Una muerte nunca es absurda
Carlos Perry muri¨® al intentar recuperar las llaves de una alcantarilla, un accidente ins¨®lito del que no hay precedentes
Sobre las cuatro de la tarde del lunes pasado, Carlos Perry llam¨® al m¨®vil de su padre y le contest¨® una voz extra?a que no reconoci¨®. Desde el otro lado de la l¨ªnea hablaba una voz suave y sosegada que a los pocos segundos se identific¨® como polic¨ªa y le sugiri¨® que se acercara a la comisar¨ªa de Legan¨¦s. Carlos dedujo que su padre estaba en problemas.
La t¨ªa Fany Judith, una mujer vigorosa que ejerce de matriarca en esta familia extens¨ªsima de peruanos afincados en Madrid desde hace dos d¨¦cadas, se hizo cargo del asunto. Rezongona, fue hasta la comisar¨ªa pensando que le tocaba sacar de un apuro a su hermano peque?o.
Al llegar la polic¨ªa le dijo que su hermano hab¨ªa sufrido un accidente. Y que, como consecuencia del mismo, hab¨ªa muerto. ?C¨®mo hab¨ªa ocurrido? No era f¨¢cil de explicar.
La noche anterior, de madrugada, la polic¨ªa local de Legan¨¦s lo encontr¨® atrapado en una alcantarilla, bocabajo. Los agentes que patrullaban por el norte de esa ciudad vieron unas piernas que sobresal¨ªan junto a un bordillo, como si hubieran plantado a un hombre en el asfalto.
La principal hip¨®tesis es que Carlos Perry, de 54 a?os, muri¨® cuando trataba de recuperar las llaves que se le hab¨ªan ca¨ªdo a la alcantarilla. Despu¨¦s de sacar su cad¨¢ver del sumidero, la polic¨ªa las recuper¨® del fondo con la ayuda de un im¨¢n. Le devolvi¨® a su hermana todo lo que la v¨ªctima llevaba encima: dos m¨®viles, 15 cupones caducados de la ONCE, un Euromill¨®n y 308 euros que guardaba en un doble fondo de la billetera.
La reconstrucci¨®n de aquella noche sit¨²a a Perry sobre las 2.30 del lunes en las inmediaciones de su casa, dando vueltas con el coche en busca de aparcamiento. Ese domingo hab¨ªa trabajado en un mercadillo con su hijo, el que le buscar¨ªa al d¨ªa siguiente, y por la noche hab¨ªan estado bebiendo en casa de su hermana mayor, la mam¨¢ grande que velaba por ¨¦l. En un momento dado detuvo el veh¨ªculo y se baj¨®. ?Por qu¨¦? No se sabe. Se ape¨® con las llaves del coche en la mano que, producto del infortunio, se colaron por la rejilla de la alcantarilla. Retir¨® una tapa de hierro macizo que debe pesar unos 20 kilos y debi¨® de alargar la mano para tratar de alcanzarlas. El hueco tiene un fondo de metro y medio.
Ah¨ª cay¨®.
La autopsia revelar¨¢ dentro de un mes de qu¨¦ muri¨® con exactitud. La inspecci¨®n preliminar no revela ning¨²n detalle. El juez Jorge Moreno autoriz¨® la incineraci¨®n del cad¨¢ver al entender que se trat¨® de un accidente. La familia, antes de cremarlo, comprob¨® que ten¨ªa un fuerte golpe en la base del cr¨¢neo. Otras hip¨®tesis que se han barajado son que sufriera un paro card¨ªaco o inhalara gases t¨®xicos.
Esta ¨²ltima conjetura es altamente improbable. Jos¨¦ Manuel Su¨¢rez, miembro del Colegio de Ingenieros de Obras P¨²blicas (Citopic), explica que Perry se precipit¨® a una arqueta que recoge el agua de las calzadas, lo suficientemente grande para que quepa un cuerpo. ¡°Est¨¢n al aire libre y no hay gases¡±, dice. Su¨¢rez asegura, tras 50 a?os de experiencia, que no conoce un caso como este.
De joven, Perry se cas¨® y tuvo tres hijos. Era marino mercante. Volv¨ªa cada tres meses a Lima, donde le esperaba la familia. Se separ¨® de su esposa hace 18 a?os, pero nunca tramit¨® los papeles de divorcio. Vino a trabajar a Bermeo, pero no le fue bien y se traslad¨® a Madrid, donde su hermana lo aloj¨® en la casa de Vallecas, donde ahora est¨¢n sus cenizas. Aprendi¨® a montar pladur y lleg¨® a ser oficial de primera. Despu¨¦s se dedic¨® al negocio ambulante de la fruta.?
En el bar Manolo, de Legan¨¦s, regentado por un hombre llamado Rafael, era una instituci¨®n. Seguidor visceral del Barcelona, se hac¨ªa notar. "Se peleaba con gitanos, con rumanos, con viejitos por el f¨²tbol. All¨ª la gente lo quer¨ªa mucho", cuenta su hijo. La familia intent¨® incinerarlo con una camiseta blaugrana, sab¨ªa que ser¨ªa uno de sus deseos, pero las normas de la funeraria lo impidieron.??
Su otra hija que vive en Lima, Angelita Perry, agarr¨® un vuelo de urgencia nada m¨¢s enterarse del accidente, el mismo lunes. Lleva unos d¨ªas de locos en Madrid: de la comisar¨ªa al juzgado, del juzgado al tanatorio, del tanatorio a comisar¨ªa. Dentro de una semana, cuando haya arreglado todo los papeles, volver¨¢ a su pa¨ªs con las cenizas de su padre.
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