De primaveras y cruces
Llegados al borde del precipicio, algunos creen que ha llegado el momento de dar un firme paso al frente
Esta Semana Santa nos ha mostrado varios acontecimientos dignos de menci¨®n. Por una parte, parece haber ido cuajando la expresi¨®n ¡°primavera catalana¡±, cosa que ha suscitado un l¨®gico inter¨¦s, al menos a quien esto suscribe. Descartado que la consigna pueda vincularse de un modo u otro al Festival Primavera Sound, o al verso de la canci¨®n Cara Al Sol que dice ¡°volver¨¢ a re¨ªr la primavera que por tierra y mar se espera..¡±, quedan pocas opciones. Una, la primera cronol¨®gicamente hablando, est¨¢ cumpliendo estos d¨ªas cincuenta a?os, aqu¨ª s¨®lo la recuerdan algunos estudiosos o nost¨¢lgicos, y all¨ª los supervivientes de quienes la vivieron en el pa¨ªs que entonces se llamaba Checoslovaquia. Merece un recordatorio, pues fue uno de los m¨¢s claros intentos (fallidos) de reformar desde dentro un sistema pol¨ªtico de tipo sovi¨¦tico.
Antes, la ¡°reforma desde dentro¡± intentada en Hungr¨ªa en octubre de 1956, acab¨® con la dura represi¨®n de dicho intento a cargo de los tanques sovi¨¦ticos. Despu¨¦s de 1968, podemos contabilizar la tentativa polaca de 1981, bajo el impulso y liderazgo del sindicato paralelo (al oficial y obligatorio) Solidaridad, fundado por gente de la talla de Walesa, Kuron, Michnik y otros. La primavera de Praga, iniciada en enero de ese a?o de gloria que fue 1968, se adentr¨® bajo la direcci¨®n de Dubcek en una experiencia que muy pronto se llam¨® ¡°el socialismo de rostro humano¡±, en abril de ese a?o el Partido Comunista checoslovaco la apoy¨® por unanimidad de su comit¨¦ central. A Breznev y la cohorte de dinosaurios que gobernaban en el Kremlin el experimento no les gust¨® nada de nada, y la noche del 20 al 21 de agosto entraron en el pa¨ªs varios miles de tanques y tropas de la URSS y el Pacto de Varsovia. Fin del experimento primaveral.
A otra referencia, mucho m¨¢s reciente, pudiera ser la de las llamadas ¡°primaveras ¨¢rabes¡±, que se iniciaron en enero de 2011 en una cadena sin precedentes de revueltas sociales que cruz¨® el mundo ¨¢rabe de punta a punta, con escasas excepciones. Aquello suscit¨® grandes esperanzas y no pocos interrogantes, pero las esperanzas ya se han apagado, y los interrogantes han tenido respuestas contundentes. S¨®lo en T¨²nez, a d¨ªa de hoy, sobrevive (no sin sobresaltos) la expectativa de consolidar una transici¨®n democr¨¢tica real. En el resto de pa¨ªses ¨¢rabes, los desastres est¨¢n a la vista. Reformas muy limitadas desde el poder, como en Marruecos o Jordania, o guerras civiles, caos y destrucci¨®n, como en Libia, Yemen o Siria, pasando por una etapa de represi¨®n de las revueltas y vuelta a la casilla cero de la dictadura militar, como en Egipto.
Y aqu¨ª se nos acaban las referencias primaverales. Las referencias a la ¡°primavera catalana¡± son de una total irresponsabilidad, y una verg¨¹enza, acompa?adas de consignas tipo ¡°se ha acabado la revoluci¨®n de las sonrisas¡±, y varios etc¨¦teras. Por ello fue todav¨ªa m¨¢s chocante lo del d¨ªa 1 de abril, cuando varias playas catalanas amanecieron con una mir¨ªada de cruces amarillas cada una de ellas con los esl¨®ganes al uso. Incluso pudimos o¨ªr (en la de Port de la Selva) alg¨²n comentario del tipo ¡°parece el desembarco de Normand¨ªa¡±, o ¡°como performance no est¨¢ mal¡±. Da igual, a las 13.00, la fuerte tramuntanada y la hora de comer dieron por terminado el evento.
Pero la cosa no acab¨® aqu¨ª, llevaron el asunto a Argel¨¨s, en el lado franc¨¦s de la frontera. Siniestro gui?o m¨²ltiple a ¡°esto no ha cambiado desde 1939¡±, ¡°los presos de Argel¨¨s eran catalanes (?solo?)¡± y ¡°nuestra lucha actual contin¨²a la de ellos, los exiliados de ahora enlazan con los de entonces¡±.
Ya est¨¢ bien, quienes tuvimos familiares (de primer grado) en Argel¨¨s, Saint Cyprien o Agde, que a veces tardaron dos a?os en salir del campo para escapar de los nazis con lo puesto ¡ªliteralmente, una camisa y un pantal¨®n donativo de la ONG norteamericana Cuaqueros¡ª sentimos esta farsa como una ofensa personal y colectiva. Pero esto no es muy distinto de lo de la expo en la Carcel Modelo, donde al parecer no hubo presos anarquistas, socialistas ni, sobre todo, comunistas. Estamos ante otra versi¨®n del Fin de la Historia, los frames, ¡°marcos mentales¡± y otros ¡°relatos¡± nos la est¨¢n reescribiendo. No parece que estos chicas y chicos cuya m¨¢xima heroicidad de la semana pasada fue levantar barreras en la AP7 se paren en detalles tan nimios. Llegados al borde del precipicio, algunos creen que ha llegado el momento de dar un firme paso al frente.
Pere Vilanova es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica (UB)
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