Apoteosis guitarr¨ªstica

No es f¨¢cil saber si Joe Satriani es un fan de Fr¨¦d¨¦ric Chopin pero es indudable que coincide plenamente con el genio polaco cuando afirmaba: ¡°Nada es m¨¢s hermoso que una guitarra, excepto, tal vez, dos¡±. Satriani va m¨¢s all¨¢ (en cosa de guitarras siempre va m¨¢s all¨¢), para ¨¦l la belleza no son dos sino tres guitarras. Solo as¨ª se explica que, desde 1996, de tanto en tanto tenga la necesidad de volver a montar su G3 con un par de guitarristas que est¨¦n a su altura (aunque eso resulte dif¨ªcil).

Las presentaciones de 3G suelen ser sencillamente devastadoras, la del s¨¢bado en el F¨°rum lo fue y mucho. Esta vez rodeaban a Satriani el neoyorquino John Petrucci y el alem¨¢n Uli Jon Roth creando un atronador encaje de bolillos guitarr¨ªstico en el que domin¨®, por supuesto, el virtuosismo apabullante pero en el que se consiguieron evitar los vacuos fuegos de artificio que suelen dominar las exhibiciones de los guitar heroes al uso.

Y guitar heroes lo son, los tres, pero cada uno a su manera. La m¨²sica m¨¢s et¨¦rea de un hippie modernizado como Roth contrast¨® con la fuerza muscular de un levantador de pesas como Petrucci. Y por encima de ambos la genialidad de Satriani, ese peque?o duende saltar¨ªn que ha dejado ya atr¨¢s palabras como destreza, habilidad e, incluso, virtuosismo para convertir su guitarra en un arma implacable que te taladra las neuronas hasta provocar una irreprimible sensaci¨®n de euforia.

El primer guitar hero alcanz¨® su maestr¨ªa al pactar con el diablo en una oscura encrucijada del Misisip¨ª. Escuchar los discos de aquel Robert Johnson sirven para dejar claro que Satriani y sus colegas (estos dos y un par o tres m¨¢s) negociaron mejores contratos.

El s¨¢bado el Auditori del F¨°rum estaba pr¨¢cticamente lleno de un p¨²blico ya entrado en a?os, abundantes pintas de motero reciclado, que reaccion¨® con el entusiasmo que la ocasi¨®n merec¨ªa.

Cada guitarrista se trajo su banda e hizo una actuaci¨®n de unos 45 minutos previa a la esperada jam final. Y tambi¨¦n se trajo su propia guitarra de dise?o personalizado. D¨²ctil y con un m¨¢stil espectacularmente largo la de Sky de Roth, un sumiso todoterreno la ya entra?able Ibanez de Satriani, que sigue cambiando de color y de dibujo, y una aut¨¦ntica trepanadora de precisi¨®n la JP6 de Petrucci. Primero Roth, despu¨¦s Petrucci le calentaron el ambiente a Satriani que le puso la guinda al pastel mezclando temas de su ¨²ltimo disco con algunas joyas cl¨¢sicas de aquel inolvidable Surfing with the alien (?de 1987!): Satch Boogie, Always with me o Circle (curioso: en ellas el video proyectado presentaba a un Satriani con abundante cabellera). Al final, con los tres guitar heroes en el escenario, se pagaron todas las deudas: al Deep Purple de Ritchie Blackmore, a Jimi Hendrix via Bob Dylan y para acabar a Led Zeppelin. En total, tres horas y media de concierto pr¨¢cticamente sin tiempo para respirar.

A la salida, tras el huracanado Immigrant Song que cerr¨® la larga e intensa velada, dio la impresi¨®n de que muchos salieron apresuradamente a buscar una encrucijada oscura, hay bastantes por la zona, a ver d¨®nde hab¨ªa que firmar.