?Ser¨¦ yo catal¨¢n?

?Ser¨¦ yo espa?ol? se preguntaba Gaziel en enero de 1.929 desde las p¨¢ginas del diario El Sol. Impactado por la lectura del cap¨ªtulo dedicado a Espa?a en ¡°Europa, an¨¢lisis espectral de un continente¡± de Hermann Keyserling, Agust¨ª Calvet aseguraba en aquel art¨ªculo no sentirse en absoluto reflejado por ¡°las magras y parcial¨ªsimas filosof¨ªas hisp¨¢nicas¡± del alem¨¢n que resum¨ªa que ¡°Castilla es Espa?a¡±. Que ¡°lo determinante es el esp¨ªritu castellano, y lo que caracteriza el paisaje castellano es lo c¨®smico, lo astral. El espa?ol sabe que s¨®lo vive su vida, que en ¨²ltimo t¨¦rmino nadie puede ayudarle. De aqu¨ª su cultivo de la virilidad, de la dignidad del hombre, y de aqu¨ª su particular sentido del honor que descansa sobre la pasi¨®n puramente subjetiva¡±.

El talante del periodista catal¨¢n era otro, como expone Francesc-Marc ?lvaro en el pr¨®logo del libro del mismo t¨ªtulo que el texto de hace casi 90 a?os. As¨ª, Gaziel, aun aceptando como cierta la descripci¨®n del conde de Keyserling, prefer¨ªa hablar de las Espa?as que ¡°no son solo meseta, ni Goya, ni Felipe II, ni inquisidores, ni otras realidades semejantes, sino todo eso y much¨ªsimo m¨¢s que no ha sido, no es ni ser¨¢ nunca nada de eso¡±.

Durante el debate de investidura, la oposici¨®n le pregunt¨® insistentemente al president Torra si ten¨ªa una visi¨®n restringida de Catalu?a, de aquella catalanidad que defend¨ªa Gaziel como elemento perdurable de la esencia del pa¨ªs m¨¢s all¨¢ de sus constantes avatares. El candidato se resisti¨® pero acab¨® haciendo suyo el eslogan pujolista que defin¨ªa como catal¨¢n a todo aquel que vive y trabaja en Catalu?a. La insistencia era l¨®gica.

El pensamiento de Torra llegaba avalado por tuits y art¨ªculos que pon¨ªan en duda el concepto plural de nuestra realidad. Aquella sobre la que el independentismo debe trabajar para ampliar su horizonte y de la que ERC, el principal socio pol¨ªtico del president, anticipa que plantear¨¢ en una ponencia del pr¨®ximo congreso. Y como sabemos que somos lo que tuiteamos y respiramos por lo que hemos dejado escrito, el debate se?al¨® el camino de la legislatura y el gran obst¨¢culo que Quim Torra deber¨¢ superar: demostrar que a¨²n elegido por unos cuantos es el representante de todos, sin exclusi¨®n, y que rectificar es de sabios aunque sea de cara a la galer¨ªa. Pero como se hace dif¨ªcil suponer que unos pensamientos despectivos tan elaborados se pueden borrar de la mente con facilidad, su primer gran reto ser¨¢ hacerse perdonar por quienes se mantendr¨¢n recelosos.

Y no me refiero a Ciudadanos que aprovechar¨¢, como sentenci¨® Keyserling, que ninguna rectificaci¨®n ni desmentido anular¨¢ el efecto de una publicidad bien hecha. Ni al PP que con Garc¨ªa Albiol no tendr¨¢ ninguna autoridad moral para atacar a Torra por la inmigraci¨®n porque ¨¦l tambi¨¦n lleva en su mochila personal sus campa?as en Badalona. Ni tan siquiera a la CUP, desbordada por una hemeroteca que ha convertido su abstenci¨®n en el rubor de su ideolog¨ªa.

Me refiero a tantos y tantos catalanes que con m¨¢s o menos apellidos ancestrales siguen sin entender las prisas de los unos y los obst¨¢culos de los otros. Ciudadanos de Catalu?a que no le hacen ascos a la independencia, que sentimentalmente ya desconectaron de Espa?a antes de la advertencia hecha por el president Montilla y que, por eso, no aceptan presos preventivos por una reivindicaci¨®n pol¨ªtica. Mujeres y hombres que reclamaban respuestas de un Madrid que s¨®lo emit¨ªa silencios a la vez que se abochornaron con las desmesuras legislativas independentistas del septiembre pasado. Ciudadanos de Catalu?a que salieron a votar el 1 de octubre por convicci¨®n o en solidaridad con los reprimidos violentamente y que respiraron aliviados durante los minutos que creyeron que Puigdemont iba a convocar elecciones.

Hombres y mujeres, de colores distintos y sinceras y profundas convicciones democr¨¢ticas que han ido viendo como los conceptos que alumbran al sistema se deshilachaban como la tela ra¨ªda. Ciudadanos de Catalu?a que al no atisbar correcci¨®n alguna se distanciaron emocionalmente de todas las fuerzas pol¨ªticas porque las perciben m¨¢s predispuestas al bloqueo que a buscar soluciones factibles y viables. Que saben dif¨ªciles, por supuesto. Y cada d¨ªa que pase lo ser¨¢n m¨¢s. Pero para eso se invent¨® la pol¨ªtica. ?O no?

Mujeres y hombres en desacuerdo con la aplicaci¨®n del 155 y que recriminan a los pol¨ªticos independentistas que hayan estado cinco meses mareando su propia perdiz por unos intereses que siendo leg¨ªtimos facilitaban el progresivo alejamiento del autogobierno. Razones parciales a favor de su relato. Un relato contrapuesto cada d¨ªa m¨¢s a lo que esos mismos ciudadanos de Catalu?a vieron, escucharon y denunciaron. Personas sensatas que, sin haber le¨ªdo a Keyderling, comparten con ¨¦l que cada idioma es una visi¨®n del mundo. Y su lengua es la catalana. Por eso, hoy, parafraseando a Gaziel, se preguntan ?ser¨¦ yo catal¨¢n?

Josep Cun¨ª es periodista.