Barcelona retira la estatua de Antonio L¨®pez
El Ayuntamiento despide la pieza del naviero y Marqu¨¦s de Comillas con una fiesta a cargo de Comediants
¡°No queremos una plaza dedicada alguien que se hizo rico traficando con personas. Vamos a despedir al marqu¨¦s con una gran fiesta¡±. Tamara Ndong, presentadora guineana afincada en Barcelona, animaba este domingo a unas mil personas, muchas ni?os, que acudieron a ver c¨®mo el Ayuntamiento de la capital catalana retiraba la estatua del empresario, mecenas y primer marqu¨¦s de Comillas, Antonio L¨®pez y L¨®pez (Comillas, Cantabria, 1817-Barcelona, 1883), en un acto festivo amenizado por Comediants.
Su caso tiene una amplia carga simb¨®lica, ya que diversos historiadores apuntan que trafic¨® con esclavos pese a que esa actividad era ilegal desde 1837, aunque se mantuvo en Cuba y Puerto Rico. Otras voces ponderan su labor filantr¨®pica y cuestionan ese pasado esclavista que, en todo caso, recuerdan que fue una pr¨¢ctica extendida caracter¨ªstica de la ¨¦poca de la que se benefici¨® parte de la burgues¨ªa catalana y espa?ola. Familiares del empresario se han planteado pedir al Ayuntamiento que les d¨¦ la escultura para ubicarla en Comillas.
El Consistorio cedi¨® el protagonismo a Comediants. Se sucedieron n¨²meros circenses, talleres infantiles, una chocolatada y m¨²sica a cargo de la Always Drinking Marching Band y del grupo africano Djilandiang. Un castillo de fuegos artificiales precedi¨® a la labor de una gr¨²a que desplaz¨® la figura hasta un cami¨®n.
La retirada de la pieza que recordaba a quien fue uno de los m¨¢ximos representantes de la alta burgues¨ªa barcelonesa del XIX se sit¨²a dentro de una operaci¨®n de revisi¨®n del nomencl¨¢tor de la ciudad emprendida por el Ayuntamiento que encabeza Ada Colau. Las medidas empezaron por el propio consistorio: tras tomar posesi¨®n despu¨¦s de las pasadas municipales, la Corporaci¨®n sac¨® en julio de 2015 el busto de Juan Carlos I que presid¨ªa el sal¨®n de plenos municipal, que tambi¨¦n cambi¨® su nombre de Sal¨®n de la Reina Regente por el de Carles Pi i Sunyer, alcalde republicano de la capital en los a?os treinta. Nombres de diversas calles est¨¢n en discusi¨®n para ser relevados.
Tras casarse con una rica heredera, L¨®pez hizo fortuna en Cuba y se instal¨® en 1856 en Barcelona, donde fund¨® emporios como la Compa?¨ªa Transatl¨¢ntica, el Banco Hispanocolonial o la Compa?¨ªa General de Tabacos de Filipinas. Fue amigo personal del rey Alfonso XII, quien le nombr¨® marques de Comillas y grande de Espa?a. El a?o de su muerte, en 1883, el entonces alcalde barcelon¨¦s, Francisco de Paula Rius i Taulet, decidi¨® erigir una escultura en su homenaje, que se inaugur¨® el 13 de septiembre de 1884. Apenas un a?o despu¨¦s, se publicaba un furibundo op¨²sculo sobre su supuesto pasado esclavista. El autor era su cu?ado, Francisco Bru, y tal vez asomaba una pugna por la herencia familiar.
Al inicio de la Guerra Civil la estatua fue derribada. En 1944, Frederic Mar¨¨s esculpi¨® otra que se emplaz¨® en igual lugar. A finales de los noventa, varias entidades solicitaron su retirada. La ¨²ltima propuesta en ese sentido parti¨® de la CUP y fue apoyada adem¨¢s por Barcelona en Com¨² (el grupo de Colau), el PDeCAT y ERC. Votaron en contra el PP y Ciudadanos y el PSC se abstuvo. El primer teniente de alcalde, Gerardo Pisarello, de Barcelona en Com¨², sostuvo este domingo: ¡°Es un acto de reparaci¨®n. El colonialismo y la esclavitud son de los peores productos de la especie humana¡±. El popular Alberto Fern¨¢ndez, acus¨® a Colau de sectarismo y se pregunt¨® si lo pr¨®ximo ser¨¢ cambiar el nombre del Parque G¨¹ell.
El Ayuntamiento de Comillas y la Asociaci¨®n Catalana de Capitanes de la Marina Mercante criticaron la retirada y destacaron que L¨®pez fue un personaje clave en la historia de Catalu?a y de toda Espa?a. Ana Men¨¦ndez, presidenta de la federaci¨®n de vecinos, anim¨® a votar en la consulta convocada para cambiar el nombre de la plaza (hoy, Antonio L¨®pez) por el de Idrissa Diallo, primer interno fallecido en el pol¨¦mico Centro de Internamiento de Extranjeros de la Zona Franca barcelonesa.
Tras llevarse la estatua el cami¨®n al Museo de Historia de Barcelona, solo qued¨® la peana con la reproducci¨®n del telegrama que Alfonso XII envi¨® por la muerte del naviero y una l¨¢pida con unos versos de Verdaguer.
Un gran beneficio econ¨®mico
Bastaba con que saliera bien solo unas cuantas veces para convertirse en alguien muy rico. Ser negrero era a finales del XVIII y buena parte del XIX quiz¨¢ el negocio m¨¢s lucrativo del periodo. Por eso, solo en 24 a?os, entre 1751 y 1775, se trasvasaron de ?frica a Am¨¦rica casi dos millones de esclavos. Eso s¨ª, era un oficio riesgoso: pirater¨ªa, corrientes marinas o capacidad de empat¨ªa con los vendedores africanos aparte, los costes de una expedici¨®n de Europa a Am¨¦rica, con parada de abastecimiento en la costa occidental africana, implicaba una sangr¨ªa humana brutal: hab¨ªa que calcular que, como m¨ªnimo, el 20% de la tripulaci¨®n (blancos, claro) perecer¨ªa. Menos que la mercanc¨ªa, de la que se perd¨ªa un 15%. Todo, fruto de epidemias que se intercambiaban. Los africanos tambi¨¦n iban lastrados por condiciones f¨ªsicas: hacinados en la sentina, faltaban desde el aire hasta el alimento y el agua. Para rematar, estaba el efecto banzo, saudade extrema por la que los esclavos dejaban de comer hasta morirse consumidos de pena.
A la Am¨¦rica espa?ola, en realidad, fueron a parar relativamente pocos esclavos: se calcula que un 15% del total y de ellos, dos terceras partes para las Antillas. Aun as¨ª, hasta ¨®rdenes religiosas e instituciones educativas, seg¨²n algunos historiadores, invirtieron en el tr¨¢fico de esclavos. Nada diferente de lo que se hac¨ªa en pa¨ªses con grandes flotas, como Inglaterra, Holanda, Francia o Portugal, donde mercaderes y empresarios, muchas veces con apoyo gubernamental, enviaban barcos. El problema estrib¨® en que, si bien el tr¨¢fico de esclavos empez¨® a prohibirse en 1807 (Inglaterra), la esclavitud fue legal, al menos, hasta 1879 (Cuba). El contrabando sali¨® ganando.
Bastantes empresarios espa?oles se dedicaron a elloy diseminados por toda su geograf¨ªa: los canarios hac¨ªan sus famosas cabalgadas a Mauritania, como recoge el antrop¨®logo Gustau Ner¨ªn, que tambi¨¦n cita entre los negreros patrios a andaluces (Pedro Mart¨ªnez, Pedro Blanco), vascos (Juli¨¢n de Zulueta, los Sangr¨®niz), aragoneses (el conde de Ib¨¢?ez), c¨¢ntabros (c¨®mo Antonio L¨®pez o la familia Su¨¢rez Agud¨ªn), menorquines (el marqu¨¦s de Vinent o Pau ?lvarez Sinibel) y catalanes (la familia Sam¨¤, la Rabassa / Vidal-Quadras...).
Si bien no hay constancia documental, L¨®pez no pose¨ªa barcos dedicados al tr¨¢fico de negros, pero s¨ª habr¨ªa transportado esclavos como mercanc¨ªa. Ello ayud¨® a consolidar su fortuna, que tambi¨¦n hizo modernizando el tr¨¢fico de buques a vapor. De esa acumulaci¨®n de capital se benefici¨® parte de la burgues¨ªa catalana por la creaci¨®n de bancos y entidades comerciales. Y tambi¨¦n el arte: Gaud¨ª y algunos de los mejores artesanos del Modernismo cruzaron el Ebro gracias a su mecenazgo. Tambi¨¦n lo hizo Jacint Verdaguer, que le dedic¨® su poema ¨¦pico L'Atl¨¤ntida, traducido a diez idiomas (ingl¨¦s y esperanto incluidos).
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