El ¡®Aquarius¡¯ en Valencia: ?de la emoci¨®n a la esperanza?
Ahora es el momento de pasar de la emoci¨®n del rescate, a la adopci¨®n de medidas concretas que conviertan de verdad las pol¨ªticas migratorias en un factor positivo para todas las partes implicadas
No es por chovinismo si digo que ning¨²n otro ciudadano europeo ha podido vivir la experiencia del buque Aquarius como los ciudadanos de la Comunidad Valenciana. Es dif¨ªcil que otros hayan experimentado el c¨²mulo de emociones que hemos vivido los valencianos durante esta semana, para culminar en el domingo, cuando de madrugada arribaba a nuestro puerto la primera de las tres naves de la flotilla, el Dattilo. En ese momento se ha hecho cierto que Valencia dejaba de ser conocida como sin¨®nimo de corrupci¨®n rampante, para aparecer en los principales diarios y medios de comunicaci¨®n de medio mundo como sin¨®nimo de solidaridad efectiva. Menudo cambio!
Nadie que haya seguido de cerca el asunto puede negar que la iniciativa de cumplir con un deber jur¨ªdico elemental, el de conducir a un puerto seguro a 630 n¨¢ufragos rescatados de la muerte, nace de aqu¨ª: del Ayuntamiento de Valencia (Barcelona tambi¨¦n se ofreci¨®) y de la firme decisi¨®n del Govern del Bot¨¤nic de asumir ese deber que, adem¨¢s, es una exigencia b¨¢sica del principio de solidaridad y del respeto a la vida. Desde el primer momento, al menos hasta donde conozco el proceso que se vivi¨®, el presidente Puig y la vicepresidenta Oltra dejaron claro que manten¨ªan el mismo empe?o que les llev¨® a intentar en su d¨ªa el rescate de refugiados en islas griegas, un ambicioso proyecto para el que la vicepresidenta dispuso un completo operativo que fue frustrado por el Consejo interadministrativo que coordinaba la se?ora S¨¢enz de Santamar¨ªa, la Sra ¡°no¡±. El empecinamiento del Gobierno Rajoy consigui¨® que Espa?a no cumpliera ni el 10% del compromiso de reubicaci¨®n de refugiados que se hab¨ªa comprometido a aceptar (poco m¨¢s de 17.000), incumplimiento que produjo no poca verg¨¹enza entre los ciudadanos.
Las gestiones del Govern del Bot¨¤nic fueron bien acogidas por el gobierno S¨¢nchez, que vio en ello una excelente oportunidad de enviar a Europa y al mundo un mensaje positivo de presentaci¨®n del propio Gobierno y de nuestro pa¨ªs, en un momento de repliegue xen¨®fobo de buena parte de las coaliciones de Gobierno en Europa en las que est¨¢n presentes partidos de derecha y aun de extrema derecha (de Finlandia a Dinamarca, B¨¦lgica, Austria o Italia, y ahora la dif¨ªcil perspectiva interna de los dem¨®cratas cristiano alemanes, adem¨¢s de los pa¨ªses del grupo de Visegrad). Eso s¨ª, con la advertencia de que se trataba de una medida excepcional, humanitaria, que no supon¨ªa un cambio en modelo de pol¨ªtica migratoria y de asilo y en la aplicaci¨®n tout court de la legislaci¨®n de extranjer¨ªa.
Con la ayuda de abogados en extranjer¨ªa, profesores y expertos de ONG dedicadas a la inmigraci¨®n y asilo, el Govern del Bot¨¤nic insisti¨® en conceder a los n¨¢ufragos del Aquarius el mayor est¨¢ndar de protecci¨®n posible (obviamente, no se pod¨ªa reconocer a todos indiscriminadamente el derecho de asilo) y as¨ª corregir la evidente contradicci¨®n en la que incurr¨ªan algunos altos representantes ministeriales que admit¨ªan p¨²blicamente que una parte de los rescatados a los que el Gobierno de Espa?a invitaba a venir a Valencia, ser¨ªan expulsados y transferidos a CIE. El Govern prepar¨® un dispositivo que aprovech¨® la inmensa respuesta de solidaridad de agentes de la sociedad civil y simples ciudadanos y en una decisi¨®n que le honra, renunci¨® a obtener r¨¦dito pol¨ªtico inmediato mediante recepciones oficiales a los pasajeros del Aquarius, al transferir todo el protagonismo a los afectados y a los servicios multidimensionales de atenci¨®n y acogida (traductores, personal sanitario, asistencia jur¨ªdica y psicosocial, etc).
Al mismo tiempo, viv¨ªamos como una contradicci¨®n las noticias de la llegada a las costas de Tarifa y C¨¢diz de un millar de personas, en poco m¨¢s de 24 horas, la mayor¨ªa de ellas rescatadas del mar, y la perdida de 40 vidas humanas en el Cabo de Gata: los puertos, los polideportivos, las comisar¨ªas, aparecen desbordadas, en un clima de cierta frustraci¨®n que contrastaba con nuestro entusiasmo y aun orgullo.
Ahora es el momento de pasar de la emoci¨®n del rescate, a la adopci¨®n de medidas concretas que conviertan de verdad las pol¨ªticas migratorias en un factor positivo para todas las partes implicadas. Es el momento de impulsar otro modelo de gesti¨®n de los desaf¨ªos y oportunidades que encierran las migraciones, cuando el FMI nos acaba de recordar, por ejemplo, que Espa?a necesita no menos de 5 millones de inmigrantes si quiere mantener su Estado de bienestar. Pol¨ªticas de esperanza, mensajes que superen esa concepci¨®n de necropol¨ªtica que son ahora las medidas de los Gobiernos europeos. Dispositivos realmente europeos (ning¨²n Estado puede gestionar por s¨ª solo las migraciones), que inviertan en democracia, derechos humanos y desarrollo en los pa¨ªses de origen, que organicen un sistema coherente y suficiente de acogida en costas, que no abandonen a su suerte ni a los Ayuntamientos y comunidades a los que arriban inmigrantes y refugiados, ni tampoco a los pa¨ªses a los que la geograf¨ªa nos ha situado en la condici¨®n de primer destino de esta movilidad. Pasemos del impulso espont¨¢neo de compasi¨®n a la organizaci¨®n racional de deberes y derechos.
Javier de Lucas es director del Instituto de derechos humanos de la Universitat de Val¨¨ncia.
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