¡°Las ofertas pueden llegar, pero los valores que tiene cada uno son importantes¡±
Jonatan Iglesias, 25 a?os, es el ma?tre de uno de los hoteles m¨¢s prestigiosos de Costa Dorada
Al poner un pie en el luminoso y di¨¢fano comedor se avista, en posici¨®n preeminente, un surtido de botellas de cava fresqu¨ªsimo, ba?¨¢ndose dentro de transparentes cubiteras repletas de hielo. El hallazgo sorprende, no por poco apetitoso sino por la hora en que se produce. Apenas son las nueve de la ma?ana de un viernes, tiempo de desayuno para los 900 hu¨¦spedes que aloja el Hotel H10 Salauris Palace de Salou. ¡°Abrimos de 12 a 15 botellas cada ma?ana y, cuando vienen los jubilados del Imserso, de 20 no bajamos¡±, revela Jonatan Iglesias, afincado en Salou y nacido en Fuerteventura (Islas Canarias). Tiene 25 a?os, cumplidos en julio, y es el maitre al mando de la sala. Supervisa todo lo que all¨ª se cuece y le sobra tiempo para regalar piropos a los lega?osos clientes. ¡°A muchos los conozco de otros a?os porque casi todos los que vienen, repiten¡±, dice. ¡°El turista es agradecido¡±, a?ade. Le sobra paciencia, incluso para no perder la sonrisa cuando le se?ala la enorme, y cercana, m¨¢quina exprimidora de frutas a un atolondrado hu¨¦sped que pregunta d¨®nde est¨¢n los zumos. El mismo hombre engancha la botella que tiene m¨¢s a mano sin parecer importarle que lo que va a servirse en su taza sea leche sin lactosa. Aqu¨ª hay manduca variada y en cantidad: boller¨ªa, dulces, platos salados, panes integrales, frutas, yogures, chocolates y mucho beicon y huevo revuelto. ¡°La mayor¨ªa de nuestros clientes son brit¨¢nicos¡±, cuenta Jonatan. Tal vez eso ayude a entender el por qu¨¦ de una tinaja repleta de gachas de avena, el pringoso porridge, en un buf¨¦ donde abundan las exquisiteces. ¡°A mediod¨ªa y a la hora de la cena ponemos fuentes con golosinas, no veas si triunfa¡±, delata el maitre. Est¨¢ acostumbrado a las excentricidades alimenticias pero le siguen desconcertando los h¨¢bitos de algunas familias: ¡°pasan diez d¨ªas aqu¨ª y a los ni?os no les dan otra cosa que no sea patatas fritas y nuggets de pollo¡±. Habla el maitre pero no puede evitar que asome su faceta de padre de un ni?o peque?o.
Se maneja como pez en el agua entre las mesas. La juventud de su rostro choca con las acertadas maneras de curtido profesional. ¡°Llevo aqu¨ª desde los 16 a?os, empec¨¦ de ayudante de camarero y no sab¨ªa abrir una botella de vino ni agarrar un plato¡±. Tiene 19 personas a su cargo y se coordina directamente con el jefe de cocina. Sentar a cada cliente en la mesa m¨¢s ¨®ptima para evitar el colapso y las colas, tratando de disuadir a aquellas parejas que se lanzan a por una preparada para cuatro, es tarea de horas punta. Tras el tetris de la mesas, debe controlar stocks, actualizar la lista de intolerancias y alergias de los clientes, registrar la temperatura y las caducidades de los alimentos y planificar las reuniones y las sesiones de formaci¨®n que realiza con el personal.
En el lobby del hotel hay una fila de gente esperando no se sabe muy bien qu¨¦. Cuando se abre el port¨®n que da acceso a la piscina salen todos en estampida a por una hamaca. Las m¨¢s cercanas al agua son las m¨¢s preciadas. Sus vacaciones son horas de terraza y piscina. El hotel cuenta con 351 habitaciones. Desde abril a oto?o la ocupaci¨®n raramente baja del 95%. Jes¨²s Fuente, director de esta peque?a ciudad, valora el buen hacer de su maitre. ?l le ungi¨® y no se arrepiente. En invierno lo quiere mandar a Canarias para que se forme en otros hoteles de la cadena. ¡°Las ofertas pueden llegar pero los valores que cada uno tiene son importantes, y yo estoy a gusto aqu¨ª¡±, indica Jonatan. Conoce bien las exigencias del sector y lamenta los excesos de carga de trabajo: ¡°mi hermano trabajaba en un hotel cercano y lo dej¨®, harto¡±.
Una excursi¨®n a Port Aventura y alguna incursi¨®n a la playa es toda la licencia que se permiten los fan¨¢ticos de las vacaciones de piscina. Los excesos acarrean, de vez en cuando, alg¨²n susto. Jonatan recuerda un par de episodios de ni?os convulsionando en el comedor tras demasiadas horas de sol. Considera parte de sus atribuciones lidiar situaciones de emergencia m¨¦dica y se ha formado para manipular el desfibrilador.
Algo ¡ª o mucho¡ª de psicolog¨ªa tampoco est¨¢ de m¨¢s a la hora de tratar a algunos clientes. Jonatan recuerda el caso de un hu¨¦sped irland¨¦s que preparaba una mesa llena de copiosa comida que nunca se zampaba. ¡°Es para Floyd Mayweather, soy su guardaespaldas y ahora vendr¨¢, porque est¨¢ concentrado en Cambrils¡±, repet¨ªa el misterioso cliente. El poderoso boxeador Mayweather nunca apareci¨® y el irland¨¦s se esfum¨® de la noche a la ma?ana dejando una factura sin pagar. ¡°Mientras estuvo aqu¨ª nos apa?amos para llevarnos m¨¢s o menos bien con ¨¦l¡±, cuenta Jonatan. El irland¨¦s no encontr¨® el mismo tacto en otros lugares y termin¨® detenido tras un altercado en un pub de Salou. Cuando le preguntan si todo se lo toma con el mismo talante, Jonatan replica: ¡°a veces me enfado, claro, pero es que si no se me suben a las barbas". Es un decir, porque barba, tiene poca.
Una d¨¦cada despu¨¦s
Nombre y edad. Jonatan Iglesias, 25 a?os
Si no fuera lo que es... ?qu¨¦ le habr¨ªa gustado ser?? Mosso d'Esquadra. Lleg¨® a presentarse a las oposiciones y lo suspendieron en la ¨²ltima fase.
Se va de vacaciones a.. Disneyland Paris.
D¨®nde se ve en 10 a?os laboralmente? Aqu¨ª, en este mismo hotel".
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