Un dif¨ªcil futuro para Palo Alto
Ha sido un club selecto de usuarios poco comprometidos con el sector creativo de la ciudad
Hace 25 a?os un grupo de artistas y emprendedores convencieron a Pasqual Maragall para recuperar la f¨¢brica Gal i Puigsech situada en Poblenou. Ahora es Palo Alto, uno de los espacios culturales m¨¢s interesantes de la ciudad.
En Barcelona la cultura todav¨ªa era muy divina; enti¨¦ndase, no exist¨ªan los grandes equipamientos y los proyectos ten¨ªan nombre y apellido. Desde entonces han pasado muchas cosas, pero en este apartado lugar de la geograf¨ªa cultural barcelonesa el Ayuntamiento apenas sac¨® la cabeza lo que permiti¨® una evoluci¨®n singular. Era una f¨¢brica en p¨¦simas condiciones y ahora es un conjunto de naves bien dotadas, tiene una jardiner¨ªa urbana maravillosa, un mercado mensual carism¨¢tico y un modelo de gobierno fundacional que poco a poco ha ido superando todo tipo de dificultades. Las empresas que conviven en Palo Alto han tenido que resolver problemas econ¨®micos, organizativos y log¨ªsticos sin demasiada atenci¨®n p¨²blica lo que inevitablemente genera amores y odios entre los observadores ajenos.
Es cierto que Palo Alto es una concesi¨®n p¨²blica que ha funcionado a su aire y probablemente se deriva de ello una gesti¨®n inmobiliaria confusa. Tambi¨¦n lo es que Palo Alto ha sido un club selecto de usuarios poco comprometidos con el sector creativo de la ciudad. Todo eso ha mejorado y a¨²n as¨ª no implica enga?o o adulteraci¨®n alguna de las cl¨¢usulas contractuales de un te¨®rico convenio de concesi¨®n, porqu¨¦ en realidad nunca las hubo. Palo Alto naci¨® desde los par¨¢metros propios de la euforia ol¨ªmpica y se desarroll¨® como mejor supieron hacerlo sus protagonistas.
Pasados 25 a?os, el Ayuntamiento ha decidido meter mano en el asunto y preparar un concurso para adjudicar de nuevo el complejo. Te¨®ricamente no hay nada que objetar, aunque lamentablemente todo parece indicar que no se tendr¨¢ en cuenta, con el debido respeto, que los usuarios de Palo Alto han generado todo el valor a?adido que hoy le da tanto prestigio a este espacio.
El proyecto de bases para el nuevo concurso de explotaci¨®n de Palo Alto reduce a un 30% de la superficie del complejo las zonas utilizables empresarialmente, obliga a la concesionaria a abonar el 45% de los gastos de mantenimiento e inversi¨®n, pr¨¢cticamente lo excluye de los ¨®rganos de gobierno y le obliga a compartirlo con proyectos de car¨¢cter social sobre los cuales no tiene apenas voz ni voto. Dicho en plata, convierte al concesionario en una gestora de paredes poco viable econ¨®micamente y sin proyecto sociocultural.
Habr¨¢ cosas que mejorar, seguro, pero lo correcto, lo maduro, lo progresista no es poner en un brete la continuidad del proyecto sino acordar con los actuales responsables las modificaciones necesarias para que la din¨¢mica del complejo asegure su sostenibilidad y ofrezca los debidos retornos sociales y sectoriales.?
Xavier Marc¨¦ es economista y gestor cultural.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.