El 1 de octubre: el d¨ªa del divorcio policial
Las relaciones de los Mossos d'Esquadra con Polic¨ªa y Guardia Civil siguen rotas un a?o despu¨¦s
A Marcos le cuesta recordar en qu¨¦ colegios intervino. ¡°Supongo que son las cosas que la cabeza te borra¡±, dice. Desde el 1 de octubre, est¨¢ de baja como polic¨ªa nacional con una rotura en los ligamentos del pie. A Carlos, mosso d¡¯esquadra, a¨²n le contrar¨ªan las muestras de agradecimiento en las escuelas. Las actuaciones policiales para evitar el refer¨¦ndum ilegal sobre la independencia de Catalu?a supusieron un divorcio entre las fuerzas de seguridad y su cuestionamiento. La Polic¨ªa y la Guardia Civil, por cargar duramente en algunos centros; los Mossos, por enviar a una pareja de agentes por centro para frenar a centenares de votantes e interponerse, en algunos casos, en la actuaci¨®n del resto de cuerpos. Las heridas que se abrieron siguen sin cicatrizar un a?o despu¨¦s.
¡°Nos daban las gracias¡±, se repite incr¨¦dulo Carlos que, tras 12 horas plantado con un compa?ero en un centro del ¨¢rea de Barcelona, acab¨® aceptando la mano extendida de un anciano. ¡°Nuestra premisa era evitar el refer¨¦ndum y no entrar en enfrentamientos¡±. Pero se encontraron que eran dos mossos contra 50 votantes. ¡°No se iban a apartar y no iban a entregar nada¡±. Hicieron varias intentonas, pidieron refuerzos, llegaron a probarlo acompa?ados de dos antidisturbios (ARRO). Pero no hubo manera. ¡°Hacer lo que hicimos y nada es lo mismo. No me sent¨ª orgulloso del cuerpo de Mossos¡±, reconoce.
Marcos, miembro de la Unidad de Intervenci¨®n Policial (UIP), entr¨® a empujones en algunas de las cuatro escuelas donde actu¨® para retirar las urnas y las papeletas. ¡°Esas eran las ¨®rdenes judiciales y nosotros no podemos cuestionarlas¡±, explica un a?o despu¨¦s. ¡°La gente mayor y los ni?os se apartaron¡±. Al resto les apartaron ellos, asegura, sin necesidad de usar las porras. Delante ten¨ªa ¡°las dos cosas¡±, dice Marcos: ¡°Personas con la ilusi¨®n de votar y otras que nos esperaban ya para condicionarnos el trabajo, con sillas, vallas, piedras y lo que pudieran tirarnos¡±. Durante todo el d¨ªa no not¨® nada, pero a las cuatro de la tarde, cuando se quit¨® la bota, ya no pudo mover el pie.
Tanto mossos como polic¨ªas acusan a sus jefes del resultado del 1 de octubre. ¡°El problema que tenemos hoy, con muchos agentes investigados, es fruto del dispositivo que se dise?¨®¡±, se queja el portavoz del Sindicat de Policies de Catalunya (SPC), David Miquel. ¡°Se recibieron ¨®rdenes absolutamente opuestas, unos y otros, que demostraron que no hubo ning¨²n tipo de coordinaci¨®n policial¡±, a?ade Toni Castej¨®n, del Sindicat dels Mossos d¡¯Esquadra (SME). ¡°Muchos se sintieron abandonados, olvidados, dejados por la c¨²pula y por sus jefes de comisar¨ªa y de dispositivo¡±, se suma Josep Miquel Milagros, de la Uni¨® Sindical de la Policia Auton¨®mica de Catalunya (USPAC).
Carlos, que pide no dar su nombre real, cree que ¡°se pod¨ªa haber desalojado antes¡± para no verse desbordados. "Al final cada uno hizo lo que hizo para quedar bien con su administraci¨®n¡±, resume. Pero cree que las cargas "no estaban justificadas". ¡°Tambi¨¦n pasamos miedo y estr¨¦s, somos personas, no somos m¨¢quinas¡±, alega Marcos, nombre ficticio, sin negar que ¡°algunos compa?eros¡± se ¡°excedieron¡±. Pero tampoco olvida las acusaciones e im¨¢genes falsas ¡°como un ni?o que fue herido otro d¨ªa, en Tarragona, por los Mossos, o la chica que dijo que le hab¨ªan roto los dedos y tocado los pechos¡±. Y reparte las culpas del 1 de octubre: ¡°La mitad a la administraci¨®n de la Generalitat y la mitad a la administraci¨®n del Estado¡±
¡°Los que seguimos aqu¨ª nos quedamos desvalidos y con la sensaci¨®n de que se hizo mal, se improvis¨® sobre la marcha, y la culpa es de los pol¨ªticos¡±, reprocha la secretaria general de la Uni¨®n Federal de Polic¨ªa (UFP) en Catalu?a, Isabel Rodr¨ªguez. ¡°Fue una gran metedura de pata del Gobierno por habernos utilizado a ¨²ltima hora. Si se hubiese llegado con tiempo, no se hubiesen encontrado los muros formados¡±, opina Sebasti¨¢n Hern¨¢ndez, secretario general de la Confederaci¨®n Espa?ola de la Polic¨ªa (CEP) en Catalu?a. El responsable del Sindicato Unificado de Polic¨ªa (SUP), Luis Mansilla, habla de una ¡°situaci¨®n cr¨ªtica¡± a la que tuvieron que hacer frente los polic¨ªas, sin que nadie haya reconocido el trabajo ¡°a todos los funcionarios que tuvieron que dejar a sus familias durante meses¡±.
Desde aquel d¨ªa los Mossos y el resto de polic¨ªas ya no han vuelto a mirarse igual. Sobre todo despu¨¦s de que algunos mossos d¡¯esquadra intentasen impedir la actuaci¨®n de polic¨ªas y guardias civiles. ¡°La situaci¨®n es de desconfianza absoluta hacia los Mossos¡±, admite sin tapujos Rodr¨ªguez, de UFP. Hern¨¢ndez, del CEP, se refiere a una ¡°relaci¨®n rota¡±. ¡°Fue un golpe dur¨ªsimo para la relaci¨®n entre cuerpos¡±, explica Castej¨®n, del SME, que define el 1 de octubre como ¡°el d¨ªa m¨¢s complicado de la historia de Mossos¡±. ¡°Hubo una fractura innegable, entre los diferentes cuerpos y tambi¨¦n entre los propios sindicatos¡±, confiesa Milagros, de USPAC. Un ejemplo es que este a?o la Polic¨ªa no condecora a ning¨²n mosso en su festividad, algo que era habitual.
Tras el 1 de octubre, la vida de Marcos tampoco ha vuelto a ser igual. ¡°Ya no puedo decir que soy polic¨ªa, me he tenido que cambiar de gimnasio y he dejado de asistir a algunas comidas y cenas¡±, lamenta el polic¨ªa, que vive en una ciudad de mayor¨ªa independentista. Asegura que ning¨²n jefe se ha acordado de ¨¦l. Carlos no ha visto alterado su d¨ªa a d¨ªa. ¡°No conozco a polic¨ªas o guardias. Pero ahora pasar¨ªa un poco de verg¨¹enza de decir que soy mosso. Supongo que al rev¨¦s tambi¨¦n le debe pasar a alg¨²n polic¨ªa nacional, que sentir¨¢ verg¨¹enza de la imagen que dieron¡±, reflexiona. ?l, si pudiera volver atr¨¢s, buscar¨ªa la manera de no tener que trabajar el 1 de octubre. Marcos no quiere ni plante¨¢rselo. ¡°No puedo elegir. Hay muchas cosas que no har¨ªa, como un desahucio o entrar en un piso de terroristas con explosivos, pero ese es mi trabajo¡±.
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