Providencialismo y ¡®proc¨¦s¡¯

El proc¨¦s tiene mucho de providencialista. La lista electoral de Carles Puigdemont encarna a la perfecci¨®n esa disposici¨®n a servir a un destino superior. El expresidente de la Generalitat se propone como int¨¦rprete de esa voluntad. La investidura telem¨¢tica, con reforma expr¨¦s del reglamento del Parlament o la apertura de esa mesa negociadora con el Estado son expresi¨®n de ello.

Puigdemont, probablemente, crey¨® en su d¨ªa que la Rep¨²blica Catalana se salvar¨ªa, pues le resultaba ins¨®lita cualquier otra posibilidad. Pero no hab¨ªa nada: ni estructuras de estado, ni plan b. Y ahora corre el riesgo de recaer en el error. Esquerra Republicana est¨¢ pidiendo rigor en la negociaci¨®n de la mesa del Parlament y del futuro Gobierno. Los republicanos han constatado que hay tres escuelas hermen¨¦uticas en el viejo mundo convergente: Puigdemont dice una cosa, Junts per Catalunya, otra, y el PdeCAT aporta una tercera voz n¨ªtidamente diferenciada. La secretaria general republicana, Marta Rovira, expuso ante el grupo parlamentario de su partido el caos de tanta polifon¨ªa y el temor a caer en el ¡°rid¨ªculo¡± negociador.

Hay actitudes n¨ªtidamente diferenciadas entre las pr¨¢cticas del expresidente de la Generalitat y las de su exvicepresidente Oriol Junqueras. Son dos formas de entender la realidad y de actuar frente a ella. Mientras Puigdemont espera nuevamente prodigios como la bilocaci¨®n ¡ªestar en Bruselas y en Barcelona a la vez, algo que ¨²nicamente da la fe¡ª, Junqueras desde la prisi¨®n de Estremera ha intentado infructuosamente lograr un permiso para poder asistir a los plenos parlamentarios en virtud de la representaci¨®n parlamentaria obtenida. Los jueces han sido duros con el l¨ªder de Esquerra: sigue siendo un preso preventivo simplemente porque se ha resistido al auto de fe pol¨ªtico, al no proclamar expl¨ªcitamente que acata la legalidad y que renuncia a la v¨ªa unilateral para alcanzar la independencia.

Catalu?a se halla en una situaci¨®n excepcional: hay pol¨ªticos y l¨ªderes de entidades sociales encarcelados, otros en Bruselas, una lista antinacionalista catalana ¡ªCiutadans¡ª ha ganado las elecciones, pero los independentistas son los ¨²nicos con capacidad para articular una mayor¨ªa parlamentaria. Todo es p¨ªrrico: los secesionistas cuentan con 70 diputados, pero con el 47,5% de los votos, tres d¨¦cimas menos que en las elecciones de 2015, cuando la CUP reconoci¨® que el plebiscito no hab¨ªa sido favorable al independentismo. Ahora la CUP, a trav¨¦s de la corriente Endavant, ha vuelto a dar un toque de realismo confuso. Por un lado reconoce que la correlaci¨®n de fuerzas no es favorable al proyecto, aunque por otro asegura que hay una ¡°mayor¨ªa social contrastada¡±. Para que no falte contexto ni haya pretexto, ah¨ª va el fragmento del comunicado: ¡°El independentismo sigue teniendo el mismo problema que se plante¨® el 27 de octubre [d¨ªa en que se proclam¨® la fugaz rep¨²blica]. A pesar de que haya una mayor¨ªa social contrastada partidaria del proyecto independentista, no hay la suficiente correlaci¨®n de fuerzas, ni respecto del estado ni en el seno del independentismo, para poder transformar estas victorias electorales y esa mayor¨ªa social en una rep¨²blica independiente¡±, apunta el comunicado.

Es decir, que el independentismo reconoce que le falta la fuerza suficiente para que ese voto popular ¡ªque, contrariamente a su creencia, matem¨¢ticamente no es mayoritario¡ª cristalice en una rep¨²blica independiente. En cualquier caso, la CUP apunta como ¨²nico camino una desobediencia que no gusta a la derecha independentista ex convergente. Puigdemont prefiere jugar al providencialismo, no concretar su programa social y no mojarse sobre c¨®mo mantener esta rep¨²blica ficticia que ¡ªasegura¡ª debe implementarse.

Si algo ha quedado claro en el proc¨¦s es que no hay pantallas pasadas, sino mayor¨ªas sociales por ganar. En pol¨ªtica existen los repliegues t¨¢cticos que deben practicarse cuando la correlaci¨®n de fuerzas no es favorable. Algunas voces del mundo soberanista ¡ªsobre todo en Esquerra¡ª apuntan en este sentido. Hay que ejercer la gobernanza del d¨ªa a d¨ªa. Preocuparse por las listas de espera, los empleos precarios, la atenci¨®n a los dependientes. Hay que poner en primera l¨ªnea de acci¨®n pol¨ªtica a una ciudadan¨ªa demasiado desatendida durante largos a?os de gran ¨¦pica. Esperar a la revoluci¨®n o a la independencia para resolver todos los problemas de un plumazo es una v¨ªa que se ha demostrado ineficaz a lo largo de la historia. Buscar la soluci¨®n en el providencialismo no es m¨¢s que un intento de perpetuar soluciones de derechas o inmovilistas. Nada llegar¨¢ por voluntad divina. Las mayor¨ªas tienen que ganarse en las urnas. Y en ese camino han de ir de la mano de propuestas pol¨ªticas tangibles.