El maravilloso e ilustrado circo de Isabella Rossellini
La actriz y su perrito deleitan en el Teatro Akad¨¨mia con un espect¨¢culo delicioso
Al final del espect¨¢culo el perrito Pan le arranca el vestido a Isabella Rossellini y la actriz se queda desnuda. Es una desnudez de pega, de broma, pues lleva un postizo que finje la ar¨¦ola de sus pechos y el vello de su pubis. Pero fue imposible no recordar la escena de Terciopelo azul (1986), en la que David Lynch, con el que luego estar¨ªa casada de 1987 a 1991, la hizo aparecer completamente desnuda en plena calle, de manera tremendamente dram¨¢tica, ante los ojos de Kyle MacLachlan (y todos nosotros).
Es un momento que parece uno de los gui?os con su vida y su carrera que jalonan el delicioso espect¨¢culo Link link Circus que Rossellini (Roma, 1952) estren¨® anoche en el peque?o teatro Akademia de Barcelona. Fue un privilegio poder ver a la famosa int¨¦rprete de los Taviani y de Lynch, personaje de revista de papel cuch¨¦, modelo de Lanc?me, ah¨ª en frente, cerquita, desplegando su inmenso talento actoral y su irresistible encanto, haciendo sobre todo de arrebatadora payasa mezclada con conferenciante en un mon¨®logo ¡ªsin subestimar a su discreto acompa?ante, el titiritero y adiestrador de perros Schuyler Beeman, y a (Peter) Pan, al que interpretan alternativamente sus perritos Minnie y Darcy¡ª. Isabella Rossellini va desgranando una charla muy divertida, aunque llena de interesant¨ªsimos detalles filos¨®ficos y cient¨ªficos, que reivindica la inteligencia de los animales, un tema absolutamente actual. Para ilustrar sus palabras y todo un discurso de teor¨ªa del conocimiento, siempre con mucho humor, la actriz utiliza objetos, proyecciones y al perrito, al que van travistiendo de diferentes animales (incluso de le¨®n, elefante y dinosaurio, tambi¨¦n de abeja, aqu¨ª secundado por Beeman que hace honor a su nombre), y que demuestra, el bicho, unas tablas sensacionales.
La actuaci¨®n del peque?o can dio que pensar sobre las opiniones de los animalistas contrarios a la presencia de animales en circos y teatros y una legislaci¨®n que se vuelve cada vez m¨¢s restrictiva al respecto. Digan lo que digan, el perro pareci¨® pas¨¢rselo tan en grande como el p¨²blico, y estaba m¨¢s cerca, incluso en brazos, de la Rossellini, que ya es privilegio.
Fue un privilegio poder ver a la famosa int¨¦rprete de los Taviani y de Lynch, personaje de revista de papel cuch¨¦, modelo de Lanc?me, ah¨ª en frente, cerquita, desplegando su inmenso talento actoral y su irresistible encanto
La actriz, que present¨® su espect¨¢culo con un ¡°?bienvenidos al circo m¨¢s peque?o del mundo!¡± y vest¨ªa como un chef de piste, no tuvo reparos en bromear sobre su condici¨®n de mujer madura y hasta permiti¨® que el perrito, a trav¨¦s del m¨¢gico Anillo de Salom¨®n se refiriera a su menopausia.
En el mon¨®logo de Rossellini hay de todo: habla del lenguaje corporal de las gallinas, los experimentos que prueban lo listas que son las aves (algo que no sorprender¨¢ a los lectores de El ingenio de los p¨¢jaros de Jennifer Ackerman, Planeta), de los penes de las ballenas (y otros seres), de la chimpanc¨¦ Washoe o de la prosodia. En las proyecciones se incluyen varias entra?ables que la muestran a ella de ni?a y de joven, alguna con sus padres, y prueban que el inter¨¦s y la pasi¨®n por los animales le vienen de lejos (enterr¨® el vis¨®n de su madre). En las im¨¢genes, la actriz aparece disfrazada de caracol, ara?a, estrella de mar, gamba o chorlitejo, y tambi¨¦n de Darwin, de Karl Von Frisch o de C. G. Jung. Al acabar se la aplaudi¨® a rabiar y ella se mostr¨® muy feliz, y se abri¨® la bata para mostrar entre risas otra vez el gamberro recuerdo de su legendaria desnudez.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.