Amar. Amor. Am¨¦n
El cuarteto catal¨¢n acent¨²a su lenguaje ultrarrom¨¢ntico y de otro tiempo para presentar 'La primera luz del d¨ªa'
Nadie le canta hoy al amor como Elefantes. Maticemos: nadie le canta tanto como ellos. A punto de cumplir, contra pron¨®stico, dos d¨¦cadas de trayectoria (porque su par¨¦ntesis de hace unos a?os parec¨ªa separaci¨®n definitiva), reinciden de buen grado en su discurso ultrarrom¨¢ntico, en la exaltaci¨®n amatoria, en un lirismo tan a ultranza que hasta B¨¦cquer o Neruda parecer¨ªan unos pusil¨¢nimes para con las cosas del coraz¨®n. Y a "todo el mundo" (el sintagma m¨¢s repetido en uno de sus t¨ªtulos m¨¢s fervorosos) le gusta creer en el amor, aunque sea durante la hora y media de un concierto. De ah¨ª el llenazo de anoche en la Joy Eslava, un fervor al que estos cuatro paquidermos barceloneses se habr¨¢n seguramente habituado en sus visitas capitalinas.
Presentaban Shuarma y los suyos La primera luz del d¨ªa, un trabajo al que a¨²n casi no ha dado tiempo de retirar el precinto, y el rubio de los pelos alborotados se confes¨® "nervioso y acojonado", pero "muerto de ganas de compartir el nuevo disco". Y es delicioso que las horas de vuelo no hayan aminorado ni el entusiasmo ni las mariposas atrapadas en el estomago. La ¨²nica duda es si la redundancia apuntala el discurso o lo hace predecible; como si el lenguaje de la banda, de tan caracter¨ªstico, se hubiera vuelto tambi¨¦n circular.
Compareci¨® el cuarteto de blanco inmaculado, acaso para recalcar ese compromiso con los pensamientos puros y sublimes, y no perdi¨® el equilibrio entre sus cl¨¢sicos de pulso atemporal (Que yo no lo sab¨ªa, Somos nubes blancas, Azul), concentrados en el ¨²ltimo tercio, y un repertorio de estreno m¨¢s irregular que inexpugnable. 'Cada vez' huele a himno de largo recorrido, pero resulta desmedido el halo transcendental de Alma, que tantea un cierto sinfonismo aflamencado para acabar reg¨¢ndonos con una catarata de t¨®picos. La racialidad se exacerba con Vuelo en avestruz, que parece un tanguillo para Raphael pero cuyas referencias po¨¦ticas parecen m¨¢s guiadas por el calzador que por la inspiraci¨®n.
En realidad, Elefantes se siguen sabiendo m¨¢s c¨®modos en la ¨®rbita de Camilo Sesto o Jos¨¦ Luis Perales que en un indie que solo rozan en la estupenda Volvi¨® la luz y alg¨²n otro momento puntual. Ellos prefieren amar y ser amados, aunque su actitud tenga algo de candidez de cuatro d¨¦cadas atr¨¢s. Cantarle al amor, aleluya y am¨¦n.
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