Los anfitriones llevan Airbnb a los tribunales
Vecinos de Barcelona multados por el Ayuntamiento demandan al portal por no avisarles de que anunciarse es ilegal
Pocos meses despu¨¦s de haber firmado la paz con el Ayuntamiento de Barcelona, al portal de alquiler tur¨ªstico Airbnb se le abre otro frente en la ciudad. La asociaci¨®n de anfitriones ACABA (Afectados por el conflicto entre el Ayuntamiento de Barcelona y Airbnb), que han sido multados por el Consistorio por haber anunciado sus viviendas en el portal, han presentado una demanda colectiva contra la multinacional. La demanda, que ha sido admitida a tr¨¢mite en un juzgado mercantil, acusa al portal de inducirles a la confusi¨®n (por animarles a anunciar sus viviendas sin advertir de que es ilegal si no se tiene licencia y no pedirla para colgar el anuncio), competencia desleal (porque al tiempo que anfitriones podr¨ªan ser clientes) y adem¨¢s piden da?os y perjuicios por las multas recibidas.
La asociaci¨®n ACABA se cre¨® hace un a?o y tiene un centenar de miembros: todos han sido multados por el gobierno de la alcaldesa Ada Colau con sanciones de 30.000 o 60.000 euros por haber anunciado y alquilado sus viviendas habituales (o habitaciones) "de forma espor¨¢dica". Lo hicieron durante un m¨¢ximo de dos meses, asegur¨® este mi¨¦rcoles su presidente, Neal Shanahan. Algunos, como el propio Shanahan solo alquilaron su piso una vez (15 d¨ªas en verano de 2016) e ingresaron 1.500 euros que declararon a Hacienda. La multa que le lleg¨® fue de 30.000 euros. "Alquilamos el lugar donde vivimos convencidos de que estaba permitido", lamenta Shanahan que recuerda la publicidad del portal animando a ciudadanos a "compartir" su vivienda con los turistas.
La gran oleada de multas a anfitriones se produjo en 2017, en el marco del plan de choque del gobierno Colau contra los pisos tur¨ªsticos ilegales. La ciudad tambi¨¦n fue la primera del mundo en multar al portal. En otros casos, el Ayuntamiento mult¨® a vecinos solo por tener la vivienda anunciada, con una captura de pantalla del anuncio como prueba, aunque no la llegaron a alquilar, asegura el abogado de la asociaci¨®n Dylan Tarin. "Queremos que Airbnb cese estas pr¨¢cticas desleales, publica anuncios sin autorizaci¨®n e induce a la confusi¨®n", a?ade y recuerda el anuncio televisivo de la anfitriona Persita, "que no tiene licencia". "Airbnb seduce a personas en situaci¨®n precaria que acaban cargando con las multas", zanja.
Desde Airbnb, un portavoz responde que la empresa "se preocupa por cualquier persona afectada o confundida por una legislaci¨®n tur¨ªstica obsoleta. Seguiremos apoyando que se escuche a las familias que comparten su hogar y que estas tengan voz. Airbnb quiere ser un buen socio para la comunidad de Barcelona y continuaremos trabajando con las administraciones para conseguir una regulaci¨®n m¨¢s justa y clara".
ACABA asegura que entre los socios multados hay todo tipo de perfiles: jubilados, parados, profesionales cualificados... Sonia Molina es una de las que explica su caso: alquil¨® su piso durante dos meses cuando estaba en paro y fue multada con 30.000 euros. "Estaba en paro y utilic¨¦ la plataforma por miedo a perder el piso, fueron dos meses por semanas e ingres¨¦ unos mil euros, durante esas semanas me march¨¦ a casa de mi madre", explicaba este mi¨¦rcoles.
ACABA asegura que la demanda colectiva de anfitriones contra Airbnb es pionera en el mundo. "Si esto ha pasado en Barcelona es porque es donde el conflicto entre Airbnb y el Ayuntamiento ha llegado m¨¢s lejos", apunta Shanahan. La admisi¨®n a tr¨¢mite comporta, explica el letrado de ACABA, el requerimiento al Ayuntamiento de informaci¨®n sobre las 5.000 multas. La idea de la asociaci¨®n es que estos datos les permitan sumar afectados a la demanda, que estiman que podr¨ªan ser mil personas que respondan al perfil de haber anunciado su vivienda habitual y por un periodo corto de tiempo.
Para demostrar que los pisos alquilados son residencia habitual, explican los representantes de ACABA, han recurrido a todo tipo de documentaci¨®n, adem¨¢s del certificado del padr¨®n. "Desde el hist¨®rico de recorridos con el Bicing [la bicicleta p¨²blica de Barcelona], hasta llamadas desde el tel¨¦fono fijo de casa o facturas de pedidos de comida o compras on line entregadas a domicilio", enumera Tarin.
A la pregunta de si son capaces de hacer autocr¨ªtica por no haber pensado que conseguir ingresos de forma tan sencilla pod¨ªa no ser legal, Shanahan admite "cierta frustraci¨®n", pero argumenta: "Nunca piensas que una empresa que parece seria y te invita a anunciarte puede hacer algo ilegal, nos han dado la espalda cuando antes nos hab¨ªan recibido con las manos abiertas como clientes".
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