Estimulante juego de actrices

En su segunda pieza teatral, Di and Viv and Rose, la actriz y dramaturga brit¨¢nica Amelia Bullmore explica la historia de una amistad protagonizada por tres chicas que comparten piso de estudiantes en la londinense Mossbank Road. Son tan distintas como sus anhelos e inquietudes, pero su relaci¨®n desafiar¨¢ el paso el tiempo. Cristina Genebat (Viv), Marta Marco (Di) y una inmensa Clara Segura (Rose) disparan la carga vital de esta exitosa obra ¡ªLes noies de Mossbank Road,en versi¨®n catalana de Roser Batalla¡ª que La Villarroel estrena en un montaje de S¨ªlvia Munt tan divertido, emotivo y duro como la vida misma.

Bello montaje y magn¨ªfica en su sencillez la escenograf¨ªa de Enric Planas, la iluminaci¨®n de Sam Lee y los audiovisuales de Raquels Cors y Daniel Lacasa, con una carga po¨¦tica que ilumina las paredes del desnudo escenario con dibujos en tiza que evocan espacios de encuentro ¡ªuna estaci¨®n de trenes, una casa en el campo, un apartamento en Nueva York¡ª en los que afloran los sentimientos de tres amigas que encarnan tres maneras distintas de entender y sentir la vida.

Pocos y bien usados elementos ¡ªun tel¨¦fono, tres sillas, un sill¨®n, un ventilador de pie, y poco m¨¢s¡ª, delimitan la casa de Mussbank, acierto que agiliza los cambios de escena y tiempo que recorren casi tres d¨¦cadas de relaci¨®n, con los felices y rockeros a?os sesenta, reflejados con gracia por el colorista vestuario de Antonio Belart, como punto de partida. Ver el rastro de sus vivencias en esa pizarra de emociones y recuerdos es la joya escenogr¨¢fica del montaje.

Hay giros dram¨¢ticos que ponen a prueba los v¨ªnculos de amistad en un texto que, sin renunciar a la carga feminista, es un canto a la amistad como refugio de vidas compartidas. Y, aunque Bullmore abusa de estereotipos al perfilar el desenfrenado apetito sexual de Rose, el feminismo radical y la pedanter¨ªa de Viv o la homosexualidad y rabia de Di, escena a escena, vemos c¨®mo se va forjando esa complicidad que acabar¨¢ uni¨¦ndolas tras recibir duros golpes de la vida.

Clara Segura est¨¢ radiante, pasa de la sonrisa juvenil a la tristeza y el desencanto de la madurez con armas de actriz portentosa en los gestos, las palabras, las miradas. Su papel es un bomb¨®n, porque es el que hace reir, aunque se intuya la infelicidad que le espera.

Cristina Genebat perfila bien el lado m¨¢s borde de un personaje que esconde las emociones bajo un discurso feroz. Al final del primer acto, cuando borra la alfombra que hab¨ªa pintado en el suelo nada m¨¢s llegar a la casa, se cierra un ciclo vital en una escena memorable. Y brilla Marta Marco en el personaje de registro m¨¢s dificil; tras los momentos divertidos, sufre la brutal agresi¨®n que pone fin al clima de sit-com de felices estudiantes y abre las puertas al drama.

Aunque en algunos episodios asoma el peligro de melodrama previsible, Munt lo conjura con buen oficio y alma de actriz. De hecho, en Les noies de Mossbank Road triunfan cinco mujeres que conocen y aman el oficio de actriz. Por eso merece la pena verlas en acci¨®n.