La ciudad, un poema
La urbe como desarraigo o refugio, hilo del XXIV Festival Internacional que cierra hoy en el Palau de la M¨²sica la Barcelona Poes¨ªa
La ciudad como lugar de desarraigo, faltado de patria y v¨ªnculos; o como identidad; o como lugar de huida y posterior retorno; o como refugio de un desplazamiento; o como territorio de preguntas; o, m¨¢s sencillamente, como encarnaci¨®n de un cansancio... Todas esas miradas o sensaciones sobre la urbe funcionan como hilo conductor de los versos de los cinco poetas que conforman el cartel del ya XXIV Festival Internacional de Poes¨ªa de Barcelona, que se celebra esta noche en el Palau de la M¨²sica y que pone el broche final a Barcelona Poes¨ªa, la semana dedicada al g¨¦nero organizada por el Consistorio, bajo la direcci¨®n de Mireia Calafell y ?ngels Gregori.
?¡°La ciudad me produce una sensaci¨®n carcelaria: proyecto dudas y desamparos en esa estructura externa, en ese paisaje exterior, que en cambio me sirve para mirarme adentro¡±, se defin¨ªa ayer mismo Maria Cabrera (Girona, 1983), hoy voz claramente al alza: la autora de La ciutat cansada (2017, premio Carles Riba) es ella misma rapsoda de grupos como Vladivostok o El P¨¨sol Fer¨¦stec, mientras los Manel o S¨ªlvia P¨¦rez Cruz han musicado sus poemas.
Las historias negligidas del bardo palestino
"La poes¨ªa es la ¨²nica ciudad posible para un poeta", dice con una sonrisa triste el palestino nacido en 1978 en Jerusal¨¦n Najwan Darwis, poeta y periodista, con su obra (Nada m¨¢s que perder; No eres poeta en Granada...) traducida a m¨¢s de 20 idiomas, quinto bardo invitado hoy al festival Internacional de Poes¨ªa de Barcelona. No puede poner otro rostro: no hace ni 24 horas de la matanza de m¨¢s de medio centenar de compatriotas por parte de Israel tras las protestas por el traslado de la embajada jud¨ªa a Jerusal¨¦n. Ruinas, bombas, refugiados o expulsiones pespuntean sus versos. "Haifa o Jaffa ahora son colonias, no ciudades; es una experiencia singular vivir colonizado... Los poetas buscamos historias negligidas por los otros. Esas historias, el lenguaje y la geograf¨ªa conforman la raz¨®n de ser de un poeta".
Quiz¨¢ porque naci¨® en Buenos Aires (1942) y desde las primeras dictaduras militares fij¨® su residencia en EE UU, la argentina Marta Ana Diz prefiere (espera estar haciendo, en realidad) pensar su vida ¡°como extranjer¨ªa, no como exilio: es la condici¨®n del arte ser extranjero¡±, sostiene, porque cree que ¡°el h¨¢bito, la costumbre, se lo come todo¡±, fagocitaci¨®n imposible si uno no vive estable. ¡°Me prenden dos o tres palabras, un ritmo...¡±, dice sobre la g¨¦nesis de su poes¨ªa (Piedras rosadas); ¡°poetisa de los finales perfectos¡±, como la define Francisco Brines, sobre la urbe lo tiene claro: ¡°Nunca se puede volver: la ciudad siempre es otra porque t¨² eres otro; eso de volver queda lindo para el tango¡±.
Hollie McNish (Reading, Reino Unido, 1983) nunca ha vivido en una gran ciudad, pero su l¨ªrica recoge la vida en gueto o las quejas de sus compatriotas por la apertura de tiendas por paquistan¨ªes o chinos o el impacto de la publicidad: transita por ella. ¡°Escribir poes¨ªa es mi forma de diario personal; no tengo un l¨¦xico extenso, mi poes¨ªa es normal, simple, como s¨®lo puede serlo cuando escribes para t¨ª; cuando eso no guste, buscar¨¦ otro trabajo¡±, asegura con un hilo de voz quien, en cambio, ha obtenido en su pa¨ªs, desminti¨¦ndola, el prestigioso premio Ted Hughes por su libro de memoria po¨¦tica Nobody Told Me.
Sencilla tambi¨¦n parece la poes¨ªa del polaco Adam Zagajewski (1945, Lw¨®w, hoy Ucrania), candidato al Nobel y premio Princesa de Asturias 2017. Pero es enga?oso: busca, como dicen Calafell y Gregori, ¡°el peso de la vida, quiz¨¢ porque ha perdido dos patrias, pero porfiaba por una tercera, la poes¨ªa es su pa¨ªs y su ciudad¡±. Un tiempo crey¨®, al principio, que ¡°la poes¨ªa se basaba en la pol¨ªtica, pero era un campo muy limitado y lo dej¨¦; ahora he vuelto por el lamentable gobierno ultranacionalista en el poder hoy en mi pa¨ªs¡±, dice. En cualquier caso, entiende la poes¨ªa como ¡°el arte de la contradicci¨®n, c¨®mo ¨¢rboles o p¨¢jaros, la naturaleza, convive con la urbe..., esa tensi¨®n entre mal y belleza, la crueldad cotidiana... el sufrimiento no tiene fronteras... Mi m¨¢xima ambici¨®n es no perder los l¨ªmites de esta contradicci¨®n¡±, deja caer con ritmo lento, casi cansino, y m¨¢s de una vez con los ojos cerrados, el autor de Asimetr¨ªa.
¡°No quer¨ªa trasponer un espect¨¢culo sino crear uno propio, quer¨ªa ver c¨®mo la ciudad escribe el cuerpo, como esa marabunta de sonido y gente muchas veces no deja o¨ªrte a ti mismo demasiado bien¡±, comenta Marina Mascarell, encargada de la direcci¨®n esc¨¦nica y de la coreograf¨ªa del Festival. Esta vez, parecen todas voces demasiado fuertes como para que la ciudad pueda ahogarlas.
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