Catalu?a pierde atractivo para jueces y fiscales por el ¡®proc¨¦s¡¯
Los j¨®venes no quieren venir y los veteranos se plantean marchar: el 40% de los t¨¦cnicos de Hacienda pidieron el traslado el a?o pasado
El proc¨¦s ha provocado que Catalu?a pierda atractivo como destino laboral para jueces, fiscales y altos funcionarios del Estado. Los j¨®venes no quieren venir e intentan irse, aunque la falta de movilidad les deja ¡°atrapados¡±. Los veteranos, por su parte, se plantean marchar. Algunos ya lo han hecho, aunque no ha habido una desbandada. De la ¨²ltima promoci¨®n de abogados del Estado, solo dos eligieron Catalu?a como destino. El a?o pasado, el 40% de los t¨¦cnicos de Hacienda pidi¨® irse.
No lo vive como un drama, pero la verdad es que Cristina Pozo est¨¢ atrapada en Catalu?a. Pozo es una fiscal joven, de la pen¨²ltima promoci¨®n. De los 35 aprobados en 2016, la mayor¨ªa (24) fueron destinados a Catalu?a, que adolece de un d¨¦ficit hist¨®rico de plazas por la falta de vocaci¨®n de los catalanes para opositar en concursos del Estado. Ella fue enviada a L¡¯Hospitalet, donde ha pasado el ¨²ltimo a?o y medio. Su objetivo es volver a casa, a Granada, aunque ya ha intentado el traslado (sin ¨¦xito) a Madrid. ¡°S¨¦ que seguramente me queden a¨²n unos a?os aqu¨ª¡±, explica Pozo de brazos cruzados. Si el plan ya no le resultaba atractivo antes, ahora, con la tensi¨®n derivada del proc¨¦s, menos a¨²n. ¡°Nos ha generado incomodidad e inquietud. Vamos con m¨¢s cuidado¡±, explica.
M¨¢s que expulsarles, el proceso independentista ha hecho que Catalu?a sea un destino a¨²n menos atractivo para la ¨¦lite funcionarial del Estado. Los fiscales, jueces, abogados del Estado y t¨¦cnicos e inspectores de Hacienda aterrizan forzados tras la oposici¨®n. Y, en general, salvo que el amor u otras circunstancias se crucen en sus vidas, buscan volver cuanto antes a sus pueblos y ciudades. Pero no pueden: las escasas convocatorias han reducido la movilidad geogr¨¢fica. Est¨¢n atrapados. Lo mismo que otros altos funcionarios, ya veteranos, que han desarrollado su carrera en Catalu?a y que ahora, hastiados por lo que perciben como un entorno social asfixiante, se plantean irse. Algunos ya han dado el paso.
Cristina Pozo intercambia impresiones con un fiscal veterano pero joven, Diego Villafa?e. Leon¨¦s de origen, se enamor¨® de una mujer en Catalu?a y aqu¨ª sigue. Para este fiscal progresista, vocal del Consejo Fiscal, Barcelona ten¨ªa otro aliciente: ¡°El prestigio de la ciudad como escuela de fiscales, con sus especializaciones y sus enormes profesionales¡±. Y Catalu?a, la ventaja de ser ¡°una sociedad abierta y con muchas posibilidades¡±. Ya no lo ve tan claro. Durante la fase m¨¢s dura del proc¨¦s, en los meses de septiembre y octubre, se plante¨® marcharse. ¡°Eres un funcionario del Estado. Te ha costado mucho sacarte una oposici¨®n para tirarlo todo por la borda¡±.
Villafa?e quiere pasar p¨¢gina, pero cuando echa la vista atr¨¢s recuerda la ¡°angustia y el miedo¡± de sus compa?eros y las malas sensaciones de vivir en una sociedad polarizada. Los grupos de Whatsapp que dejan de funcionar. Las conversaciones inc¨®modas. ¡°De haberse puesto las cosas m¨¢s feas de verdad, casi todos nos habr¨ªamos ido¡±. La idea de emigrar le pas¨® tambi¨¦n por la cabeza al magistrado Luis Rodr¨ªguez, portavoz de la conservadora Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura (APM) en Catalu?a. ¡°Me sorprendi¨® la agresividad de una sociedad tan abierta como la catalana. No reconoc¨ªa a una sociedad que, de repente, me se?alaba como parte del aparato represor¡±.
Rodr¨ªguez lleg¨® a Catalu?a en 1991. ¡°Me he dejado los cuernos para que los juzgados mercantiles funcionaran, por aportar algo a la sociedad¡±, dice el juez, medalla de oro de la Generalitat y premio al trabajo Francesc Maci¨¤. ¡°De repente¡±, lamenta, ¡°ves que no eras parte de esa sociedad¡±. Las tensiones del proc¨¦s se trasladaron a casa: su pareja es independentista, de Esquerra. Superaron las diferencias y salieron reforzados: hubo boda. ¡°Pidieron lealtad a una idea que es inasumible para un funcionario del Estado¡±, dice Rodr¨ªguez, a quien le duele la presencia de lazos amarillos. ¡°La gente puede llevar lo que quiera. Pero esos lazos nos est¨¢n acusando de meter a gente en prisi¨®n por sus ideas".
Hay algo, a?ade el juez, que ha cambiado radicalmente. La inmensa mayor¨ªa de altos funcionarios son de fuera de Catalu?a y, de entrada, se van a la que tienen oportunidad. Pero a veces se enamoraban. De una forma un tanto endog¨¢mica (jueces con jueces, fiscales con fiscales), pero acababan arraigando. Eso se ha acabado, no hay proyecto vital, razona Rodr¨ªguez. Incluso los que parec¨ªan establecidos optan por irse. Menciona a un compa?ero que se ha llevado a su hija fuera de Catalu?a porque no quiere que la ni?a ¡°viva en un ambiente de enfrentamiento.¡±. ¡°Catalu?a era una sociedad cosmopolita, abierta, plural y respetuosa. Nos va a costar volver a hacer atractivo esto¡±.
El ¨¦xodo de jueces y fiscales no ha sido en absoluto masivo. El presidente del Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a, Jes¨²s Barrientos, admiti¨® en noviembre que hab¨ªa recibido varias peticiones de traslado, pero que no hab¨ªa una ¡°desbandada general¡±. ¡°Aqu¨ª en cambio el goteo es constante y la gente est¨¢ deseando salir¡±, constata el presidente de Inspectores de Hacienda del Estado (IHE), Jos¨¦ Luis Groba. En Catalu?a son cerca de 300. ¡°Eso es lo nuevo¡±, coincide, ¡°que los que estaban instalados se van¡±. Un inspector al que conoce ha decidido mudarse a Galicia despu¨¦s de 25 a?os. ¡°Era un nivel 4 y se ha ido con un nivel 1, o sea perdiendo dinero¡±.
Parte de esa incomodidad la explica el proc¨¦s. ¡°Se nota la tensi¨®n. Los hijos de inspectores se sienten se?alados si sus padres no van a ciertas manifestaciones que convocan en las escuelas¡±. ¡°Los inspectores¡±, bromea Groba, ¡°ya no estamos muy buen vistos; si a eso le sumas que somos del Estado que comete expolio fiscal, pues la situaci¨®n no es la mejor¡±. Como las nuevas promociones tienen que seguir viniendo forzadamente a Catalu?a (el d¨¦ficit persiste) no hay riesgo de vacantes. Pero s¨ª de descuidar el servicio. ¡°Antes, los peones iban rotando, pero los alfiles estaban. Ahora hay alfiles que quieren irse¡±.
Hacienda: el 40% pide irse
Los abogados del Estado son protagonistas en multitud de vistas junto a jueces y fiscales. Aunque pasan m¨¢s desapercibidos. Quiz¨¢ por eso, razonan fuentes de la Asociaci¨®n de Abogados del Estado, su presencia en Catalu?a no es un problema. Aunque tampoco es una comunidad atractiva. De los 19 de la ¨²ltima promoci¨®n, dos eligieron Catalu?a. Uno es catal¨¢n; el otro, de Logro?o. La sensaci¨®n de ¨¦xodo es m¨¢s acusada en el caso de los t¨¦cnicos de Hacienda. ¡°La gente se quiere ir, y en cuanto puede lo hace¡±, explica Carlos Cruzado, presidente del Sindicato de T¨¦cnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha). Los datos lo ilustran. El a?o pasado, 524 de los 1.327 t¨¦cnicos que hay en Catalu?a (o sea el 40% de la plantilla) pidi¨® el traslado. Pocos (174) lo lograron.
Casado asegura que el proceso independentista influye, no tanto en su trabajo como en que los t¨¦cnicos ¡°puedan sentirse inc¨®modos¡±. Pero agrega que en su caso hay otros factores, como la escasa proyecci¨®n laboral en esta comunidad. Una situaci¨®n an¨¢loga a la de las fuerzas de seguridad del Estado (Polic¨ªa y Guardia Civil). ¡°Aunque la oposici¨®n estatal es m¨¢s dura, tenemos m¨¢s responsabilidad, menos reconocimiento y peor salario que los de la Agencia Tributaria de Catalunya¡±, el ¨®rgano concebido por el Gobierno de Carles Puigdemont como una de las ¡°estructuras de Estado¡±. Que los reci¨¦n salidos del horno no eligen Catalu?a tambi¨¦n lo demuestran los datos: en 2016, de los 369 t¨¦cnicos, 201 fueron destinados a Catalu?a. De entre los 150 mejores, solo 18 lo escogieron. De los 200 ¨²ltimos, sin embargo, 172 vinieron de forma forzosa. Y ah¨ª siguen.
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