Esta vez s¨ª (quiz¨¢s)

Si observan una imagen del hemiciclo del Parlament durante un pleno, comprobar¨¢n que en la fila inmediatamente detr¨¢s de la del govern ¡ªde cuando hab¨ªa govern¡ª hay tres esca?os vac¨ªos ¡ªPuigdemont, S¨¢nchez, Turull¡ª y a continuaci¨®n se sienta Elsa Artadi. No hay que ser muy listo para ver d¨®nde est¨¢ el plan D. Es algo parecido a ese juego de mesa infantil, el Qui¨¦n es Qui¨¦n, en el que se van descartando personajes hasta que queda el elegido en pie.

Nunca como este jueves parec¨ªa tan cerca la unci¨®n de Artadi. Yo esperaba que la diputada tendr¨ªa que sacarse de encima las c¨¢maras, fot¨®grafos y fot¨®grafas y saludantes interesados estilo ¡°yo siempre he cre¨ªdo en t¨ª¡±, como si fuera Messi, Amaia de OT o un tipo de esos de los anuncios rancios de desodorante.

Nada de eso. Artadi cruz¨® los pasillos casi invisible. Ser¨¢ discreci¨®n del personal, apat¨ªa, o escepticismo. Llevamos tantos meses de incertidumbre, que muchos han empezado a pensar en la investidura como los periquitos pensamos en los fichajes del Espanyol: hasta que no los ves con la camiseta blanquiazul dando los toquecitos de bal¨®n para la prensa no te puedes fiar al cien por cien; hay tantas contingencias posibles¡­

Algunas de ellas son internas. Lo dec¨ªa un diputado: el resultado ser¨¢ ¡°Puigdemont o lo que diga Puigdemont¡±. Eso ocurrir¨¢ este fin de semana en Berl¨ªn, donde los diputados de Junts per Catalunya se re¨²nen con su l¨ªder, en un encuentro a medio camino de una reuni¨®n del comit¨¦ central del PCUS y una congregaci¨®n de fieles en la plaza de San Pedro.

No descarten nada. Me cuentan que en los n¨²cleos m¨¢s duros del irredentismo hay gente decidida a alargar la anormalidad hasta la repetici¨®n de las elecciones, y si hace falta ir a otra repetici¨®n, y as¨ª hasta las municipales de mayo de 2019, convertidas en un [TERCER]plebiscito f¨¢ctico. Como si un Doctor Strange indepe nos transmigrara a todos al 14 de abril de 1931, con las mismas condiciones que entonces.

No obstante, el ambiente general es que esta vez s¨ª, habr¨¢ investidura. Tiene el apoyo expl¨ªcito de Jordi S¨¤nchez y de ERC. No tan claro el del PDeCAT, aunque no hay que olvidar que Artadi es una pr¨®fuga del partido: otra paradoja del pa¨ªs del proc¨¦s y el antiproc¨¦s (que tambi¨¦n es proc¨¦s), que alguien pueda llegar a presidenta precisamente porque ha abandonado la militancia de su partido.

Tambi¨¦n dicen algunos, ag¨¢rrense, que Artadi tiene el s¨ª de Moncloa. O el silencio administrativo. Lo deducen viendo que el Gobierno no bloquea la delegaci¨®n de voto de Com¨ªn y Puigdemont.

Artadi ser¨ªa la presidenta m¨¢s joven que nunca ha tenido Catalunya. El proc¨¦s ha resultado una pira funeraria ¡ªpol¨ªtica¡ª tan extrema que en menos de lo que tarda Carrizosa en pedir la palabra hemos pasado de la generaci¨®n de los Chiripitifl¨¢uticos a la de los Gremlins.

Una ¨²ltima consideraci¨®n: Puigdemont puede cooptar en Artadi pensando en controlar el mando a distancia. Pero la historia demuestra una y otra vez que cuando a alguien se le delega un poder, acaba por cre¨¦rselo, para berrinche del mentor. Que se lo digan a Artur Mas, cuando puso al alcalde de Girona, ese desconocido. A ver si al final Elsa Artadi ser¨¢ la ¨²nica catalana que logre la independencia¡­ de Puigdemont.