La extradici¨®n como oportunidad
La decisi¨®n alemana crea un problema de fondo a la justicia espa?ola. ?C¨®mo salvar el principio de igualdad jur¨ªdica?
Con diversos acentos y variantes, desde el entusiasmo indepedentista (¡°el fin de los enga?os y mentiras¡± de la instrucci¨®n judicial, ha dicho Torra) hasta la patri¨®tica irritaci¨®n de los unionistas m¨¢s radicales (Gonz¨¢lez Pons ha sugerido la salida de Espa?a de Schengen) pasando por la cr¨ªtica medi¨¢tica, ha habido una transversal coincidencia en plantear la decisi¨®n alemana de extraditar a Puigdemont s¨®lo por malversaci¨®n como un torpedo a la l¨ªnea de flotaci¨®n de la causa contra el independentismo.
?Qu¨¦ ha dicho el Tribunal Superior de Justicia del Estado Federal de Schleswig-Holstein? Fundamentalmente, cuatro cosas: Que no hay atisbo de delito de rebeli¨®n, ni de sedici¨®n, ni siquiera de des¨®rdenes p¨²blicos. En ning¨²n caso se aprecia en las actuaciones de los independentistas ¡°la magnitud de la violencia necesaria¡± para hablar de rebeli¨®n. Es decir, que no aconteci¨® nada que no se d¨¦ en ¡°manifestaciones, convocatorias de boicot o huelgas¡±. Y que una interpretaci¨®n tan abierta de la violencia podr¨ªa acabar impidiendo el ejercicio de libertades pol¨ªticas b¨¢sicas. Puigdemont no busc¨® el asalto al poder sino la legitimidad democr¨¢tica a trav¨¦s de un refer¨¦ndum, como ¡°preludio para entablar negociaciones¡± con las autoridades espa?olas.
Que Puigdemont s¨®lo puede ser extraditado por malversaci¨®n en el uso de dinero p¨²blico para un acto prohibido. Y, aunque precisa que los datos que ha suministrado la justicia espa?ola no han sido siempre coherentes, es a ella a quien corresponde dilucidarlo. El delito de malversaci¨®n es especialmente objetivable: o se demuestran los pagos o no hay delito.
Que a¨²n afirmando la confianza en la justicia espa?ola como garant¨ªa de que Puigdemont no tendr¨¢ un juicio pol¨ªtico, recuerdan que el llamado principio de especialidad no permite que sea juzgado por delito distinto del de malversaci¨®n. Por si alguien pretend¨ªa olvidarlo.
Que deja al expresidente catal¨¢n en libertad porque ¡°no podr¨ªa permitirse la p¨¦rdida de imagen p¨²blica que supondr¨ªa una fuga¡±.
Este relato coincide con una opini¨®n cada vez m¨¢s extendida, en Catalu?a, por supuesto, pero tambi¨¦n en el resto de Espa?a y de Europa: que la imputaci¨®n de rebeli¨®n es desmesurada y forzada. El 1 de octubre, la violencia la ejerci¨® fundamentalmente la polic¨ªa y, de hecho, el gobierno lo reconoci¨® al dar a mediod¨ªa la orden de cesar en sus actuaciones a la vista del impacto internacional de los acontecimientos. Si a ello a?adimos las cr¨ªticas al modo de proceder del juez Llarena con la euroorden, el varapalo es importante. En el entorno de la derecha, algunos se rasgan las vestiduras: s¨®lo faltar¨ªa que despu¨¦s de ganar la batalla de la imagen, el independentismo ganara la batalla judicial. Pero la pregunta que tendr¨ªan que formularse es qui¨¦n nos ha llevado hasta aqu¨ª. Y ah¨ª aparece la responsabilidad de Rajoy al subrogar responsabilidades suyas a la justicia en un caso que nunca debi¨® salir de la v¨ªa pol¨ªtica. Y de S¨¢enz de Santamar¨ªa que urdi¨® la estrategia de derrota del independentismo por v¨ªa judicial. En Europa, no se entiende que un gobierno no fuera capaz de tejer una soluci¨®n democr¨¢tica.
Que el juez Llarena controle el orgullo herido. Retirar la euroorden puede tener el placer ¨ªntimo de condenar a Puigdemont a un largo exilio en Alemania. Pero no ayudar¨ªa a la reputaci¨®n de la justicia espa?ola. Cuando se juega un partido se da por supuesto que se aceptan las reglas: No es muy elegante, si te meten un gol, coger la pelota y marcharte a casa. Al acudir a la euroorden se supone que Llarena asum¨ªa las condiciones del procedimiento. El resultado no ha sido el que esperaba, lo sensato es aceptarlo deportivamente. Pero Llarena vive las resoluciones de los jueces extranjeros como una afrenta. Y se nota.
La decisi¨®n alemana crea un problema de fondo a la justicia espa?ola. ?C¨®mo salvar el principio de igualdad jur¨ªdica? ?Se puede condenar por rebeli¨®n a los independentistas presos y s¨®lo por malversaci¨®n al presidente que les mandaba o dejarle libre en el extranjero? Puigdemont presentar¨¢ recurso. La resoluci¨®n podr¨ªa llegar cuando los dem¨¢s ya est¨¦n juzgados, anticipando el agravio. Porqu¨¦ no hacer de la necesidad, virtud. Quiz¨¢s la decisi¨®n alemana pueda contribuir a que la v¨ªa judicial acabe en la franja baja de las penas potenciales y, as¨ª que, poco a poco, se vaya consolidando la v¨ªa pol¨ªtica como el espacio natural del que nunca ten¨ªa que haber salido el conflicto.
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