De esa tecnolog¨ªa, esta transparencia
La informaci¨®n, que antes era m¨¢s sencilla de delimitar, ahora resulta imposible de controlar
Opacidad, ocultaci¨®n, secretismo, "que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha", "soy due?o de mis silencios y reo de mis palabras", "la informaci¨®n es poder"... Si dej¨¢ramos precipitar figuradamente esta selecci¨®n de frases y palabras, a buen seguro que se generar¨ªa un estruendo que nos sorprender¨ªa. No ser¨ªa para menos, puesto que resultar¨ªa como intentar remover los pilares b¨¢sicos de nuestra sociedad en general
Durante siglos nos hemos configurado como seres humanos, en el entendimiento de que es mejor ocultar seg¨²n qu¨¦ cosas, bien para evitar males mayores o para beneficiarnos del desconocimiento. Este es el juego de la supervivencia y por extensi¨®n del poder: quien sabe m¨¢s controla y dirige al que sabe menos. Este sencillo mecanismo es sobre el que se ha construido la sociedad y en el que la transparencia ha sido considerada una frusler¨ªa. Las cosas est¨¢n cambiado, o de hecho han cambiado ya. Ahora podemos decir que existe un antes y un despu¨¦s con respecto a la transparencia desde el momento en el que irrumpi¨® Internet. M¨¢s concretamente desde hace unos 20 a?os con la aparici¨®n de una serie de plataformas, que a estas alturas reciben el nombre gen¨¦rico de redes sociales. Con ellas se ha confeccionado un ecosistema compuesto de datos infinitos puestos en circulaci¨®n por miles de millones de emisores sin necesidad de intermediaci¨®n. La informaci¨®n, que antes era m¨¢s sencilla de delimitar, ahora resulta imposible de controlar. No se pueden poner puertas al campo. Estamos en la fase de la democratizaci¨®n de los medios, gracias a las webs participativas. La transparencia en este momento hist¨®rico se abre paso por una raz¨®n obvia: el intento de ocultar algo se complica dado que hay inmensas posibilidades de que alguien lo saque a la luz. Pensemos por ejemplo en los casos Wikileaks o Snowden, o en el fen¨®meno de las fake news, que traslada una imagen de transparencia radical con fines torticeros. El sistema se hace poroso, vulnerable y a veces enga?oso. Las filtraciones pueden airearse a la m¨ªnima y las mentiras convencer como si de verdades se trataran. Visto lo visto, se impone hacer de la necesidad virtud. As¨ª, la transparencia de ser minusvalorada adquiere protagonismo y se convierte en un valor en alza, eso s¨ª, con sus limitaciones a manera de reglamento o ley. Las empresas entienden que ser transparentes les otorga buena reputaci¨®n hacia sus clientes y con ello el negocio puede mejorar. Las instituciones predican la transparencia, por su parte, tal que un sistema de fiscalizaci¨®n que puede ser interpretado por los votantes como una muestra de mayor honradez de los servidores p¨²blicos.
El impulso que la tecnolog¨ªa ha insuflado a la transparencia no significa que hayamos pasado del negro al blanco a la voz de ya. Se trata de un proceso que lleva su tiempo para cambiar mentalidades y h¨¢bitos y, sobre todo, para encontrar los beneficios que nos pueda reportar. La transparencia no es un fin en s¨ª misma, debe sernos ¨²til. El mundo tecnol¨®gico no ceja en su intento de convencernos de que abrazar la transparencia es inevitable y es adem¨¢s lo oportuno. La aparici¨®n del blockchain se basa en una arquitectura que garantiza que todo el mundo que participe en una cadena de valor de este tipo tenga a su disposici¨®n, sin merma alguna, todos los datos existentes. El prop¨®sito de los defensores de este sistema es demostrar que ser transparentes es lo mejor para obtener buenos rendimientos econ¨®micos o de cualquier otro tipo.
Est¨¢ bien que nos fijemos en lo esencial para acabar: ?qu¨¦ destaca en la esencia humana, la ocultaci¨®n o la transparencia? Obviamente la respuesta ser¨ªa, depende. El sentido com¨²n nos gu¨ªa por el camino intermedio, ya que es completamente desaconsejable que todo salga a la luz y se priorice la verdad descarnada, como tampoco es positivo taparlo todo. Con ello a?adir¨ªa que resultar¨¢ apasionante comprobar el rumbo que tomar¨¢n los acontecimientos y en qu¨¦ medida la tecnolog¨ªa seguir¨¢ influyendo en este panorama de luces y sombras.
Benito Castro es periodista y consultor tecnol¨®gico.
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