Los Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica, el secesionismo que no obedece a nadie

El parlamento catal¨¢n sufri¨® el lunes un intento de asedio por parte de grupos incontrolados convocados por los Comit¨¦s de Defensa de la Rep¨²blica (CDR). Los CDR son colectivos sin jerarqu¨ªa, aut¨®nomos en su territorio y que nacieron en el entorno antisistema de la CUP. Su nombre inicial era Comit¨¦s de Defensa del Refer¨¦ndum y se autoorganizaron para defender los puntos de votaci¨®n de la consulta ilegal del 1-O. Pero hasta el 8 de noviembre de 2017 no estrenaron su insubordinaci¨®n radical, oponi¨¦ndose a la intervenci¨®n de la Generalitat mediante el 155 con protestas en la calle y cortes en la red de transporte.

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Estas agrupaciones tomaron el nombre de los Comit¨¦s de Defensa de la Revoluci¨®n cubanos, unas c¨¦lulas de delaci¨®n vecinal creadas para denunciar se?ales de oposici¨®n al castrismo. Los CDR son el esp¨ªritu del independentismo unilateral. Existen casi 300 en toda Catalu?a. Su ascenso responde al menor protagonismo que est¨¢n asumiendo la ANC y ?mnium Cultural en la movilizaci¨®n popular. Con sus presidentes encarcelados ¡ªJordi S¨¤nchez y Jordi Cuixart¡ª, los CDR acusan a ANC y ?mnium de pasividad. El principal encontronazo entre estas organizaciones se produjo el pasado 30 de enero, cuando cientos de miembros de estos comit¨¦s sitiaron el parlamento catal¨¢n para exigir que Carles Puigdemont fuera investido presidente. La ANC se desmarc¨® de ellos por considerar que utilizaban la violencia. En abril se produjeron nuevas interrupciones en la red de carreteras ejecutadas por estos grupos, en se?al de protesta por la detenci¨®n en Alemania de Puigdemont.

Estos comit¨¦s se nutren actualmente de independentistas que no ven en la ANC o en los partidos soberanistas una plataforma de acci¨®n para defender la proclamaci¨®n de la rep¨²blica. En las reuniones de debate de estos comit¨¦s es habitual encontrarse a jubilados o a padres de familia. Pese a esta transversalidad, son los j¨®venes cercanos a la izquierda anticapitalista los que se ponen al frente de las acciones m¨¢s agresivas.

La organizaci¨®n de los CDR es opaca. Poco trasciende de su estructura porque la confidencialidad es clave para burlar la acci¨®n judicial. Se celebran reuniones secretas de sus representantes, y sus portavoces se relevan en sus funciones para evitar ser identificados. Aunque hay una comunicaci¨®n b¨¢sica entre ellos, no existe una estructura de direcci¨®n, la toma de decisiones es asamblearia y cada CDR es aut¨®nomo para actuar. Por eso se producen diferencias. Como cuando estos comit¨¦s pidieron el lunes en Barcelona la dimisi¨®n del presidente de la Generalitat, Quim Torra, mientras que en Girona ni siquiera se plante¨®.

Desde el fin del 155 y la formaci¨®n del nuevo Gobierno catal¨¢n, los comit¨¦s presionan a Torra para que desobedezca la legalidad espa?ola. E, incluso, han realizado escraches en las sedes de PDeCAT, CUP y, la m¨¢s dura, en la de ERC. ¡°No aceptamos pactos o cambio de rumbo. Tirad adelante con lo que prometisteis en campa?a o dimitid¡±, advirtieron los CDR a Torra en sus redes sociales.