OMD: El baile m¨¢s efervescente
El d¨²o de Liverpool, activo no solo por nostalgia, se muestra plet¨®rico ante una Riviera con las entradas agotad¨ªsimas
Un detalle entra?able: all¨¢ por los ochenta, cuando sab¨ªamos a¨²n menos ingl¨¦s que ahora, Orchestral Manoeuvres in the Dark ten¨ªan un nombre tan enmara?ado que acabamos interioriz¨¢ndolos (y exterioriz¨¢ndolos) con su traducci¨®n al castellano, Maniobras Orquestales en la Oscuridad. Ahora el acr¨®nimo OMD ha estilizado y universalizado la marca, pero lo mejor del caso es que Andy McCluskey y Paul Humphreys no se han quedado como una entra?able reliquia de sentimentales ni en meras antiguallas para antrop¨®logos del pop. Los de Liverpool remolonearon anoche hasta casi las 21.45 para dejarse ver por La Riviera, donde los 1.800 espectadores hab¨ªan agotado el papel semanas atr¨¢s, pero llegaron con el disco duro cargad¨ªsimo de pop sintetizado y alta viralidad danzarina. De lo mejor que la electr¨®nica comercial ha sabido conjugar a lo largo de estas cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas.
McCluskey verbaliz¨® la f¨®rmula, cual telegrama, a los cinco minutos de sesi¨®n. "Canciones nuevas. Canciones viejas. Baile". Fue as¨ª, en efecto, pero el desarrollo de la idea es m¨¢s complejo que su resumen ejecutivo. Se necesita combinar el chisporroteo digital con los ganchos mel¨®dicos y la excelente voz de Andy, que a los 58 a?os no se ha avejentado y conserva aquel sereno dramatismo de los mejores tiempos. Todo ello aderezado con buenas dosis de teatralidad esc¨¦nica, mucho movimiento rob¨®tico de las manos... y una presencia testimonial de su sempiterno bajo. Entrados en la harina 'tecno', la diferencia entre un 80 o un 90 por ciento de m¨²sica pregrabada no deja de pertenecer ya al terreno de la an¨¦cdota.
El muy notable material de la ¨²ltima etapa, con?The Punishment of Luxury (2017) como estandarte, predomin¨® en la primera parte. OMD han vuelto a mirar hacia Kraftwerk, aunque no con tanto descaro como cuando, de jovencitos, los alemanes les perdonaron alguna demanda por plagio. A los tres cuartos son¨® la fabulosa?Souvenir, con la voz m¨¢s d¨²ctil de Humphreys al frente, y los ¨¢nimos bull¨ªan, los vellos se erizaban, los brazos activaron el baile m¨¢s efervescente. Y los haces de luz ba?aban los rostros al comp¨¢s de esta colecci¨®n de "canciones del verano para un mes de febrero". Dif¨ªcil discutirle la definici¨®n a McCluskey: ayer entraban ganas de perder 30 a?os, desempolvar las bermudas y colarse como extras en alguna escena de?Call Me By Your Name.
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