Merci, otra vez
El autor da las gracias a Zinedin Zidane por haber "reordenado el Universo" del Real Madrid
Cuando lleg¨® le escrib¨ª las gracias por haber despertado del letargo al vestuario y haberle devuelto la esperanza a las gradas; ahora, le celebro la serena dignidad con la que se despide, los nueve t¨ªtulos en dos a?os y medio, la leve sonrisa, la responsabilidad en la derrota y la humildad en los triunfos, el donaire con el que resolv¨ªa muchas ecuaciones e incluso, los atrevidos cambios de experimentaci¨®n.
Dicen los que saben y al parecer, Vuesa Merced lo confiesa, que la t¨¢ctica bal¨ªstica no es precisamente su especialidad y que tiene cuadr¨ªculas b¨¢sicas en materia de defensa, trinchera y retaguardia, mientras que en el orden de la creatividad en la llanura, repartici¨®n de responsabilidades y juego, cobertura de la esfera (que bien puede ser un bal¨®n o un planeta) recuerda Us¨ªa sin m¨¢cula las ¨¦pocas que Usted mismo reordenaba el orden del Universo con repentinos cambios de juego, un carrusel personal al girar sobre su propio eje, girar la esfera con la planta del pie y luego lanzar una propuesta de treinta metros de largo o bien, esperar que venga volando de la banda un Aleph pintado de estrellas para impactarlo y convertirlo en v¨¦rtigo que se anida en la esquina m¨¢s entra?able de una red cuadriculada ya en la retina¡ y todo eso se transpiraba en el vestuario con los jugadores que lo respetan por admirarlo y que obedecen por creer en el ¨¢nimo que contagia no solo con el hablar pausado, sino con esa mirada que alumbra.
Merci, Zizou, otra vez y muchas por las tres consecutivas Copas de Europa que ahora llaman Champions, por los dos Mundiales de Clubes, dos S¨²per Copas UEFA, una Liga y la S¨²per Copa Espa?ola, un men¨² que intent¨¦ pedir en el mostrador del Burger y me lo negaron por el elevad¨ªsimo valor cal¨®rico que puede provocar mareos y alta tensi¨®n, engreimiento y soberbia en los mortales que no somos ecu¨¢nimes y magn¨¢nimos como Vuesa Merced, que como jugador eligi¨® la mejor coyuntura aunque quiz¨¢ no la mejor forma para salirse del gran circo de una Final en pleno Mundial o el ligero remate de cabeza con el que se despidi¨® del Bernab¨¦u vestido de blanco o la suprema elegancia con la que volvi¨® a ese templo con trajes de sobrio azul, ecu¨¢nime hasta en los goles de ¨²ltimo minuto y sonriente en las glorias intemporales que ahora parecen tatuarse en no pocos paisajes de Madrid: all¨ª en los parques donde los ni?os ya se saben su nombre de memoria y los viejos recordamos los milagros que hac¨ªa en la cancha y el papel ejemplar que realiz¨® siempre como director de orquesta, al filo del c¨¦sped, en el diminuto rect¨¢ngulo donde siempre se le vio animando al equipo y elevando la esperanza de miles de personas. Merci.
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