A¨²n se cae en el timo de la estampita
Una vecina de Chamber¨ª sufre una estafa de unos 10.000 euros por parte de dos mujeres y un hombre
Dos mujeres, una de ellas m¨¢s alta y la otra con coleta, junto con un hombre han estafado a una vecina del distrito de Chamber¨ª unos 10.000 euros en efectivo y en joyas. El m¨¦todo, el conocido timo de la estampita en el que una persona asegura poseer gran cantidad de billetes de alto valor y se los dar¨¢ a cambio de moneda m¨¢s fraccionada. Detr¨¢s, un gancho pincha a la v¨ªctima para que complete el intercambio.
Ana (nombre ficticio), de 85 a?os, sal¨ªa hace unos diez d¨ªas de una cl¨ªnica en la que su marido recibe a diario la di¨¢lisis. Se dirig¨ªa a su domicilio, junto a la Direcci¨®n General de la Guardia Civil, en la calle de Guzm¨¢n el Bueno. De repente, se le acerc¨® una mujer baja que la ense?¨® una bolsa repleta de dinero. O eso parec¨ªa. ¡°Mira todo lo que tengo¡±, le dijo la mujer a la anciana, mientras comenzaba a acariciar la cara. ¡°?Ay, qu¨¦ piel tan bonita tienes!¡±, no paraba de decir, a lo que la v¨ªctima no supo c¨®mo reaccionar.
En ese momento par¨® junto a ellos un turismo, en el que viajaba una pareja. Se baj¨® la mujer, la m¨¢s alta, mientras el hombre se qued¨® a los mandos. La segunda mujer, denominada gancho en el argot delincuencial, se les acerc¨® y pregunt¨® qu¨¦ estaba ocurriendo. La primera les ofreci¨® darles la bolsa de dinero si le daban otros billetes.
Ana les dijo que no llevaba nada de dinero y que ten¨ªa a su marido en una residencia. Pero las timadoras utilizaron sus artima?as hasta que la octogenaria les cont¨® todas las pertenencias que ten¨ªa: unos 8.000 euros en dos cuentas corrientes y unas pocas joyas. Las mujeres se hicieron en pocos minutos con la confianza de Ana y la convencieron para que subiera a la vivienda y cogiera las joyas, las cartillas y los talonarios de cheques. Ellas la esperar¨ªan abajo. Eso s¨ª, se aseguraron muy bien de que en la zona no hab¨ªa ninguna c¨¢mara de seguridad ni pasaron por las inmediaciones del edificio de la Direcci¨®n General de la Guardia Civil.
Cuando la anciana baj¨® a la calle, la montaron en el coche y las llevaron a una sucursal bancaria, de la que sac¨® unos 6.000 euros. Pese a ser una cantidad alta, ning¨²n responsable del banco le pregunt¨® para qu¨¦ necesitaba ese dinero. Despu¨¦s la trasladaron a la otra entidad bancaria, de la que sac¨® otros 2.000 euros. Conocedores de los sistemas de seguridad, nadie la acompa?¨® en las sucursales. Los tres (las dos mujeres y el hombre) se mantuvieron en el turismo, mientras Ana vaciaba sus cuentas bancarias.
Una vez que los timadores tuvieron el dinero y las joyas, se ofrecieron a llevarla a su vivienda. La convencieron para que la entrega de la bolsa con el dinero se retrasara hasta el d¨ªa siguiente. La octogenaria tampoco sospech¨® de esta demora. Se acercaban las dos de la tarde y ten¨ªa que ir a recoger un medicamento a la farmacia que hay en las inmediaciones de su vivienda.
Los tres se ofrecieron muy amablemente a acompa?arla a la botica y a esperarla a que saliera con el medicamento. La mujer continu¨® confiando en ellos, por lo que se baj¨® del veh¨ªculo y entr¨® en el local. Ana tard¨® unos pocos minutos, tiempo suficiente para que los timadores se marcharan de la zona sin dejar rastro.
La vecina de Chamber¨ª estuvo deambulando cerca de una hora por las calles adyacentes. Pensaba que estar¨ªan aparcados por la zona esper¨¢ndola. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Se hab¨ªan fugado a toda velocidad. La v¨ªctima llam¨® a sus familiares y denunci¨® los hechos en comisar¨ªa por la tarde. Nada m¨¢s entrar y explicar lo ocurrido, el mismo agente que estaba en la puerta le pregunt¨® por las dos mujeres. Ambas son conocidas de la polic¨ªa. Al que no pudo identificar fue al hombre, que estuvo al volante en todo momento y no le mostr¨® su cara.
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