El precio de la libertad

Arranc¨® el Grec Ciutat con un gozoso ¨¦xito, el debut como director de escena del actor Pere Arquillu¨¦ con una fresca, hilarante y cercana adaptaci¨®n catalana de dos peque?as piezas sat¨ªricas que V¨¢clac Havel escribi¨® a principios de 1975 para hacer re¨ªr a sus amigos, aunque tras las risas y el humor absurdo se esconda el drama solitario y cotidiano que el escritor y pol¨ªtico checo vivi¨® bajo el acoso de la dictadura; un calvario emocional que, en el escenario de La Villarroel, vive el personaje protagonista de Audi¨¨ncia & Vernissatge, Vanek, alter ego de Havel, interpretado por Joan Carreras en una espl¨¦ndida funci¨®n.

Se puede hacer gran teatro con recursos sencillos; lo demuestra Pere Arquillu¨¦ en su bautismo como director teatral. Acierta de lleno en un montaje de ritmo ¨¢gil, imaginativo ¡ªel cambio de decorados, a vista y de la mano de los propios actores, encadena las dos obras con ingenio¡ª que engancha por esa especial complicidad con los actores que logran los directores que tambi¨¦n dominan el oficio de actor.

La naturalidad, acierto y proximidad del lenguaje ¡ªmagn¨ªfica traducci¨®n de Monika Zgustov¨¢ y dramaturgia de Anna Maria Ricart¡ª confiere fuerza comunicativa a unos textos sencillos cuya calidad crece precisamente por el talento del director y los actores.

La trama de las dos piezas, muy influenciadas por el teatro del absurdo, con el humor como coartada para hacer m¨¢s soportable la crueldad de la persecuci¨®n, es sencilla: un escritor, Vanek (aprovecha Havel una experiencia real) sobrevive trabajando en una cervecer¨ªa donde un cervecero hist¨¦rico y domado por el r¨¦gimen, que bebe sin parar ¡ªsuelo del despacho lleno de cervezas, micci¨®n urgente por obvias razones¡ª debe vigilar al empleado bajo sospecha y pretende que el propio afectado escriba un informe sobre sus actividades.

Una leve poda del texto, que repite en demas¨ªa los mismos gestos y argumentos, dar¨ªa m¨¢s equilibrio a la funci¨®n. Pero funciona bien. Funciona a¨²n mejor la segunda pieza, en la que Vanek tambi¨¦n debe luchar para preservar su espacio de libertad frente al acoso y chantaje emocional de un matrimonio amigo que pretende imponerle un estilo de vida, unas costumbres sexuales y una falsa modernidad que va contra todos sus principios. Y es que de ¨¦so van estas dos obras, del precio de la libertad, de la capacidad de resistencia frente al acoso y la persecuci¨®n.

Quiz¨¢ deber¨ªan rebajar el exceso de movimientos y la gestualidad recurrente ¡ªlo pide el tono de farsa, pero se puede ajustar¡ª que impide a Rosa G¨¤miz ¡ªdivertid¨ªsima en el papel de Vera, mujer tan temible en el sal¨®n del hogar como en el dormitorio¡ª, desprenderse de una manifiesta rigidez. Acierta en el tono, en las miradas, suspiros y silencios, Joan Carreras, defendiendo sus principios sin perder nunca el control.

Josep Julien ofrece uno de sus mejores trabajos sacando punta al delirante histrionismo de dos personajes ¡ªel cervecero y Michal¡ª que, bajo falsas apariencias, son un demoledor espejo de insatisfacci¨®n.