Libros bajo la luz del Norte
Les Corts recupera la monumental f¨¢brica de Benet Campabadal para ubicar su biblioteca de distrito
Hacia 1915, Benet Campabadal, ya pujante empresario, ocupaba el cargo de bibliotecario de la junta directiva de la Societat de Mercers al Detall. Un siglo despu¨¦s, en esos gui?os de la vida, su impresionante f¨¢brica de 1924, pionera en la producci¨®n de tejidos de seda y puntas de hilo, es la sede de la Biblioteca Montserrat Abell¨® de Les Corts, con la que el Consistorio barcelon¨¦s va cerrando el mapa de las llamadas bibliotecas de distrito (excepci¨®n, entre alguna otra m¨¢s, de Ciutat Vella, donde ese papel de liderazgo recaer¨¢, tras descartar la a¨²n nonata Biblioteca Provincial que ha de sufragar el Estado, en la Biblioteca Sant Pau¨CSanta Creu cuando se reubique). Al ser de las ¨²ltimas, el Consistorio ha volcado en ella deseos no cumplidos o quiz¨¢ carencias detectadas con los a?os de las otras, por lo que los 3.300 metros cuadrados del recinto cuentan con notables espacios para coworking, butacas, sillas y mesas movibles, en el pr¨¦stamo tambi¨¦n entran ordenadores port¨¢tiles para su espacio multimedia y es pionera al compartir ubicaci¨®n con el Ateneu de Fabricaci¨® de Les Corts, lo que explica que su especializaci¨®n como biblioteca de distrito sea la cultura maker y uno de sus ejes tem¨¢ticos, la inclusi¨®n social.
Planteamientos y estructura arquitect¨®nica responden al debate de si hoy una biblioteca es un lugar que acopia libros que se consultan de manera individual y silenciosa o si es ya un lugar de estudio polivalente e interconectado de intercambio y trabajo en equipo. El centro intenta acoger ambas opciones respetando y potenciando la que fue la nave central de la f¨¢brica, que est¨¢ catalogada. Los arquitectos Aurora Fern¨¢ndez y Ricard Mercad¨¦, que ganaron el concurso de rehabilitaci¨®n en 2010, han hecho que la luz del norte entre a raudales: a la que ya se filtraba por las grandes claraboyas originales han a?adido la proveniente de la inmensa apertura de una cristalera en lo que era toda la antigua pared lateral de la oscura f¨¢brica que daba a la calle Novell, am¨¦n de nuevas ventanas en la vertiente de la calle Comtes de Bell-lloc. La creaci¨®n de un patio lateral en la fachada medianera permite, adem¨¢s, la iluminaci¨®n de la zona destinada a biblioteca infantil (se cuidar¨¢ la interrelaci¨®n padres-hijos) y de parte del altillo enfocado a espacio juvenil, un particular balc¨®n a la sala.
Madera de pino natural y predominio del blanco --mientras que el negro, en peque?as pinceladas, sirve para unir visualmente la nave principal con los dos edificios adyacentes que conten¨ªan las antiguas oficinas y ahora cobijan espacios multimedia, salas y aulas, am¨¦n del ¨¢rea de libros de ensayo--, evocan los aires fabriles. ?stos contrastan con un mobiliario que tiene vagos toques dom¨¦sticos (en especial las zonas de grupo de trabajo y conversaci¨®n, equipadas con materiales absorbentes para el ruido y unas l¨¢mparas estilo a?os 50 que se?alizan esos espacios m¨¢s informales) y que en algunos casos se ha ideado exprofeso para el centro, como unos expositores con ruedas para tener un mayor n¨²mero de libros de cara en un centro que arranca con 45.000 documentos y servicios de autopr¨¦stamo y de retorno de vol¨²menes con clasificaci¨®n autom¨¢tica. Todo ello para facilitar la labor de las 14 personas que trabajar¨¢n en ella para atender a las cerca de 800 que, de media, se calcula que har¨¢n uso a diario de la misma. La ausencia de canalizaciones de aire (toda la refrigeraci¨®n es por un sistema radial en el suelo), la colocaci¨®n de placas fotovoltaicas o el aprovechamiento del agua de lluvia para el riego de las plantas interiores convierten, entre otras medidas, la biblioteca en el primer edificio p¨²blico de Barcelona con uno de los certificados de sostenibilidad internacional m¨¢s exigentes, el BREEAM.
Inventos sociales a lo Franz de Copenhague
Una palas de ping-pong con empu?adoras inveros¨ªmiles para los que padecen del s¨ªndrome de Asperger, una maleta pedag¨®gica cargada de gafas que dificultan la visi¨®n para mostrar las deficiencias que sufren los que padecen enfermedades oculares, un rat¨®n de ordenador gigantesco para quienes tienen problemas de movilidad, desarrollos de apps para controlar sillas para personas con movilidad reducida, muletas especiales para ir por la playa y el agua¡ Los que bien podr¨ªan recordar amablemente los inventos del famoso profesor Franz de Copenhague del m¨ªtico TBO son algunos de los objetos que acaban saliendo del Ateneo de Fabricaci¨®n de Les Corts, primer Fab-Lab (Fabrication Laboratory) p¨²blico de Europa, creado en 2013, y que desde el a?o pasado ocupa parte de la antigua f¨¢brica Benet Campabadal, compartiendo ahora sinergias con la biblioteca Montserrat Abell¨®.
¡°Aqu¨ª fabricamos prototipos propuestos tanto por personas individuales como por escuela, entidades de barrio o asociaciones, capacit¨¢ndolas para que luego puedan ser aut¨®nomas; el ¨²nico requisito para aceptarlos es que sus proyectos reviertan socialmente en la mejora de la vida de las personas porque esto es, en el fondo, un proyecto de valores¡±, enmarca, rodeada de impresoras 3-D y m¨¢quinas de corte al l¨¢ser, la directora de ese espacio, Jorgina Mart¨ªnez-Vernis, hermana de la poetisa N¨²ria, que fuera ide¨®loga de una tipolog¨ªa de centros de las que una ciudad como la brasile?a Sao Paulo estudia implantar 14.
El aire ligeramente n¨®rdico que desprende la intervenci¨®n contrasta con la c¨¢lida memoria de lo que fue el edificio. Entre las restauradas (y reforzadas) vigas de la entrada principal de la antigua nave m¨¢s de un centenar de mujeres reciben al visitante: es una gran fotograf¨ªa de las trabajadoras de la f¨¢brica de los a?os 50, periodo de m¨¢ximo esplendor de una empresa siempre din¨¢mica (en 1932 llev¨® su concurso de carteles a las prestigiosas Galeries Laietanes) y que tras la Guerra Civil se encontr¨® con un mercado con necesidades textiles de todo tipo y poca competencia. Cintas Juventud, Bufandas Winter o Betina Poli¨¦ster se fueron imponiendo, como recoge en un mural la propia biblioteca, para satisfacci¨®n de Benet Campabadal, tan emprendedor como patrono a la antigua usanza, conservador y paternalista: sus trabajadores (m¨¢s de dos centenares, el 80% mujeres, empleadas en los telares, nunca en puestos administrativos o gerenciales) pudieron gozar de las viviendas que hizo construir en tres edificios en el cercano cruce de Joan Gamper con Taqu¨ªgrafo Garriga en 1958.
Con su muerte en 1976, la firma entr¨® en una lenta pero inexorable crisis que culmin¨® en 1984 con su cierre. Adquirida por el Consistorio, la f¨¢brica malvivi¨® como almac¨¦n municipal y en 1990 acogi¨® la Fundaci¨®n Centro del Vidrio de Barcelona sobre ese oficio. Tras una inversi¨®n de 9,6 millones de euros, la Montserrat Abell¨® apoyar¨¢ a la ya existente Les Corts¨CMiquel Llongueras y ser¨¢ por ahora una de las ¨²ltimas grandes bibliotecas que, en principio, se har¨¢n en Barcelona, cuyo mapa completar¨¢n en los pr¨®ximos a?os las de barrio previstas en la pla?a de Sarri¨¤, en Sant Mart¨ª (el traslado de la actual a un edificio cercano la convertir¨¢ en biblioteca de distrito bajo el nombre Biblioteca Garc¨ªa M¨¢rquez, en Concilio de Trento con Selva de Mar) y en Sant Gervasi, ¨¦sta en la que fuera el palacete de los Mu?oz-Ramonet.
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