Colonias en familia sin internet ni m¨®vil
Fundesplai organiza estadas 'offline' para reivindicar el contacto con la naturaleza y minimizar el uso de las tecnolog¨ªas


Una ni?a quiere llamar a su abuela, pero no sabe c¨®mo hacerlo. ¡°Descuelga¡±, le indica su padre. La peque?a le mira y no entiende nada. ¡°Esto es una cabina de tel¨¦fono¡±, le explica el hombre, ¡°sirve para llamar, como un m¨®vil¡±. La escena es com¨²n en la casa de colonias de La Tra¨¹na, en el Montseny, donde se celebran durante el verano colonias offline, estad¨ªas de entre tres y seis d¨ªas para familias que pretenden pasar unos d¨ªas sin el tel¨¦fono m¨®vil encima y sin la atracci¨®n de internet o las pantallas. ¡°Aqu¨ª pretendemos reconectar con la naturaleza, nosotros mismos y la familia¡±, explica Pep Valls, jefe de comunicaci¨®n de Fundesplai. Teclear, usar el Whatsapp o mirar la ¨²ltima hora en Twitter no est¨¢ permitido.
En la casa, la cabina es el reflejo del paso del tiempo, que parece avanzar a ritmos distintos en el campo y en la ciudad. Desde las urbes, llegan familias para desconectar, nunca mejor dicho. Entre ellas no se conocen. Tendr¨¢n tiempo de hacerlo durante los pr¨®ximos d¨ªas.
Las familias se presentan a trav¨¦s de las actividades que dirige un educador ambiental, Roger Duato, de 30 a?os, y realizan las tareas en comunidad. Ponen y recogen la mesa y colaboran durante las din¨¢micas. Por la noche, eso s¨ª, cada una tiene su propia habitaci¨®n. ¡°Nosotros vinimos un poco para curiosear¡±, admite Helena, nombre ficticio, que pide que no se publique el real. ¡°Me da verg¨¹enza¡±, se excusa con cierto rubor.
Helena y su pareja participan junto a su hija de 6 a?os. ¡°Aqu¨ª, sin tel¨¦fonos, te das cuenta de lo mucho que llegas a descuidar a tus seres queridos con tanta pantalla¡±, asegura. Sin est¨ªmulos tecnol¨®gicos, la comunicaci¨®n con el entorno m¨¢s cercano se refuerza. ¡°Es que con el ritmo del d¨ªa a d¨ªa nos olvidamos del contacto f¨ªsico y de ponernos a hablar¡±, a?ade Duato, licenciado en Ciencias del Mar. ¡°Sin el m¨®vil, de verdad, te cambie la mirada¡±, a?ade Helena.
Duato coordina las actividades. Se lleva al grupo a descubrir tipos de plantas, marca el paso por los caminos y descifra algunos secretos del bosque: desde rastros de animales a la utilidad de las plantas arom¨¢ticas. ¡°Hay todo tipo de familias¡±, cuenta, ¡°pero me sorprendi¨® la actitud positiva de todas¡±. Algunas ya llegan sin el m¨®vil en el bolsillo, predispuestas; otras dejan el aparato en una caja que nadie deber¨¢ tocar hasta el ¨²ltimo d¨ªa.
Para los ni?os la convivencia parece sencilla. Se adaptan a lo que hay. Con o sin internet. ¡°En casa me gusta mirar youtubers¡±, admite una ni?a que no debe tener m¨¢s de siete u ocho a?os. Pero en el monte, tocar ¨¢rboles o elaborar aceites con plantas arom¨¢ticas tambi¨¦n tiene lo suyo. ¡°Muchos, al llegar, me preguntan ¡®?y no podremos jugar a la Play?¡¯ Y el ¨²ltimo d¨ªa me confiesan que no la han echado de menos. Eso es una gran alegr¨ªa¡±, explica Duato.
La falta de m¨®viles impide una de las actividades estrella del verano: hacer fotos. ¡°Nos dimos cuenta de que los padres estaban m¨¢s pendientes de fotografiar y los ni?os de posar. Y sin m¨®viles, interact¨²an m¨¢s¡±, relata Duato. Para Helena, despertarse sin el tel¨¦fono rompi¨® sus rutinas. ¡°En casa me despierto con ¨¦l, s¨ª. Desde que me levanto hasta la noche estoy pegada al m¨®vil. Te das cuenta de lo adictos que somos¡±.
La noche llega. Es hora de la actividad nocturna. El grupo se aleja de la casa, levanta la mirada al cielo y Duato ubica las constelaciones estelares. Parece que nadie echa de menos el doble-check en Whatsapp, un ¡°me gusta¡± de Instagram o una solicitud de amistad en Facebook. La desconexi¨®n de las redes sociales se agradece. Y si se necesita, siempre queda una cabina para llamar a la abuela.
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