¦n en ¨¦poca de Mas. Por otro lado, la confesi¨®n del expresident Pujol sobre la existencia de una herencia familiar oculta en Andorra y de origen sospechoso.
Olvidada por los independentistas por las urgencias del proc¨¦s, otros s¨ª que se acuerdan de la corrupci¨®n. Como Gimeno, que acudi¨® a la cita con Mas como jefe del TSJC y que desde hace un a?o dirige el organismo de lucha contra el fraude en Catalu?a. D¨ªas antes del inicio de la campa?a, Gimeno pidi¨® a los partidos que incluyeran, en sus programas, medidas de lucha contra la corrupci¨®n. Por ejemplo, proteger a los alertadores, las personas que denuncian pr¨¢cticas irregulares. Le han hecho caso a medias. Lo que Gimeno no ha logrado, sin embargo, es que la corrupci¨®n ocupe el lugar que, por su repercusi¨®n social, merece. El debate sobre c¨®mo combatir esta lacra apenas goza de espacio en los m¨ªtines y actos electorales de una campa?a polarizada por la independencia. Cuando aparece, la corrupci¨®n lo hace solo como arma arrojadiza contra el rival.
Los candidatos est¨¢n pasando, al menos por ahora, de puntillas por la corrupci¨®n. Si la mencionan, nunca es para admitir la propia, sino para denunciar la de los dem¨¢s. Se convierte as¨ª en un argumento m¨¢s para combatir al adversario. Lo hizo en el arranque de campa?a el expresident Carles Puigdemont. Afirm¨®, por videoconferencia desde Bruselas, que los catalanes tienen memoria, ¡°no como los discos duros¡± del PP. Una alusi¨®n a la reciente decisi¨®n de una juez de Madrid de llevar a juicio al PP por la destrucci¨®n de los ordenadores del extesorero Luis B¨¢rcenas.
Puigdemont eludi¨®, en cambio, los casos que afectan a su partido, Converg¨¨ncia. Centrado en denunciar la represi¨®n del Estado (155, ¡°presos pol¨ªticos¡±...) ni Puigdemont ni su equipo parecen recordar las viejas promesas convergentes de hacer m¨¢s transparente la gesti¨®n p¨²blica. Evitar otro caso Palau o un nuevo caso 3% ya no es una prioridad. Ni siquiera cuando est¨¢ pr¨®xima a conocerse la sentencia por el expolio del Palau de la M¨²sica, que podr¨ªa probar por primera vez la financiaci¨®n irregular de la formaci¨®n nacionalista.
Arrimadas s¨ª recuerda el caso 3% que, aunque est¨¢ en fase de investigaci¨®n, acumula indicios s¨®lidos contra figuras como el exdiputado Germ¨¤ Gord¨®. La candidata de Ciudadanos no desarrolla demasiado el discurso, sino que cita el 3% solo como una raz¨®n m¨¢s para acabar con el proc¨¦s. La munici¨®n la ten¨ªa preparada ya en la rec¨¢mara el primer d¨ªa de campa?a y dispara con ella a diario: ¡°Hemos escuchado cosas como el ¡®Espanya ens roba¡¯, esa frase maldita que han utilizado para tapar lo que se estaba robando con el tres, el cuatro y el cinco por ciento en Catalu?a¡±.
Los rivales directos de Junts per Catalunya ¡ªen el bloque independentista¡ª y de Ciudadanos ¡ªen el constitucionalista¡ª mantienen un calculado silencio. Esquerra Republicana apenas ha abordado el asunto: la n¨²mero dos de la candidatura, Marta Rovira, ha aludido a una ¡°rep¨²blica sin corrupci¨®n¡±, mientras que Toni Castell¨¤ ha pedido a la gente ¡°honesta¡± que antes votaba a Converg¨¨ncia que lo haga esta vez en favor de los republicanos. Las referencias del PSC tambi¨¦n son tangenciales. El candidato a la presidencia de la Generalitat, Miquel Iceta, dice que ser¨¢ un presidente honesto. ¡°No porque no robe, sino porque no enga?ar¨¦ a los catalanes¡±.
Nadie hace bandera
M¨¢s a la izquierda, la CUP y Catalunya en Com¨²-Podem tampoco han hecho por ahora bandera de la lucha contra la corrupci¨®n en sus m¨ªtines, pero son los dos partidos que recogen en sus programas un mayor n¨²mero de propuestas. Los anticapitalistas abogan por una ¡°rep¨²blica con corrupci¨®n cero¡± y plantean incorporar el delito de enriquecimiento il¨ªcito ¡ªque existe en Francia, pero no en Espa?a¡ª; por dotar de m¨¢s recursos a polic¨ªa y jueces y por fiscalizar al mismo nivel a los partidos que a sus fundaciones afines. La candidatura de Xavier Dom¨¨nech, por su parte, plantea que las empresas con condenados por corrupci¨®n o con sucursales en para¨ªsos fiscales no puedan contratar con la Administraci¨®n p¨²blica.
Casi todos los partidos aluden a la necesidad de blindar a los alertadores, de limitar los aforamientos y de controlar mejor las puertas giratorias y las incompatibilidades de altos cargos. Con variantes, la CUP, Podem, Ciudadanos y ERC ¡ªesta ¨²ltima subraya que sea Antifraude la que asuma esas competencias¡ª coinciden en esos planteamientos.
Los m¨¢s r¨¢canos con la corrupci¨®n en sus programas electorales son el PSC, el PP y Junts per Catalunya. Los socialistas ni siquiera mencionan la palabra ¡°corrupci¨®n¡± y hablan solo de mayor ¡°transparencia¡± e ¡°integridad¡± en la contrataci¨®n p¨²blica y en la Administraci¨®n. Tambi¨¦n de forma gen¨¦rica, la candidatura que encabeza Puigdemont pide ¡°fortalecer los mecanismos¡± de prevenci¨®n y adoptar, en la futura rep¨²blica, los ¡°est¨¢ndares m¨¢s avanzados¡± para lograr ¡°tolerancia cero¡±. El PP, por su parte, solo se compromete a ¡°un Gobierno limpio y leal¡± y a no llevar imputados en sus listas.
Dos comisiones, pero pocos avances reales
El Parlamento catal¨¢n ha debatido a fondo sobre la corrupci¨®n en dos ocasiones a lo largo del proc¨¦s. La primera fue en 2015 en la llamada "comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el fraude y la evasi¨®n fiscal", que se constituy¨® tras la confesi¨®n del expresidente Jordi Pujol de que su familia hab¨ªa mantenido una herencia oculta a Hacienda, durante m¨¢s de 30 a?os, en Andorra. Adem¨¢s del show provocado por la presencia de casi todos los miembros de la familia Pujol ¡ªla matriarca, Marta Ferrusola, defendi¨® que su familia no tiene apenas patrimonio¡ª, la comisi¨®n no sirvi¨® demasiado para avanzar en medidas contra la corrupci¨®n. Pujol fue reprobado, lo mismo que otros cargos pol¨ªticos (Alicia S¨¢nchez Camacho, Manuel Bustos o Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz).
En abril de 2017 concluy¨® una segunda comisi¨®n de investigaci¨®n, bautizada en esa ocasi¨®n como ¡°comisi¨®n de estudios de medidas contra la corrupci¨®n¡±, en el que se dio v¨ªa libre a casi 250 propuestas para mejorar la transparencia y las buenas pr¨¢cticas en la administraci¨®n. Entre otras recomendaciones, la C¨¢mara aut¨®noma pidi¨® el despliegue de la ley de transparencia, que se facilite el acceso a la informaci¨®n por parte de la ciudadan¨ªa, que se refuerce el r¨¦gimen de incompatibilidades, que no haya candidatos imputados en las listas electorales o que se proh¨ªban las donaciones a las fundaciones de los partidos. Con todas las energ¨ªas del Gobierno catal¨¢n y de los partidos puestas en el refer¨¦ndum del 1 de octubre ¡ªpara impulsarlo o para evitarlo, seg¨²n los casos¡ª, las propuestas han quedado por ahora en un caj¨®n.
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