El arte de Diego ¡°El Cigala¡± pone fin en la Plaza Mayor a San Isidro 2018
Fuegos artificiales en el parque Tierno Galv¨¢n y en la Pradera del Manzanares ponen el broche a las fiestas
Miles de forasteros y lugare?os despidieron el martes 15 las fiestas de San Isidro en tres enclaves de Madrid, el parque Tierno Galv¨¢n, la Pradera junto a la Ermita del Santo sobre el r¨ªo Manzanares y la Plaza Mayor. Hab¨ªan acudido al broche festivo de unas fiestas caracterizadas este a?o por la transversalidad de su oferta y la profusi¨®n de espect¨¢culos y actividades, cuyo programa municipal ocupaba hasta 65 p¨¢ginas de texto. En la Plaza Mayor, fueron la guitarra flamenca de Jos¨¦ Luis de la Paz y la fusi¨®n flamenca de Diego El Cigala los mimbres de un espect¨¢culo acogido por un p¨²blico que abarrotaba la plaza con el entusiasmo de una velada prometedora.
Achicado el fr¨ªo de noches anteriores, el viento de la Sierra apenas hizo su aparici¨®n y se brind¨® a llevar las notas de la guitarra de Jos¨¦ Luis hasta el rinc¨®n m¨¢s rec¨®ndito de la hist¨®rica plaza. Arpegiados, bordoneos y academia surgieron de consuno desde las yemas de los dedos del guitarrista, hasta lograr su culmen en una guajira repleta de energ¨ªa brotada de cajones bien ritmados.
Al ritmo de sones caribe?os hizo su irrupci¨®n en el escenario Diego El Cigala, saludado con una ovaci¨®n atronadora por miles de personas, se?aladamente j¨®venes, que han incorporado ya a su imaginario la fusi¨®n flamenca que el gitano madrile?o ¨Cpelambrera gris, pa?uelo al pecho, oro en las manos- encarna con una personalidad y una voz que todo el mundo identifica.
La noche de Diego concedi¨® prioridad al piano y al cajoneo, que ornaron bellamente los temas que le hab¨ªan llevado a ¨¦l a las alturas, sobre todo su extraordinaria versi¨®n de L¨¢grimas negras, que el p¨²blico de la Plaza acogi¨® con apasionada entrega. La voz quebrada de este gitano nacido en Cascorro, la plaza dedicada al soldado Eloy Gonzalo, sobre el Rastro, inund¨® la noche con ese picor que el cante flamenco deja posarse en los corazones, m¨¢xime a¨²n si se ve salpimentado por la imaginaci¨®n del jazz, los aires del Caribe y los aromas del ron de Cuba. Lo jondo vendr¨ªa luego, en el sexto tema, en una velada que ped¨ªa m¨¢s a¨²n de lo mejor de la estela de boleros -?Por qu¨¦ no han de saber¡?, Ya no est¨¢s m¨¢s a mi lado coraz¨®n- y tantas otras versiones de canciones inmortales que Diego el Cigala acometi¨® con experimentada desenvoltura, acompa?ado por su devoto Juan Jos¨¦ Su¨¢rez, Paquete.
La isidril noche madrile?a vino a morir alumbrada por fuegos artificiales que desde el parque Tierno Galv¨¢n, a las 22.00 y desde la Pradera de San Isidro, a medianoche, encendieron el cielo de la ciudad con haces de luz de cien colores, que conformaban medusas, palmeras, arcos iris y corazones rojos. El broche fue pleno.
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