Lecciones de Sijena
?Compensa someter a la poblaci¨®n a la tensi¨®n que vivimos por objetos a los que a la mayor¨ªa nunca se le ocurri¨® visitar?
No juzgaremos aqu¨ª los argumentos de las partes enfrentadas por los bienes de Sijena. A buen seguro que el lector tiene su opini¨®n y elementos hasta la saciedad para defenderla. Tampoco comentaremos si la aplicaci¨®n del requerimiento judicial bajo el manto del art¨ªculo 155 es procedente o no. Al fin y al cabo cualquier sentencia en cualquier momento iba a dejar insatisfecha a una de las partes. Es lo que sucede cuando se es incapaz de llegar a un acuerdo y la soluci¨®n se delega a un tercero, la justicia.
A pesar de ello, imaginemos que la parte catalana lleva la raz¨®n. Aceptemos tambi¨¦n que dar batalla por determinados asuntos conlleva un desgaste econ¨®mico, pol¨ªtico y sobre todo social enorme. Entendamos que quienes tienen un verdadero v¨ªnculo sentimental e inter¨¦s acad¨¦mico con determinados objetos, previo al conflicto, son los expertos y t¨¦cnicos que los han estudiado y conservado, pero que ¨¦ste apenas exist¨ªa en el resto de la sociedad.
Pregunt¨¦monos entonces, ?son tan importantes para los museos catalanes las obras de Sijena? ?Compensa someter a la poblaci¨®n a la tensi¨®n que vivimos por objetos a los que a la mayor¨ªa nunca se le ocurri¨® visitar porque, sincer¨¦monos, nuestros museos de arte y de historia no van sobrados de visitantes aut¨®ctonos? Asumamos (sea as¨ª o no) que la petici¨®n de devoluci¨®n de los bienes contiene una carga de anticatalanismo para obtener un pu?ado de votos. ?Acaso los pol¨ªticos catalanes son incapaces de comprender que negando la devoluci¨®n el prejuicio anticatal¨¢n crece y se cae en el juego de qui¨¦n lo quiere fomentar?
Desde Catalu?a se argumenta que el Gobierno aragon¨¦s no reclama el resto de los bienes de Sijena. Y si fuera as¨ª, ?qu¨¦ m¨¢s le da al gobierno catal¨¢n? Ya dar¨¢ cuentas con sus ciudadanos. ?Por qu¨¦ el constante inter¨¦s catalanista por querer resolver los problemas ajenos cuando se es incapaz de solventar los propios?
Como a nadie se le escapa, lo ¨®ptimo para la divergencia de opiniones de cualquier ¨ªndole es no llegar al conflicto. Se trata de anticiparse con propuestas que ahorren derrotas y frustraci¨®n de lo que nada bueno puede surgir. Antes de llegar al juicio de Salom¨®n y de empantanarse en litigios cuando llegue una petici¨®n de devoluci¨®n como la que nos ocupa las instituciones catalanas deber¨ªan abrirse a la colaboraci¨®n.
El patrimonio no mengua
Catalu?a alberga un legado art¨ªstico e hist¨®rico important¨ªsimo al que no le sobra ning¨²n euro para su cuidado y que crece d¨ªa a d¨ªa, con las m¨²ltiples investigaciones en curso. La entrega de los bienes de Sijena y de otros casos que se pudieran plantear no van a menguar en nada el rico patrimonio que por fortuna los siglos nos han dejado. Es necesario afrontar estas situaciones desde ¨¢ngulos diferentes.
Las universidades, centros de investigaci¨®n, de interpretaci¨®n y museos catalanes cuentan con especialistas y t¨¦cnicos con una formaci¨®n notable y, en algunos casos, excelente.
?En vez de criticar, no se podr¨ªa contribuir a que Sijena tenga los elementos necesarios de conservaci¨®n de las piezas, trabajando de tu a tu con los t¨¦cnicos aragoneses? ?Ser¨ªa posible conseguir una rebaja de la entrada al complejo art¨ªstico para los catalanes interesados en visitar las piezas en Arag¨®n y fomentar el turismo en la zona? ?Es factible contribuir desde Catalu?a a la concreci¨®n de un centro de interpretaci¨®n, aportando experiencia, aprendiendo de la del vecino, velando por el bien de las piezas y cooperando con un centro muse¨ªstico propio?
Solamente con la actuaci¨®n proactiva, responsable y colaborativa se vencen los prejuicios. A m¨¢s prejuicio, m¨¢s oferta de colaboraci¨®n. No hay otro camino para acabar con ellos. Colaborar no es doblegarse, es influir. No resulta f¨¢cil, pero como sol¨ªa decir el presidente Tarradellas, tantas veces manipulado y mal citado, ¡°que yo tenga mi raz¨®n, no significa que el otro no tenga la suya¡±. Se?ores, todos, menos victimismo y m¨¢s imaginaci¨®n.
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