Y sin embargo, interino
Muchas de las afirmaciones de Torra suenan provisionales, como hechas para ganar tiempo

Este Parlament est¨¢ acostumbrado a discursos de presidentes de dos horas, una tradici¨®n que empez¨® Jordi Pujol y continuaron sus sucesores, cada uno a su manera: Pujol aturd¨ªa a la oposici¨®n con el recitado de tramos de carretera y polideportivos inaugurados, Maragall manten¨ªa a la audiencia en vilo a la espera de un imprevisto, Montilla exploraba los caminos insondados del tedio, Mas se entregaba a la met¨¢fora marina y Puigdemont usaba un tono retador con los contrincantes, hasta que se ret¨® a s¨ª mismo.
?Qu¨¦ ocurri¨® entonces para que el discurso de Quim Torra, de apenas una hora y diez minutos, fuera de los m¨¢s breves y, en cambio, haya parecido un relato sin fin, como esa marcha por la Rep¨²blica que se propone emprender y que ayer anunci¨® una vez m¨¢s (parece que la quiere arrancar en Sant Cugat, lo m¨¢s juntspercat que tiene cerca del despacho)? La mayor¨ªa de diputados, una vez escuchado el primer cuarto de hora escaso de declaraciones de principios, agacharon la frente y bajaron la vista, pero no en se?al de reverencia sino para ponerse a mirar el m¨®vil; otros ocultaron su rostro tras la pantalla del port¨¢til. Desde donde yo estaba situado, s¨®lo vi a dos parlamentarios tomar notas, Carles Riera, de la CUP, y Jessica Albiach, la nueva presidenta del grupo de los Comunes que, con los brazos apoyados sobre la mesa del esca?o, llamaba incluso la atenci¨®n por exceso; por exceso de atenci¨®n, precisamente: ser¨¢ el peso del cargo nuevo. En cambio, los cuatro diputados del PP ejerc¨ªan de alumnos de ¨²ltima fila ¡ªque es donde est¨¢n colocados¡ª, es decir, charlaban animadamente mientras el presidente disertaba. No supimos si escuchaban el discurso hasta que Alejandro Fern¨¢ndez, su portavoz, al o¨ªr una de las promesas de Torra, lanz¨® una contundente proclama pol¨ªtica: ¡°me descojono¡±.
Se hac¨ªa largo el discurso, porque Quim Torra es hombre de tuit contundente pero de bajo tono oral. Pronuncia con una cadencia repetitiva y mon¨®tona, mezcla de conferencia acad¨¦mica, homil¨ªa de p¨²lpito y conciencia de cover, de sustituto, de estar ah¨ª como de prestado, guardando la plaza al titular. Por eso, porque ha asumido voluntariamente el papel de interino, muchas de sus afirmaciones suenan tambi¨¦n provisionales, como hechas para ganar tiempo, sean el anuncio de un F¨®rum C¨ªvico Social Constituyente (sic), la idea omnipresente de ¡°fer Rep¨²blica¡±, o incluso cuando afirma que si sus exigencias no son escuchadas en Madrid, ¡°avanzaremos sin m¨¢s espera¡± (sin m¨¢s detalles del itinerario).
El caso es que Torra ha amenazado a Pedro S¨¢nchez con retirarle el apoyo en noviembre si no tiene una propuesta estimulante, y asegur¨® tambi¨¦n que si los presos son condenados pondr¨¢ la directa hacia la autodeterminaci¨®n (?Qu¨¦ har¨¢ si los absuelven? No concret¨®). En otro tiempo, con afirmaciones de este calibre los diputados de la mayor¨ªa habr¨ªan estallado en una ovaci¨®n desaforada puestos en pie. Esta vez, s¨®lo aplausos de grado medio, como los que fuerzan los regidores de plat¨® cuando el p¨²blico se adormece. Ser¨¢ el tono, ser¨¢ la interinidad, ser¨¢ la incertidumbre, o los nuevos significados de els carrers seran sempre nostres.
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