Desigual beligerancia
En las entrevistas a los candidatos en TV-3, unos recibieron excesiva metralla y otros, apenas nada; Puigdemont tuvo un trato indulgente
Las entrevistas electorales, precisamente por serlo, no han de consistir en que el invitado repita impert¨¦rrito los mantras propagand¨ªsticos de la campa?a. Han de ser inc¨®modas. Debe haber preguntas, repreguntas, el periodista ha de rebatir datos maliciosos o err¨®neos. En fin, el arsenal tradicional del oficio. En la serie de entrevistas de TV3, su director, Vicent Sanch¨ªs, los utiliz¨® y en eso no puede haber reproche. Donde s¨ª hubo parcialidad fue en que no administrara la misma dosis de medicina a todos. Unos recibieron mucha, excesiva metralla y otros, apenas nada. En este sentido, el candidato Carles Puigdemont tuvo un tratamiento por su parte sumamente indulgente. Hab¨ªa empat¨ªa y lo demostr¨® en la despedida. Mientras a Puigdemont le dese¨® mucha salud y mucha fuerza, otros se marcharon del plat¨® sin frase gentil o de buenos deseos (In¨¦s Arrimadas). Marta Rovira tuvo que escuchar una comparativa entre el tono combativo que hab¨ªa mostrado en esta entrevista y lo apagada que estuvo en otra cadena. A Miquel Iceta le dijo que ¡°estamos confusos y usted tambi¨¦n¡±. Xavier Dom¨¨nech recibi¨® la advertencia de que el optimismo exagerado se equivoca. A lo que el candidato replic¨® con aquello del optimismo de la voluntad que le pareci¨® ¡°muy bonito¡± al director de TV3. Carles Riera se fue con un ¡°much¨ªsimas gracias¡± y a Xavier Garc¨ªa Albiol le dijo que ¡°era un placer¡± discutir con ¨¦l y que deseaba repetirlo. Un placer que el periodista debe sentir de los tiempos de la gresca tertuliana y de la que no se ha desprendido. Dio mucha opini¨®n y m¨¢s all¨¢ de proc¨¦sy futuras alianzas pregunt¨® poco o nada sobre otras pol¨ªticas (sociales, infraestructuras¡).
Sobre el desigual grado de beligerancia del entrevistador con cada candidato es dif¨ªcil establecer un baremo. Pero puede resultar indicativo fijarse en el n¨²mero de intervenciones (ya sean preguntas, comentarios, r¨¦plicas o aspavientos) del periodista en cada entrevista. Un n¨²mero de intervenciones que no distingue entre las amables y las inc¨®modas, pero que s¨ª aproxima a la tranquilidad, o no, con que pudo expresarse el entrevistado, organizando su discurso con pocas o muchas interrupciones. En un programa de media hora, los que tuvieron un trato de mayor sosiego fueron Riera y Puigdemont. Hubo una treintena, dos arriba, dos abajo, de intervenciones del entrevistador. Con Garc¨ªa Albiol se lleg¨® a la cuarentena. Dom¨¨nech y Rovira rozaron la sesentena. Y Arrimadas e Iceta la superaron. As¨ª no era extra?o escuchar de algunos invitados, y m¨¢s de una vez, rogativas para poder seguir explic¨¢ndose sin tanta interrupci¨®n. ¡°Permeti que li digui¡± (Iceta), ¡°Si em deixa contestar¡± (Arrimadas) o ¡°deixi¡¯m acabar¡± (Dom¨¨nech).
Con Riera preocupaba al entrevistador que la CUP pudiera negarse a investir un gobierno independentista que no mostrara mucha convicci¨®n en el camino unilateral. Y, de la biograf¨ªa personal del candidato, lo que m¨¢s perplejidad le causaba era que mantuviera cierta herencia intelectual marxista-leninista. Con Garc¨ªa-Albiol, la parte final se dedic¨® a la propia TV3, con Garc¨ªa-Albiol acus¨¢ndola de manipuladora e interpelando al entrevistador y Vicent Sanch¨ªs sacando sueldos de los directivos de TVE. Uno de los leit-motiv con Arrimadas fueron los pactos de Ciutadans con el PP a pesar de su discurso regeneracionista contra la corrupci¨®n. Con Marta Rovira, las preguntas apuntaban a saber si ERC, al margen de los resultados, har¨ªa presidente a Puigdemont, si desobedecer¨¢n nuevamente y que Rovira explicara si realmente en octubre estaban preparados para la independencia y no se esperaban la reacci¨®n del Estado. Las respuestas no convencieron a Vicent Sanch¨ªs que, m¨¢s de una vez, lament¨® que la candidata no respondiera a sus preguntas. Incluso le reproch¨® que hiciera proclamas en lugar de dar respuestas. En algunas desisti¨® de repetir la pregunta ¡°porque usted no las contesta¡±.
Con Dom¨¨nech, lo que buscaba Sanch¨ªs era que le dijera claramente con qu¨¦ partidos se alinear¨ªa para formar gobierno. Le dedic¨® al asunto una docena de minutos. Ello oblig¨® a Dom¨¨nech a explicar reiteradamente que su partido no iba al Parlament a dirimir entre bloques, una situaci¨®n est¨¢tica, sino a transformar el mapa pol¨ªtico. No s¨¦ qu¨¦ entendi¨® Sanch¨ªs, pero en la entrevista a Iceta le dijo que Dom¨¨nech hab¨ªa dicho que de ninguna de las maneras lo votar¨ªa para presidente de la Generalitat. Pero Dom¨¨nech no hab¨ªa excluido un acuerdo con el PSC si sal¨ªa del bloque del 155. Iceta fue quien formul¨® la duda m¨¢s clara sobre la neutralidad del entrevistador: "?Usted me est¨¢ defendiendo alguna posici¨®n concreta? Pensaba que el debate era el lunes¡±. Eso, el debate es el lunes y el moderador (sic), Vicent Sanch¨ªs.
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