Las mujeres viven m¨¢s a?os que los hombres pero peor, seg¨²n Salud
Los expertos llaman a hacer pol¨ªticas transversales con perspectiva de g¨¦nero para reducir las desigualdades en salud
Las mujeres viven m¨¢s a?os que los hombres (85 frente a 80) y tienen h¨¢bitos de vida m¨¢s saludables. Sin embargo, su salud es peor: sufren m¨¢s dolores osteomusculares, m¨¢s enfermedades cr¨®nicas y duplican a los hombres en diagn¨®sticos de depresi¨®n, por ejemplo. La ¨²ltima Encuesta de Salud de Catalu?a (ESCA) elaborada por la Generalitat ha vuelto a cristalizar una brecha de g¨¦nero en salud: las mujeres viven m¨¢s pero peor. La raz¨®n de esta paradoja est¨¢, seg¨²n los expertos, en un conjunto de elementos relacionados entre s¨ª: factores biol¨®gicos, conductuales y sociales.
?Seg¨²n la ESCA, ellas fuman menos (el 18,5% frente a casi el 30% de los hombres), apenas el 1,5% tiene un consumo de riesgo de alcohol y seis de cada 10 siguen la dieta mediterr¨¢nea. Pero los buenos h¨¢bitos no se acompa?an de buenos resultados en salud: el 44% de las catalanas entre 65 y 74 a?os niegan tener una buena salud (en cambio, esa proporci¨®n en los hombres baja al 38%). La prevalencia de depresi¨®n es del 8,8% en ellas (3,6% en ellos). Asimismo, casi el 22% de las mujeres de entre 15 y 44 a?os ¡ªy solo el 16,5% de los hombres¡ª padecen alg¨²n problema cr¨®nico. A medida que avanza la edad, se agudiza esta brecha y adem¨¢s de los problemas de salud, se agrava el drama social: tres de cada cuatro ancianos que viven solos son mujeres.
Los resultados de la encuesta no son nada nuevo. Al menos, no para los expertos que llevan dos d¨¦cadas investigando sobre este asunto. Un estudio del Instituo Karolinska de Estocolmo ya analiz¨® en 1996 las diferencias del efecto del estr¨¦s en hombres y mujeres. ¡°Demostraron que los problemas de salud que presentaban depend¨ªan tanto de diferencias biol¨®gicas y psicol¨®gicas como de las condiciones de vida y trabajo y del soporte social para desarrollar sus vidas¡±, recuerda la doctora Carme Valls, investigadora del Centro de An¨¢lisis y Programas Sanitarios (CAPS), en su libro Medio ambiente y salud.
M¨¢s cargas
¡°Lo de la ESCA es lo de siempre. Lo fundamental son las diferencias que hay por nuestros imperativos de g¨¦nero: trabajamos y nos encargamos de los cuidados, somos m¨¢s pobres, trabajamos en peores condiciones¡±, apunta Mar¨ªa Jos¨¦ Fern¨¢ndez Sanmamed, m¨¦dico e investigadora en este campo.
Coincide con ella Joan Benach, investigador de la Universidad Pompeu Fabra. ¡°El sexo determina una serie de caracter¨ªsticas biol¨®gicas que afectan a la salud. Pero en el campo de las desigualdades, hay una bater¨ªa de elementos que tienen que ver con el g¨¦nero m¨¢s que con el sexo. Por ejemplo, la forma de c¨®mo socializamos, los estereotipos que se le presuponen a cada g¨¦nero, las oportunidades y los recursos, que tienen que ver con los salarios y el trabajo; los roles de madre, de trabajadora; y el poder, como la influencia del patriarcado. Todas estas l¨ªneas hacen que cada grupo tenga m¨¢s o menos exposici¨®n a diferentes riesgos que inciden de forma distinta en la salud¡±, sostiene Benach.
Los condicionantes biol¨®gicos tambi¨¦n pasan factura, obviamente. Por ejemplo, menstruaciones con mucho sangrado pueden provocar anemias ferrop¨¦nicas, que generan m¨¢s sensaci¨®n de cansancio y agotamiento. Sin embargo, los expertos coinciden en que la realidad social, como la precariedad laboral, la brecha salarial o la violencia machista, son determinantes. ¡°Lo que nos produce percepciones de vida es una sociedad donde nuestro g¨¦nero est¨¢ subordinado. Hay estudios que dicen que haber sufrido una agresi¨®n sexual produce de tres a cinco veces m¨¢s problemas de salud¡±, apunta Fern¨¢ndez Sanmamed.
Violencia machista
Un estudio de la Universidad de Alicante publicado en 2010 revelaba que la probabilidad de padecer una enfermedad coronaria es cinco veces mayor en mujeres que han sufrido violencia machista. ¡°Hay que entender c¨®mo lo social, lo pol¨ªtico, se mete dentro del cuerpo y afecta a la biolog¨ªa. Si est¨¢s desempleada, tu vida lo va a sufrir m¨¢s, tendr¨¢s m¨¢s riesgo de beber, de estar estresado¡¡±, apunta Joan Benach.
La brecha de g¨¦nero se nota especialmente en la salud mental. La asunci¨®n de casi el 100% de las labores dom¨¦sticas, el trabajo reproductivo, las cargas familiares agudizan la sensaci¨®n de estr¨¦s y el agotamiento. ¡°Nos sentimos peor porque nuestra vida es peor. Las mujeres tiene m¨¢s sufrimiento emocional¡±, sostiene Fern¨¢ndez Sanmamed.
Tambi¨¦n el dolor o las enfermedades cr¨®nicas se acent¨²an en las mujeres. ¡°El papel de cuidadora y la doble o triple jornada que realizan las mujeres provoca alteraciones del sistema musculoesquel¨¦tico. La ergonom¨ªa de la mayor¨ªa de trabajos no est¨¢ adaptada al cuerpo de las diferentes mujeres, por lo que sufren m¨¢s desgaste y artrosis de origen laboral¡±, se?ala Valls.
Una perspectiva de g¨¦nero
Los expertos abogan por transformar las pol¨ªticas de salud, pero tambi¨¦n las laborales y econ¨®micas, para darles una perspectiva de g¨¦nero. ¡°El sistema sanitario se centra m¨¢s en aquello que mata que aquello que invalida. Tenemos que pensar en tener, adem¨¢s de un C¨®digo Infarto, un C¨®digo de dolor cr¨®nico. Y hay que aumentar la atenci¨®n al cuidado, a la dependnecia¡±, dice el investigador Davide Malmusi, quien particip¨® en un estudio del proyecto Sophie en el que constataron que el riesgo de tener mala salud en las mujeres variaba seg¨²n las pol¨ªticas de familia. ¡°Si la mayor¨ªa de enfermedades evitables y la percepci¨®n de mala salud son sociales, las soluciones han de ser sociales¡±, sentencia Fern¨¢ndez Sanmamed.
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