SIM, pinturas de guerra
Un libro recoge la poco conocida trayectoria de Jos¨¦ Luis Rey Vila, forjador de algunos grandes iconos gr¨¢ficos de la Guerra Civil espa?ola
Estaba, por un lado, el estilo, en acuarelas de tendencia expresionista, trazo grueso y en¨¦rgico, figuras apenas perfiladas en negro o marr¨®n oscuro, amago de alg¨²n color (un poco de rojo) diluido en la transparencia del papel vegetal, todo lejos del efectismo del constructivismo ruso imperante. Y luego, claro, el aspecto del dibujante: educado, de ojos azules, ¡°pensativo, retra¨ªdo, herm¨¦tico¡±, como le defin¨ªa su propio padre, y un punto de dandy ingl¨¦s. ¡°Me temo que es un fascista emboscado y con la excusa de dibujar ha ido por las barricadas espiando¡±, remach¨® como puntilla de sus prejuicios Rafael Tona, del Comit¨¦ Revolucionario del Sindicato Profesional de Dibujantes, para rechazar el trabajo de aquel hombrecito que se plant¨® con su carpeta de dibujos por si se los quer¨ªan publicar y contribuir as¨ª a la guerra propagand¨ªstica que ya iba paralela a la f¨ªsica en aquel verano de 1936. Quiz¨¢ lo que le molestaba de verdad era el tono y el protagonismo anarcosindicalista en quien se sent¨ªa m¨¢s cerca de los socialistas y comunistas de la UGT y el PSUC¡ Apenas unas semanas despu¨¦s, fue la CNT quien, desde los colectivizados Talleres Graphos, editar¨ªa en forma de ¨¢lbum Estampas de la revoluci¨®n espa?ola. 19 de julio de 1936, 31 l¨¢minas encuadernadas en espiral en tres idiomas de aquel misterioso autor que firmaba como SIM y que, junto con el Guernica de Picasso, se convertir¨ªa en una de las im¨¢genes pict¨®ricas m¨¢s carism¨¢ticas e internacionales de la Guerra Civil espa?ola, como demostrar¨ªa su uso por la revista Life en febrero de 1937 para ilustrar un reportaje del conflicto.
Quiz¨¢ SIM se hab¨ªa estado preparando media vida para captar ese movimiento esencial y ese realismo esquem¨¢tico sin saberlo. Desde cuando era Jos¨¦ Luis Rey Vila y, con apenas 12 a?os, estudiaba en el irland¨¦s y cat¨®lico Christian Brothers de Gibraltar, adonde su padre, agente de aduanas del puerto de la ciudad de C¨¢diz donde su hijo hab¨ªa nacido en 1900, decidi¨® llevarle porque ah¨ª pod¨ªa combinar el ingl¨¦s con asignaturas de arte y oficios, que encandilaban al chico. Como lo encandilaban los movimientos de la armada brit¨¢nica y los uniformes y las desfiladas que se hizo hartones de ver ah¨ª por culpa de la Primera Guerra Mundial.
La meca, lo ten¨ªa claro, era Barcelona, que albergaba la Llotja y bull¨ªa de posibilidades para quien quisiera dedicarse a lo art¨ªstico: publicidad, grandes almacenes, diarios, revistas¡ Y ah¨ª encontr¨® a finales de 1918 todo eso, pero tambi¨¦n masivas manifestaciones de mujeres protestando por la carest¨ªa de la vida, los estragos de la gripe (318 muertos en un d¨ªa) y la dur¨ªsima huelga de La Canadenca que paraliz¨® media Catalu?a (febrero de 1919). Otro est¨ªmulo para su ya de natural rechazo al capitalismo y abono para sus ideas anarquistas, naturistas y veganas, que remach¨® con un antimilitarismo cultivado durante sus casi dos a?os de servicio militar a bordo del Catalu?a (1918-1920), que le llev¨® a la primera fila de la guerra colonial africana espa?ola, al desastre de Annual, y que dar¨ªa pie a una carpeta de apuntes gr¨¢ficos pr¨¢cticamente in¨¦dita: ?Guerra en Marruecos?
Con el bagaje de las 11 ilustraciones de Cuentos, de Nica Lund-Bourn, que signific¨® su debut como dibujante, la observaci¨®n de las t¨¦cnicas de su admirado ilustrador Ricardo Mar¨ªn (Blanco y Negro, ABC), con el que colabor¨® en la revista La Esfera y de quien adoptar¨ªa con los a?os el gusto por los toros, el Quijote y el folklore andaluz, y esos dos primeros a?os en Barcelona, Rey Vila viaj¨® por Europa, con especial querencia por Par¨ªs. Consolidaba su faceta de ilustrador y dibujante, que perfeccionar¨ªa de vuelta a la Llotja. En ese momento conoci¨® ah¨ª a Elvira Augusta Lewi, novelista y articulista, entre otras publicaciones, en D¡¯ac¨ª i d¡¯all¨¤ y en la Revista Ford, donde entre 1931 y 1936 colaborar¨¢, como lo har¨¢ tambi¨¦n, y de nuevo gracias a una mujer, la periodista Mari Luz Morales, futura directora de La Vanguardia en plena Guerra Civil, en las publicaciones de los prestigiosos almacenes Santa Eulalia.
Contrasta misteriosamente la luz mediterr¨¢nea, los colores azules, blancos y marrones y el aire art d¨¦co de finas l¨ªneas de los personajes que caracterizan los trabajos de Rey Vila en esas publicaciones con el predomino del negro y marr¨®n de las acuarelas de guerra de ese tal SIM, enigm¨¢tica firma en fina tinta china que bien pod¨ªa confundirse con las siglas del temible Servicio de Inteligencia Militar republicano. M¨¢s bien parecer¨ªa responder a la abreviatura de Simone, por la escritora y militante izquierdista Simone Weil, que Rey Vila habr¨ªa conocido en Par¨ªs y a la que habr¨ªa acompa?ado al Frente del Ebro. As¨ª lo sostienen Joan Prados y Jaume Rod¨®n en SIM. Dibuixant de la revoluci¨® que, profusamente ilustrado, acaban de coeditar Viena y el Ayuntamiento de Barcelona.
Una l¨ªnea para acabar con la angustia
"Cuando nos acercamos a cualquier ser vivo recibimos un primer choque visual, ese es el punto de partida de mi sistema lineal. Se constata primero el envoltorio carnal; luego, penetrando m¨¢s a fondo el sujeto, se detecta una carcasa, un esqueleto. Descubierto ¨¦ste, se percibe que hay algo m¨¢s; hay a¨²n, m¨¢s definida, una l¨ªnea que se detecta. Esa es la l¨ªnea que hay que traducir (¡) Tras un trabajo de despojamiento muy largo, me reservo la l¨ªnea que considero esencial y pruebo de dar a esa l¨ªnea el valor de la instantaneidad". As¨ª defin¨ªa Jos¨¦ Luis Rey Vila en una entrevista en Francia lo que bautiz¨® como "la ligne essentielle", sin duda una depuraci¨®n a la m¨ªnima expresi¨®n de lo que en realidad siempre hab¨ªa caracterizado su obra y que fue puliendo con los a?os, en un proceso en el que las acuarelas de la Guerra Civil no habr¨ªan sido m¨¢s que un paso evolutivo intermedio entre sus cat¨¢logos art d¨¦co y las ahora apenas una l¨ªnea principal y alguna de complementaria. "Veo en la l¨ªnea esencial el ant¨ªdoto a la angustia", dijo. En la fase previa a ¨¦sta, a mediados de los 50, dibujos hechos de mil rayas a bol¨ªgrafo azul o negro. La exitosa culminaci¨®n de ese genial estilo lleg¨® en abril de 1957, cuando la visita a Par¨ªs de la reina Isabel II de Inglaterra. El desfile de la Guardia Real visto a trav¨¦s de la l¨ªnea esencial le dio para un cuadernillo que expuso con ¨¦xito en la librer¨ªa Saint-Germain de Par¨ªs. En la ¨²ltima recta de su carrera, quiz¨¢ un regreso a los desfiles que presenci¨® en Gibraltar de chico.
Tras las internacionalmente conocidas Estampas de la revoluci¨®n espa?ola (difusi¨®n a la que no fue ajena la labor de la parlamentaria inglesa Nancy Astor, con quien trab¨® amistado, en¨¦sima demostraci¨®n de la capacidad de encandilar a las mujeres que siempre tuvo el artista), Rey Vila produjo tambi¨¦n Doce escenas de guerra, que edit¨® el Comissariat de Propaganda de la Generalitat y que gener¨® tambi¨¦n calendarios y tarjetas postales. Se autoedit¨® Espa?a. Jornadas heroicas y se quedar¨ªan sin publicar l¨¢minas con el horror y la incredulidad de la poblaci¨®n civil ante los bombardeos fascistas, en una serie que los autores del libro bautizan como Cuaderno del horror. Constan ilustraciones de SIM en cabeceras como Moments o SIAS, esta ¨²ltima de la Conselleria de Sanitat, para la que hizo tambi¨¦n carteles. En realidad, muy pocos, porque la suavidad del gesto que destilan sus figuras entra?ables surg¨ªan de las mismas t¨¦cnicas que las acuarelas: trazos gruesos y negros y salpicaduras rojas. En ese periodo se forj¨® el sobrenombre de ¡°pintor de la revoluci¨®n¡±, que le dedico su amigo artista Carles Fontser¨¨. Algunos de estos trabajos pueden verse hasta el 26 de mayo en la Galer¨ªa Art Petritxol.
Enviado seguramente por la Generalitat a Par¨ªs en 1937 como delegado para la Exposici¨®n de ese a?o, Rey Vila se estableci¨® ah¨ª definitivamente. Pis¨® Espa?a s¨®lo dos veces y en visitas rel¨¢mpago: en enero de 1939, Barcelona, para enterrar a su padre, y en 1956, Sevilla, para visitar a su hermano. SIM desapareci¨® para siempre y Rey Vila se cas¨®, el mismo d¨ªa que la ocupaci¨®n alemana de Par¨ªs, con Odette Marie Mantois, obteniendo la nacionalidad francesa, un matrimonio blanco que dur¨® apenas cuatro a?os, cuando la joven se cans¨® de que el artista dejara que las palomas invadieran literalmente su bello apartamento en plena colombofilia o de que pintara horas en la ba?era instalado con una tabla cruzada con las pinturas o de que deambulara desnudo, como ya hab¨ªa hecho en Barcelona escandalizando a sus vecinos de Horta.
Algunas notables exposiciones en Par¨ªs y unas pocas en Barcelona o Sevilla nunca lo sacaron del anonimato en el que vivi¨®. Muri¨® en 1983 tambi¨¦n en silencio, hallado por su hermana tras d¨ªas de no verlo hecho apenas un trazo, una silueta entre telas, cajas y libros.
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