Choque de trenes independentistas
El 'proc¨¦s' est¨¢ liquidado y la v¨ªa unilateral en desguace, pero queda una bolsa de votos que los partidos deseosos de rectificaci¨®n no quieren perder
Ser¨ªa la hora de que el independentismo se decidiera a cortar el nudo gordiano pero ahora mismo no hay l¨ªderes con fortaleza para hacerlo. Por ejemplo: la direcci¨®n de ERC propone a sus bases una hoja de ruta que no sea un¨ªvocamente la de una ruptura modo DUI con Espa?a, pero el 95 por ciento de la asamblea vota no descartar la v¨ªa hacia una independencia declarada unilateralmente. ?En qu¨¦ queda la actual direcci¨®n de ERC en su intento de maniobrar para tener un margen que le permita ir rectificando? Ese 95 por ciento consiste en 551 votos ¡ª6 en contra. Si se considera que, en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas, ERC tuvo m¨¢s de 900.000 votos, en parte procedentes de Converg¨¨ncia, es l¨ªcito preguntarse en qu¨¦ medida 551 votos representan a esos votantes o si lo representan mejor los miembros de una direcci¨®n que, por razones de realismo y sobre todo de permanencia en el poder, conocen el fracaso de la grave aceleraci¨®n del proc¨¦sy sus consecuencias.
Sobre todo, saben que la causa secesionista no cuenta con una amplia mayor¨ªa de la sociedad ni mucho menos con la mayor¨ªa indestructible a la que Artur Mas apel¨® cuando le explicaron que convertirse al independentismo pod¨ªa salvarle del impacto negativo de los recortes sociales y proteger los intereses nacionalistas frente a una Espa?a debilitada por la crisis de 2008. La contradicci¨®n entre la propuesta de la direcci¨®n de ERC, sus militantes y sus votantes pueden trasladarse al estado an¨ªmico general del independentismo: de una parte hay constancia de la necesidad de reorientar estrategias -dilatarlas en el tiempo, matizarlas sem¨¢nticamente- y de otra del apego de los n¨²cleos m¨¢s radicales, de dif¨ªcil cuantificaci¨®n, al maximalismo que defini¨® inicialmente el "proc¨¦s". Incluso se podr¨ªa decir que en el momento en que, por los motivos que sean, los estrategas de sal¨®n del secesionismo intentan redefinir objetivos sin que eso parezca una renuncia, la raz¨®n de esa necesidad choca con el baluarte emocional de los sectores m¨¢s movilizados.
</CS><CS8.7>El independentismo no tiene pol¨ªticos capaces de liderar. Cedieron poder decisorio y de convocatoria a entidades como la ANC y Omnium. Les dieron la calle. Se sometieron a las exigencias de la CUP. Es sintom¨¢tica la capacidad de indecisi¨®n del hoy presidente de la Generalitat, tal vez propia de su condici¨®n -seg¨²n TV3- de "intelectual brutal". Ahora condensa su jugada en un encuentro con Pedro S¨¢nchez, cuya hipot¨¦tica receptividad, obligada por la aritm¨¦tica de su moci¨®n de censura, est¨¢ siendo vigilada con lupa por los barones territoriales y la vieja guardia del PSOE. Eso es un nudo gordiano. Razonablemente, le corresponde cortarlo al independentismo porque, con todos los errores del PP o del PSOE, lo que condujo a la sociedad catalana a un callej¨®n sin salida y a una fatiga de cada vez m¨¢s perceptible fue una secuencia de falsos mantras -Espa?a nos roba, la independencia no deja a Catalu?a fuera de la Uni¨®n Europea- que llevaron a jugar de farol, como ha venido siendo reconocido por los propios pol¨ªticos secesionistas. La ret¨®rica del choque entre Catalu?a y Espa?a no alcanza ya a disimular que el choque es entre trenes independentistas sin lideratos cre¨ªbles, lo cual perjudica en t¨¦rminos sociales, econ¨®micos e institucionales al conjunto de una sociedad catalana ya suficientemente escindida.
El ¡°proc¨¦s¡± est¨¢ liquidado y la v¨ªa unilateral en desguace, pero queda ah¨ª una bolsa de votos que los partidos deseosos de rectificaci¨®n no quieren perder. Son los votos de una posible Herri Batasuna comarcalizada. En los despachos de la exConverg¨¨ncia y ERC eso se sabe pero nadie se atreve a decir con todas las consecuencias que el emperador est¨¢ desnudo. Quedan hu¨¦rfanos los votos de la moderaci¨®n catalanista y del centro social sin que las iniciativas para recuperar ese espacio prosperen. Prosigue lo que de modo eufem¨ªstico podr¨ªamos llamar estropicio ahora incrementado por una personalidad pol¨ªtica como Quim Torra, tan improvisada y desconocedora de las consecuencias de sus actos. Resulta flagrante que a la espera de la visita de Quim Torra a la Moncloa sea tan incontrolable la cacofon¨ªa de discrepancias en el mundo independentista. Eso queda reflejado incluso en la dial¨¦ctica manifiestamente mejorable de los portavoces medi¨¢ticos de la secesi¨®n: estamos en una fase de todos contra todos. Faltan l¨ªderes porque liderar es, entre otras cosas, hacerse responsable de algo.
Valent¨ª Puig es escritor.
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