¡°Hemos vivido una soledad muy profunda¡±
Adriana Mart¨ªn supo que sus familiares fueron v¨ªctimas del atropello a trav¨¦s de un v¨ªdeo que corri¨® en la red
¡°?Si no me volv¨ª loca? S¨ª, claro. A¨²n lo estoy. Te vuelves loca solo por la log¨ªstica, yendo de hospital en hospital, para ver a mi madre, en la UCI, y a mi hermana, en coma. Con los ojos llorosos, mi padre le dijo a Bel¨¦n Tirado, mi psic¨®loga, que nunca habr¨ªa imaginado que las v¨ªctimas del terrorismo estuvieran tan solas. Hemos vivido una soledad tremenda. Una soledad muy profunda. Nadie te ayuda. La Administraci¨®n, nada. Tienes que luchar contra todo. El d¨ªa despu¨¦s del atentado, en el hospital del Mar, el Ministerio envi¨® a dos representantes: nos dijeron que ten¨ªamos derechos y guard¨¢ramos los tickets. No s¨¦ qu¨¦ hice con el papel. No est¨¢s para eso. Es un milagro que las dos vivan.
¡°Es un milagro que mi hermana, que estuvo en coma, y mi madre vivan¡±
No estoy bien. Sigo en shock. Soy muy sensible pero no me sale llorar. He contado tantas veces lo que pas¨® que me lo s¨¦ c¨®mo el guion de una pel¨ªcula. Durante un tiempo me escond¨ªa para no explicarlo. Ahora ya no. He vivido en una monta?a rusa: he sentido rabia, tristeza, alegr¨ªa, gratitud, odio. Y quien lo niegue, miente. Sufro estr¨¦s postraum¨¢tico y estoy en tratamiento ps¨ªquico y psiqui¨¢trico. Tengo lagunas cognitivas que atribu¨ª por error a las pastillas. Ya no tengo miedo. Todo va mejor desde que contact¨¦ con Robert Manrique, asesor de la UAVAT (Unidad de Atenci¨®n y Valoraci¨®n de Afectados por el Terrorismo), a trav¨¦s de Laura Rosell, del FAQS, de TV3. Mi amiga Dolors me avis¨® del programa que hizo en mayo sobre el atentado. La unidad nos ha facilitado la tramitaci¨®n de las ayudas para mis familiares. El plazo acaba ahora.
Dos horas con Ada Colau
Adriana Mart¨ªn, de 34 a?os, administrativa de una multinacional, avisa de que no vota a Ada Colau pero la elogia: la recibi¨® a solas en su despacho dos horas. El servicio de emergencias de Barcelona rebate sus quejas pero ella dice que esta es su historia y no tiene por qu¨¦ mentir. No le fueron bien los psic¨®logos del CAP, de la mutua y del Ayuntamiento pero guarda con mimo estos n¨²meros: el 76211 (la placa del urbano que ayud¨® a su madre); el 84, del agente de Sant Cugat, que medi¨® con su alcaldesa y los 3771 y 3884, de dos mossos.
El d¨ªa del atentado sab¨ªa que mi madre y mi hermana hab¨ªan ido a pasar el d¨ªa a Barcelona y me empec¨¦ a preocupar. No contestaban los whatsApps ni las llamadas. Mi padre estaba en Suecia y le avis¨¦. Fue ¨¦l el que descubri¨® a mi madre medio incorpor¨¢ndose al lado de un quiosco en el v¨ªdeo que un chico hizo de los heridos. A mi hermana, en el suelo, no la identifiqu¨¦ hasta 20 d¨ªas despu¨¦s. Hab¨ªa estado haciendo fotos de unas acuarelas y mi madre le dijo que quer¨ªa pasar por la Boquer¨ªa. Iban a comer un helado. No recuerdan m¨¢s. Ni oyeron ni vieron nada. Mi madre se despert¨® en una tienda de m¨®viles con un mont¨®n de extranjeros heridos y un se?or con un turbante. Preguntaba por su hija y la ten¨ªa al lado. La trasladaron despu¨¦s al fondo del local con las personas ya fallecidas. Y estaba viva.
Mi padre no paraba de decirme que las buscara. Pero no pod¨ªa: somos de Sant Cugat y el acceso a Barcelona estaba cerrado en coche y en tren. Nadie contestaba los tel¨¦fonos. No sab¨ªamos d¨®nde estaban. Siete horas desesperantes. Le ped¨ª a Tete, mi marido, que descolgara el m¨®vil: no quer¨ªa recibir la noticia fatal de mi hermana. Mi alcaldesa me llam¨® cada hora. No pudo ponerme un coche-patrulla hasta la medianoche.
Fueron siete horas desesperantes. Soy de Sant Cugat. No pod¨ªa llegar a Barcelona y no sab¨ªan d¨®nde estaban"
Con ocho costillas rotas, mi madre, en el hospital del Mar, recuper¨® el conocimiento y dio el tel¨¦fono de mi abuelo, el ¨²nico que record¨®. As¨ª localizaron a mis t¨ªos y ellos me informaron a m¨ª. Mis primos hicieron una doble ronda en los hospitales y de noche, localizaron a mi hermana en el Sant Pau. Estaba cr¨ªtica: 15 costillas rotas, un pulm¨®n perforado, fracturas en la pelvis, hemorragia en el h¨ªgado. Cuando la vi, pens¨¦: ¡®No es mi hermana¡¯. No la reconoc¨ª. Vive en Suecia y en recepci¨®n una trabajadora me pregunt¨® qui¨¦n pagar¨ªa su estancia sin su tarjeta m¨¦dica europea. '?Perdona?', le dije. No me lo pod¨ªa creer.
¡°Mi padre estaba en Suecia y descubri¨® a mi madre herida en el video. A mi hermana la identifiqu¨¦ hasta 20 d¨ªas despu¨¦s¡±
En el hospital del Mar, ped¨ª ayuda a una psic¨®loga de la Cruz Roja para que me dijera c¨®mo se lo contaba a mi padre, que estaba en al aeropuerto esperando el primer avi¨®n, sin que le diera algo. Me aconsej¨® que no le mintiera. Fue la ¨²nica vez que en un hospital vi a un psic¨®logo: ni en el del Mar ¡ª?C¨®mo le explicaba yo a mi madre que su hija estaba en coma?¡ª ni en el Sant Pau ¡ª?C¨®mo decirle a alguien que sale del coma que su madre se enfrenta a una operaci¨®n de vida o muerte?¡ª ni en la Mutua de Terrassa. Fue en este centro donde salvarona mi madre. Ten¨ªa 10 costillas rotas y no ocho. Le hab¨ªan dado el alta en el Sant Pau encontr¨¢ndose mal ¡ªno pod¨ªa comer¡ª y lo atribuyeron a la medicaci¨®n. Una le acab¨® perforando el diafragma, el est¨®mago y de nuevo el pulm¨®n.
El Ministerio no me considera v¨ªctima por que no estuve en La Rambla pero yo s¨ª por todo lo que pas¨¦¡±
Los de la unidad han sido mis ¨¢ngeles. Pero hay que corregir cosas del protocolo. Y puedo explicarlo a quien me pregunte. Una enfermera le solt¨® a mi hermana, cuando despert¨®, que hab¨ªa sido v¨ªctima del atentado. Y a m¨ª, cuando estaba en coma, que no le hablara ni le leyera El Principito, su libro preferido, porque, cosa que dudo, no serv¨ªa de nada. Mi madre sali¨® del hospital en 20 d¨ªas y mi hermana a final de a?o. Quieren pasar p¨¢gina. Nunca nadie nos llam¨®. El 22 de agosto, la Delegaci¨®n del Gobierno abri¨® una oficina una semana de atenci¨®n a las v¨ªctimas. No sirve de nada: o est¨¢s en el hospital o enterrando a tus familiares. Con lo que sufrimos y seguimos pasando mi padre y yo, me parece incre¨ªble que el Ministerio no nos considere v¨ªctimas por no estar en Las Ramblas. No necesito un t¨ªtulo que lo acredite. S¨¦ lo que soy y lo que ha cambiado mi vida desde entonces.
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