Casado por arte de magia
Los conservadores omiten abordar las causas de la corrupci¨®n y presentan como un ¨¦xito que el nacionalismo catal¨¢n est¨¦ hoy fuera del pacto constitucional
Despu¨¦s de haber protagonizado una enorme y todav¨ªa inacabada oleada de esc¨¢ndalos de corrupci¨®n que provoc¨® su ominosa salida del Gobierno de Espa?a por una moci¨®n censura, el PP acaba de llevar a cabo un congreso como si nada le hubiera pasado. Al rev¨¦s, el congreso del 21 de julio fue planteado como una fant¨¢stica operaci¨®n de magia, un escamoteo de cualquier cosa substancial y un mero cambio del artista que ejecuta la funci¨®n. ?Ahora tenemos Casado donde antes ten¨ªamos Rajoy! M¨¢s de lo mismo. Y ya est¨¢. Aqu¨ª no ha pasado nada.
Los asistentes al congreso sab¨ªan perfectamente las causas que les hab¨ªan obligado a reunirse, pero prefirieron no hablar de ellas, el paroxismo del modus operandi de Rajoy. Si el responsable de las finanzas del partido que fue condenado como n¨²cleo de una trama corrupta era para Rajoy ¡°ese se?or del que usted me habla¡±, para los compromisarios del congreso la tan reciente ca¨ªda del Gobierno deb¨ªa de ser algo como ¡°esa cosa que nos ha pasado¡± y de la que no merece la pena hablar. ?Explicaciones? ?Pero si no ha pasado nada!
El PP opt¨® por negar la realidad de la corrupci¨®n incluso cuando sentencias judiciales como la del caso G¨¹rtel pusieron negro sobre blanco unas complicidades que abarcaban pr¨¢cticamente todos los niveles del partido, incluida la c¨²pula en la que figuraban no pocos de los avaladores de los dos aspirantes a suceder a Rajoy. Y el v¨¦rtice mismo, el propio Rajoy. Esa negativa, ese cerrar los ojos ante una realidad desagradable ?es aceptable para la sociedad? Incluso sus m¨¢s incondicionales electores merecen una explicaci¨®n, una disculpa aut¨¦ntica. No la ha habido y esto proporciona a Ciudadanos, el partido que espera recoger los restos del naufragio, la agarradera para presentarse como alternativa a la corrupci¨®n.
Pero esta no es, adem¨¢s, la ¨²nica explicaci¨®n que el PP le debe a la sociedad espa?ola. En un alarde de virtuosismo en la prestidigitaci¨®n, el PP intenta erigirse en el salvador de Espa?a en la crisis constitucional desatada en Catalu?a. En el congreso y en la mini campa?a entre aspirantes que le precedi¨®, la actuaci¨®n del partido y su gobierno en la crisis catalana fue presentada como ejemplo de patriotismo y de constitucionalismo. Visto con un poco de perspectiva, la realidad es otra. Estando todav¨ªa en la oposici¨®n, el PP cre¨® el problema, impugnando el Estatuto de Catalu?a aprobado en refer¨¦ndum, y luego, estando ya en el gobierno, no supo gestionar las consecuencias de la impugnaci¨®n. Es cierto que en un determinado momento, que podr¨ªa fijarse en las sesiones del parlamento catal¨¢n del seis y siete de septiembre de 2017, los independentistas se echaron al monte, abandonaron la idea de legalidad y perdieron cualquier raz¨®n pol¨ªtica que hubieran podido tener. Pero, a¨²n siendo as¨ª, tambi¨¦n es cierto que cuando el PP y Mariano Rajoy accedieron al Gobierno en 2011, la crisis catalana a¨²n no hab¨ªa estallado. En 2010, el entonces presidente de CiU, Artur Mas, form¨® gobierno y mayor¨ªa en el Parlament con los votos del propio PP. Dicho de otra forma. La crisis catalana es uno m¨¢s de los frutos de la gesti¨®n pol¨ªtica de Rajoy, ha madurado bajo su mirada. Y el resultado de esa crisis puede describirse como la expulsi¨®n del nacionalismo catal¨¢n del consenso constitucional.
El PP y sus dirigentes insisten en presentar al nacionalismo catal¨¢n como el culpable del conflicto, el malo de la pel¨ªcula. Pero lo cierto es que el nacionalismo de Jordi Pujol, al que el PP acusa de ser responsable ¨²ltimo de la situaci¨®n actual, es uno de los art¨ªfices del pacto constitucional de 1978. Que el grueso del catalanismo haya dejado de sentirse comprometido en ¨¦l no es fruto de una maldad intr¨ªnseca. Es el resultado de una nefasta gesti¨®n pol¨ªtica de la que cabe pedir responsabilidades a quien no supo hacer otra cosa que convertirla en un asunto de C¨®digo Penal .
Que Quim Torra, Carles Puigdemont y compa?¨ªa est¨¦n dispuestos ahora a prescindir del capital pol¨ªtico acumulado desde 1978 no justifica que quien m¨¢s responsabilidades e instrumentos ten¨ªa para evitar la ruptura con el nacionalismo catal¨¢n, es decir, para preservar el pacto constitucional, que era el Gobierno de Rajoy, no lo hiciera. El catalanismo estaba dentro del pacto constitucional y ahora est¨¢ fuera. Que Rajoy y Soraya S¨¢ez de Santamar¨ªa lo presenten como un ¨¦xito es un caso de desfachatez. No es un ¨¦xito, es un fracaso descomunal. Su obligaci¨®n era evitarlo. Que despu¨¦s de siete a?os en el Gobierno, el PP deje este conflicto abierto en canal y celebre un congreso en el que solo lo mencione para felicitarse por haber salvado a Espa?a es un escamoteo y una burla inaceptable.
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