?Cambiar las preguntas?
Necesitamos una pol¨ªtica de reducci¨®n de da?os. La pregunta con la que hemos llegado hasta aqu¨ª ya no sirve
Tras las elecciones del 21-D, la duda que entiendo que se plantea ahora es si solo hay que cambiar las respuestas, ya que las preguntas a resolver siguen siendo las mismas, o si lo razonable ser¨ªa modificar las preguntas. Hace un par de a?os, a la salida de las elecciones del 27-S, las primeras reacciones de los tres partidos que apoyaban la opci¨®n independentista, apuntaban, con matices, que no se hab¨ªa conseguido ganar las elecciones plebiscitarias. El 47,8% era insuficiente. Luego, tras unos d¨ªas de debates, la posibilidad de aprovechar la ventana de oportunidad de la mayor¨ªa parlamentaria desencaden¨® el plan que nos ha conducido hasta aqu¨ª. La pregunta era, ?podemos tensar la cuerda al l¨ªmite y provocar una reacci¨®n internacional que permita negociar con el Estado desde una posici¨®n de fuerza? Y la respuesta que ellos mismos se dieron fue s¨ª.
Los informes del Consejo asesor para la transici¨®n nacional apuntaban a cuatro condiciones b¨¢sicas para que la declaraci¨®n unilateral de independencia fuera viable: realizaci¨®n de consulta con garant¨ªas avaladas por observadores internacionales, una mayor¨ªa s¨®lida que apoyara la secesi¨®n, reconocimiento de una Catalu?a independiente por distintos pa¨ªses, y existencia de estructuras de estado que garantizasen la transici¨®n. Nada de eso ocurri¨®.
Las propias debilidades procesistas se fueron compensando con la cerraz¨®n a cualquier di¨¢logo por parte del gobierno del Estado. El aventurismo de unos encontraba respuesta segura en la tozudez de los otros, que segu¨ªan confundiendo democracia con legalidad estricta. Y as¨ª, de d¨ªa hist¨®rico a d¨ªa hist¨®rico, y de recurso de inconstitucionalidad a recurso de inconstitucionalidad, hemos ido pasando semanas y meses. Unos explicando con sonrisas en todo el mundo, menos en el resto de Espa?a, lo viable que ser¨ªa una Catalu?a independiente y las razones para ello, y los otros utilizando todo su gran instrumental estatal para cerrar caminos y posibilidades.
Todo eso ya lo hemos vivido. Unos haciendo historia y los otros azuzando a los jueces para que castigaran la disidencia. Nadie se ha dedicado a hacer pol¨ªtica. Es decir, nadie ha tratado de encontrar correlaciones de fuerza distintas que abrieran caminos no explorados por los bloques en oposici¨®n. Los pocos que trataban de insinuar salidas eran tachados de flojos e indignos. Llevamos a?os con cargas de identidad cada vez m¨¢s excluyentes, con negaciones interesadas de la pluralidad y con esencialismos que han ido cerrando espacios posibles de confluencia. Y al final, el querer ser consecuentes hasta el final por parte de ambos bandos nos ha conducido a una situaci¨®n sin salida y con abundantes da?os colaterales. Da?os en forma de encarcelamientos, autoexilios y procesos judiciales en marcha que no auguran nada bueno. Han sido elecciones de reproches cruzados y de ofensas a resarcir. Las declaraciones de Puigdemont y Arrimadas la noche electoral segu¨ªan ancladas en el pasado.
?Y ahora? Necesitamos una pol¨ªtica de reducci¨®n de da?os. Las elecciones muestran que no hay espacio para la victoria unilateral. La pregunta con la que hemos llegado hasta aqu¨ª ya no sirve. La v¨ªa del conflicto abierto con el Estado no encuentra solidaridad suficiente m¨¢s all¨¢ de Catalu?a para que sea pol¨ªticamente rentable y adem¨¢s castiga duramente a los que honestamente tratan de defender su dignidad personal y colectiva. Si ten¨ªamos dudas ya no las tenemos. Menos historia, menos legalismo represor y m¨¢s pol¨ªtica.
?Queremos convivir con los que no piensan como nosotros? ?Podemos explorar v¨ªas factibles para que la identidad nacional de Catalu?a sea institucionalmente reconocida preservando y mejorando el autogobierno? ?Buscaremos aliados en Espa?a? ?Servir¨¢ al respecto el gran impacto internacional que el conflicto ha generado? Si construimos espacios para que esas sean las preguntas tras el 21-D, las mayor¨ªas para tratar de buscar v¨ªas de respuesta a las mismas existen. Sin duda transportan menos carga emocional y menos ilusi¨®n en forma de soluci¨®n m¨¢gica. Pero, son quiz¨¢s preguntas m¨¢s acordes con el escenario global en el que nos movemos en el que las incertidumbres son enormes, los miedos y las amenazas proliferan y la gente se siente enormemente desprotegida. No hay espacios ni fuerza suficiente para una simple repetici¨®n de la jugada. No todo sigue igual tras el 21-D. Muchas cosas han cambiado y muchas heridas deben sanarse. Busquemos espacios dignos y posibles y encontremos aliados para ello.
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