Una diva debajo de un puente
Roberto G. Alonso y Marc Rosich cuentan la historia de una artista ca¨ªda en desgracia en 'A m¨ª no me escribi¨® Tennessee Williams', en La Seca
¡°Roberto me pidi¨® que le escribiera un mon¨®logo sobre la actriz dram¨¢tica que lleva dentro¡±, cuenta Marc Rosich mientras Roberto G. Alonso asiente, encantado. A partir de ese momento, empez¨® un brainstorming continuo entre los dos creadores, una sucesi¨®n de propuestas, ideas, canciones, frases¡ Y el resultado, A m¨ª no me escribi¨® Tennesse Williams (porque no me conoc¨ªa), lo firman ambos, lo dirige Rosich y lo interpreta Alonso. Es un mon¨®logo imposible de etiquetar: ?teatro de texto, danza, performance, musical, play-back¡? ¡°Pertenece a todo, es libre, bastardo¡±, sentencia Rosich. Una presunta diva de la canci¨®n ca¨ªda en desgracia cuenta y canta su historia desde debajo de un puente, donde vive desde que fue desahuciada. Tras triunfar en FiraT¨¤rrega en 2016, donde se represent¨®, efectivamente, debajo de un puente, ha conocido muchos espacios y muchas geograf¨ªas y ahora recae en La Seca Espai Brossa, en Barcelona, donde est¨¢ en cartel hasta el 1 de abril.
El personaje es todo ternura, melancol¨ªa y pasi¨®n. "No sabemos si dice la verdad o se lo inventa todo. Pero no importa", dice Rosich. "?Es una mujer? ?Es un hombre que hace de mujer? ?Es alguien que se cree sus propias mentiras? Ni siquiera le pusimos nombre, aparece en el guion como 'mujer madura'". Los referentes son muchos: "Me fascinan aquellos melodramas en blanco y negro de Katharine Hepburn, Jane Wyman, Vivian Leigh", dice Alonso. Pero la cosa se desencall¨® cuando sali¨® el nombre de Tennessee Williams ("De una calada me habr¨ªa fumado toda", dice en la artista en escena) y sus personajes perdedoras, luchadoras, ¨ªntegras. Esa diva que Alonso lleva dentro es, de hecho, cualquier personaje del dramaturgo americano, desde la Maggie, de La gata sobre el tejado de zinc, hasta la Serafina de La rosa tatuada o, por supuesto, la Blanche Dubois de Un tranv¨ªa llamado deseo. "A partir de Blanche fuimos estirando del hilo", dice Rosich.
La protagonista, sin embargo, es muy actual. "Se tiene que inventar un mundo de fantas¨ªa para luchar contra un sistema que est¨¢ por encima de las personas. Con toda su coqueter¨ªa encuentra una chispa de esperanza en su mundo", comenta Alonso. Pero, por encima de todo, mantiene la dignidad. "Si no fuera as¨ª, no habr¨ªa personaje".
Esta situaci¨®n, tan com¨²n, le da cercan¨ªa a la mujer. "Lo que le ocurre a ella nos puede pasar a todos: cualquiera puede dejar de pagar tres cuotas del alquiler, quedarse en la calle y caer en una din¨¢mica terrible. Todos somos vulnerables", dice Alonso. "?Cu¨¢nta gente duerme debajo de un puente, o en un cajero, desconectada de la vida, en una burbuja, tan cerca y, a la vez, tan lejos de nosotros?".
Entramos, aqu?i, en el terreno de la denuncia. ¡°?Qui¨¦n dice que yo no hago teatro pol¨ªtico?¡±, repite en escena la mujer. "Al hacer cualquier espect¨¢culo, por muy banal que pueda parecer, nos estamos posicionando. A veces el hecho est¨¦tico se come el discurso, pero siempre est¨¢ el punto de vista del autor. Toda la frivolidad de la obra tiene una punta de iron¨ªa demoledora, dardos muy bien dirigidos", explica Marc Rosich.
Un vertedero de belleza
La escenograf¨ªa est¨¢ hecha a partir de desechos. "Crea belleza de la basura", dice Rosich.Un carrito de supermercado, mil cartones, una mesa plegable, una caja de nevera que hace de biombo, libros y revistas, todo viejo. Y vestidos... "Llevo ropa de los Encantes, cosas que ya ten¨ªa de mi compa?¨ªa, o faldas, trajes y zapatos de mi madre, que fue una luchadora, como la protagonista. Me cambio de traje 21 veces", dice Alonso. Y se r¨ªe: "?Acabo agotada!"
"Lo mismo pasa con las canciones: les damos una nueva vida. Son versiones chungas. La de la Tocata y fuga de Bach que hace con el arpa [un tendedero, en realidad] no es la mejor. Incluso la canci¨®n en la que la protagonista habla con la banquera que la desahucia es muy rara... (?Luego hemos sabido que es de Jaime de Mora y Arag¨®n!) Son canciones que podr¨ªamos encontrar en los peores casetes de gasolineras, pero convenientemente tuneadas nos gustan. Todo muy trash". Y, sobre todo, son temas narrativos porque nos ubican: desde la voz ¨¢spera de Chavela Vargas hasta Loquillo pregunt¨¢ndose Qu¨¦ hace una chica como t¨² en un sitio como este, pasando por Sara Montiel o por Memorias de ?frica.
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