Del ruido a la pol¨ªtica
Lo que toca ahora es ofrecer un horizonte pol¨ªtico a los ciudadanos y ganar peso en la desbarajustada Europa
J¨¹rgen Habermas ha lamentado, en un art¨ªculo reciente, la incapacidad de la Uni¨®n Europea para llevar a cabo una acci¨®n pol¨ªtica y ha denunciado que el ¡°populismo de derechas es la consecuencia venenosa de esta ausencia pol¨ªtica de la Uni¨®n Europea¡±. No es f¨¢cil definir los l¨ªmites entre la acci¨®n y la inacci¨®n pol¨ªtica, entre otras cosas porque la inacci¨®n puede ser una forma ¡ªgeneralmente catastr¨®fica¡ª de hacer pol¨ªtica, como ejemplifica el caso Rajoy. Pero, sin duda, la pol¨ªtica pierde pulso cuando se acomoda al principio no hay alternativa, levantando de este modo acta de su debilidad; cuando la distancia entre lo que se promete y lo que se lleva a cabo resulta abismal; y cuando se opta por negar las causas de un problema en vez de afrontarlo. Y una expresi¨®n de esta impotencia es la sustituci¨®n de la pol¨ªtica por la comunicaci¨®n, la multiplicaci¨®n de mensajes que se agotan en s¨ª mismos, para disimular la precariedad del que los formula.
La imprevista llegada de Pedro S¨¢nchez al poder ha sido bien acogida. O por lo menos esto dice el CIS. El factor imprevisi¨®n le ha ayudado. Sus ¨¦xitos frente al corporativismo de partido, tambi¨¦n. En tiempo r¨¦cord se ha cargado a la represente del oficialismo del PSOE, Susana D¨ªaz, y al presidente del gobierno y del PP, Mariano Rajoy, a la primera desafi¨¢ndola en un combate interno con el aparato en contra, al segundo, aprovechando una ocasi¨®n por la que nadie daba un duro. En los dos casos, S¨¢nchez capt¨® el enfado de la ciudadan¨ªa con la pol¨ªtica corporativa. En el primero, los militantes socialistas le dieron la raz¨®n; en el segundo, los dem¨¢s partidos no osaron negarse a una operaci¨®n que estaba en la onda de rechazo a la pol¨ªtica impositiva de los de siempre, excepto Ciudadanos presa de la fantas¨ªa de una victoria inexorable como premio a la radicalizaci¨®n populista, que denuncia Habermas.
El factor sorpresa se combin¨® con el cansancio psicol¨®gico que el pa¨ªs arrastraba por confluencia de tres factores: el abrumador ejercicio del poder sin luces de Rajoy y su partido, la insoportable corrupci¨®n estructural del PP, y la fatiga por la cuesti¨®n catalana. ?El estado de gracia durar¨¢ tiempo suficiente para servir de rampa de lanzamiento del PSOE cara a una futura mayor¨ªa? Ya no bastar¨¢ la comunicaci¨®n ser¨¢ necesaria la pol¨ªtica. Y para ello necesita un proyecto de amplio espectro. No s¨®lo limitado a los dos terrenos m¨¢s favorables para la demagogia populista de sus adversarios de la derecha: Catalu?a y la inmigraci¨®n. La propia encuesta del CIS confirma que hay cuestiones que preocupan mucho m¨¢s que los productos estrella de la demagogia de la derecha.
Las obscenas fotos de Casado en Algeciras y en la valla de Melilla y su insistencia en el art¨ªculo 155 y en el rechazo a las negociaciones entre los gobiernos espa?ol y catal¨¢n, demuestran que en el PP cambian las formas pero no los vicios estructurales.
Pol¨ªtica no es solo escoger adversario. La cita de S¨¢nchez con Pablo Casado confirma que PP y PSOE tienen un inter¨¦s compartido en la reconstrucci¨®n del bipartidismo, se necesitan como socios rivales para mantener el bipolio del poder. Pero eso es vieja pol¨ªtica. Lo que toca ahora es ofrecer un horizonte pol¨ªtico a los ciudadanos y ganar peso en la desbarajustada Europa. Y lo que corresponde es pasar a la pol¨ªtica en una cuesti¨®n clave como la catalana. Se ha abierto una v¨ªa de di¨¢logo.
Ahora hay que construir un espacio de acuerdo. Una parte del independentismo sigue instalado en la ficci¨®n de la ruptura unilateral y de la implantaci¨®n de la Rep¨²blica, para la cual todo el mundo sabe que no dispone de los instrumentos b¨¢sicos. Es algo tan alejado de la realidad que divide el independentismo y reduce su espacio. Los efectos de la v¨ªa represiva escogida por el gobierno Rajoy y apoyada por el PSOE hacen dif¨ªcil la distensi¨®n mientras no se allane la v¨ªa judicial. Pero es obligaci¨®n de todos, de los que negocian, pero tambi¨¦n del PP y de Ciudadanos, contribuir a pacificar lo que no se puede resolver ni desde la intransigencia ni desde el acendrado discurso patri¨®tico de la derrota. El ¨¦xito de Pedro S¨¢nchez depender¨¢ de su capacidad de arrastrar a los dem¨¢s a pasar del ruido a la pol¨ªtica, frente a un populismo que vive del cultivo permanente del resentimiento.
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