Una daga en el coraz¨®n
Un emocionante Bach de Elina Viksne da comienzo a las actividades musicales de la Universidad de Santiago
La violinista de la Real Filharmon¨ªa de Galicia Elina Viksne ha celebrado este lunes el concierto de apertura del curso acad¨¦mico de la Universidad de Santiago de Compostela. El acto ha sido un monogr¨¢fico con dos obras de Johann Sebastian Bach: la Sonata n? 2 en la menor, BWV 1003, y la Partita n? 2 en re menor, BWV 1004. El recital cierra el ciclo Oculta Polifon¨ªa, celebrado esta primavera-verano en Santiago, que ha recorrido toda la obra de Bach para viol¨ªn y violonchelo solos.
Hay conciertos que van de m¨¢s a menos, otros de menos a m¨¢s y otros que empiezan bien y terminan mejor. El de Elina Viksne en el Paraninfo de la Universidad de Santiago se podr¨ªa decir que fue de m¨¢s a m¨¢s a¨²n. Fue como un puente de dos ojos firmemente basado en la sobriedad del Grave con el que comienza la Sonata y la monumental solidez de la Chacona con la que finaliza la Partita y construido sobre un anchuroso r¨ªo (aunque en alem¨¢n Bach signifique arroyo, su m¨²sica hizo de su apellido un verdadero Amazonas).
La serena expresividad mostrada por la violinista de la RFG y la amplitud y sutileza de su gama din¨¢mica fueron desarrollando la primera de las dos obras: su gran exposici¨®n de las l¨ªneas mel¨®dicas fu extrayendo desde su viol¨ªn las voces de la Fuga con la elegancia del mejor mago sacando objetos de su chistera. La serenidad del Andante fue la pantalla sobre la que proyect¨® polifon¨ªa trazada desde la sutileza del bajo a la calidez del canto en primer plano con su excelente disposici¨®n de los planos sonoros.
El final de esta pieza, un acorde de largu¨ªsimo aliento, dio paso al admirable control de sonido y riqueza de timbre del Allegro. La calidez de la interpretaci¨®n y de los aplausos del p¨²blico super¨® incluso al calor reinante en el Paraninfo. La apertura de ventanas durante el descanso permiti¨® la respiraci¨®n bien honda que se necesita para asimilar tanta y tan buena m¨²sica como all¨ª se escuch¨®.
Tras este descanso, la belleza de la obra de Bach de m¨¢s rara y bella asimetr¨ªa estructural: la Chacona final de la Partita n? 2 tiene una duraci¨®n similar a la de las cinco primeras partes que la preceden. Como si el puente de dos ojos antes aludido estuviera tendido entre dos orillas de diferente altura y se necesitara una base excepcional en altura y solidez.
La Allemande fue ya bachiana al ciento uno por ciento. El di¨¢logo entre bajo y melod¨ªa fue tendiendo la estructura de madera necesaria para la construcci¨®n del gran puente; el noventa, pues, estaba superado. El control del sonido en din¨¢mica y t¨ªmbrica y la impecable dicci¨®n aportaron la pasi¨®n necesaria para superar el cien. S¨ª, las cuentas de los m¨²sicos son a veces as¨ª de generosas.
Luego lleg¨® la gracia en ritmo ternario de la Courante; la profundidad de car¨¢cter de la Sarabande y la exhibici¨®n, sin un ¨¢tomo de exceso, de agilidades, variedad de ataques del arco y expresi¨®n al servicio de la partitura: m¨²sica, sin m¨¢s ¨Cy nada menos-. Viksne se tom¨® apenas un minuto para respirar y secarse el sudor. Fue como un ¡°prevenidos, preparados¡¡±
Y el pistoletazo de salida de la Chacona fueron sus acordes iniciales como la visi¨®n panor¨¢mica de un horizonte lejano. Luego, otra vez el di¨¢logo interminable de las voces perfectamente equilibrado; la delicadeza de unos arpegios que parecen un tr¨¦molo de luz, la limpieza de otros arpegios endiablados, grandes, gloriosos. El recorrido por toda la gama din¨¢mica del instrumento y esa aguda nota pedal que vuelve a otorgarnos la luz demostraron que estaba siendo una interpretaci¨®n de dentro afuera, bien sentida y transmitida; que desear¨ªamos eterna.
Pero el final siempre llega y, como en un ¨²ltimo movimiento de magia, surgi¨® lo inesperado: la pen¨²ltima nota, un mi terso y por una ¨²nica vez sin el trino que todos tocan, lleno del brillo puro de una daga de oro con la que Viksne lleg¨® hasta el coraz¨®n de quien supiera escuchar. Nota con la que hizo sentir esa extra?a mezcla de fr¨ªo y calor de un corte limpio e inesperado; pero un corte que se sufre y goza al tiempo y se recordar¨¢ por tiempo. Por mucho, mucho tiempo.
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