Nuevo Bazt¨¢n se deleita con la guitarra barroca del Siglo de Oro
El tr¨ªo Mariz¨¢palos, guitarra, violonchelo y percusi¨®n, evoca la m¨²sica del genial compositor espa?ol Gaspar Sanz
La localidad meridional madrile?a de Nuevo Bazt¨¢n asisti¨® este s¨¢bado a un memorable concierto de guitarra barroca, con viola y percusi¨®n, que evoc¨® la obra del compositor espa?ol Gaspar Sanz (1640-1710). Los cinco ¨®rdenes, cuerdas dobles, de la guitarra del hispalense An¨ªbal Soriano, junto al violonchelo del venezolano Leonardo Lucket y la vers¨¢til percusi¨®n de ?lvaro Garrido, sevillano tambi¨¦n, despertaron en el p¨²blico asistente la emoci¨®n apasionada de la m¨²sica del siglo XVII, que mostr¨® en su plenitud el poso de lejana tristeza y el destello de su ¨ªntima alegr¨ªa desde las mejores obras de Sanz, turolense de Calanda y profesor de M¨²sica de la Universidad de Salamanca, cuyo talento se expandi¨® por Espa?a y Europa gracias a su libro Instrucciones de m¨²sica para la guitarra espa?ola, obras considerada canon de la composici¨®n e interpretaci¨®n de este instrumento.
El concierto forma parte del XXXI edici¨®n de Cl¨¢sicos de Verano promovido por la Comunidad de Madrid y su escenario fue la iglesia de San Francisco Javier, incrustada en el complejo palaciego, art¨ªstico e industrial de Nuevo Bazt¨¢n. Este enclave surgi¨® de la portentosa iniciativa del navarro Juan de Goyeneche (1656-1735) consejero ¨¢ulico del rey Felipe V, que quiso edificar en el conf¨ªn alcarre?o de Madrid un emporio de Industria y Arte, conseguido gracias a su laboriosidad. La proximidad en el tiempo entre la m¨²sica barroca de Gaspar Sanz y el emprendimiento dieciochesco de Goyeneche otorgaron al concierto de Nuevo Bazt¨¢n un aura evocadora acrecentada por su contig¨¹idad.
El repertorio elegido por los int¨¦rpretes inclu¨ªa piezas que abarcaron g¨¦neros como paradelas, espa?oletas, chaconas y pavanas, ¡°m¨²sicas para escuchar, recrearse y danzar¡±, cuya selecci¨®n mostraba la desenvoltura de los int¨¦rpretes, que exhibieron destreza en la plena y acompasada sinton¨ªa instrumental que observaron. Al chispeante punteo y el certero arpegiado all¨ª escuchados y demandados por la guitarra barroca -que a la saz¨®n, el ¨²ltimo tercio del Siglo de Oro, solo contaba con cinco cuerdas de las seis con que llegar¨ªa a contar la guitarra contempor¨¢nea-, se un¨ªa la majestuosa gravedad de la viola, permanente soporte de florilegios, rasgueados y golpes.
Las cuerdas dobles e innovadoramente invertidas ¨Caguda-grave, de la guitarra-, m¨¢s la potencia s¨®nica de la viola, trenzaron su armoniosa coyunda con una percusi¨®n original, cuyo dispositivo percutor incluy¨® el duval, una suerte de timbal de considerable tama?o y origen balc¨¢nico; el gabal, pandero chino, con peque?os cr¨®talos en su env¨¦s; m¨¢s collares de semillas y de pezu?as de b¨®vidos, que los indios americanos se ajustaban en los tobillos para aderezar sus danzas, as¨ª como unas recias casta?uelas en madera de Cantabria, cuyo choque ritmado permit¨ªa evocar sonoros pasos, trotes o galopes -acordes con las demandas de los bailes- y cantarines repiqueteos que confer¨ªan a los rasgueados y punteos jocosidad y compa?¨ªa.
Especialmente emotiva fue una pieza de troquel castrense ¨Ctambi¨¦n festivo-, interpretada en la ¨¦poca previamente a la entrada en combate; la pieza inclu¨ªa un devaneo sonoro, procurado por la viola, para reflejar las p¨ªtimas con las cuales algunos soldados preludiaban la v¨ªspera guerrera, tal vez postrera oportunidad para las efusiones vitales.
El concierto atrajo la atenci¨®n de los asistentes hacia la m¨²sica barroca, generalmente muy poco conocida del gran p¨²blico, que acostumbra ce?irla tan solo a los ¨¢mbitos cortesanos. Desde luego, el mecenazgo de esa m¨²sica correspondi¨® a la ¨¦lite entonces gobernante, en pleno apogeo imperial hispano, como muestra el impulso que le fue dado por Juan Jos¨¦ de Austria (1629-1679), hijo de la actriz conocida como Mariz¨¢palos, y del rey Felipe IV, padre asimismo del rey Carlos II.
Juan Jos¨¦, militar, diplom¨¢tico y Gobernador de los Pa¨ªses Bajos, fue un renombrado mel¨®mano propietario de algunas de las mejores guitarras de la ¨¦poca. As¨ª lo confirm¨® tiempo atr¨¢s el veterano luthier madrile?o Marcelino L¨®pez Nieto, constructor de m¨¢s de un millar de instrumentos de cuerda y principal coleccionista en Espa?a de este tipo de instrumental que cuenta con un museo de Tokio. L¨®pez Nieto, disc¨ªpulo de Daniel Fortea quien descubriera fortuitamente en Par¨ªs la partitura del celeb¨¦rrimo Romance an¨®nimo, pose¨ªa en su colecci¨®n una bell¨ªsima guitarra reproducci¨®n fiel del instrumento que ta?era el egregio pol¨ªtico y militar de la casa de Austria, muy semejante asimismo al que mostrara An¨ªbal Soriano en el concierto de este s¨¢bado estival en la localidad madrile?a.
Cuando se piensa en la m¨²sica barroca se suele desconocer su arraigo popular profundamente festivo, como mostraba el repertorio elegido e interpretado por el tr¨ªo Mariz¨¢palos de j¨¢caras, fol¨ªas y zarabandas ¨Cbaile prohibido ¨¦ste ¨²ltimo seg¨²n informara Miguel de Cervantes-, que puso de relieve su car¨¢cter jocoso durante la ¨²ltima fase del concierto. Rompiendo la f¨®rmula est¨¢tica de los recitales al uso, el guitarrista abandon¨® el proscenio e interpret¨® alguna de sus piezas caminando entre el p¨²blico, que despidi¨® el concierto con bravos y calurosos aplausos.
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