Un pueblo en el banquillo
El partido independiente Vecinos por Torrelodones, que ech¨® del poder al PP, ha recibido ocho demandas o querellas y un intento de chantaje desde que gobierna. Un caso protot¨ªpico de judicializaci¨®n de la vida pol¨ªtica
Vecinos por Torrelodones, el partido que en un hecho sorprendente logr¨® echar al Partido Popular del Ayuntamiento en un lugar de Madrid donde los populares suelen ganar sin despeinarse, incluye en sus presupuestos anuales una partida fija para un abogado defensor. No se trata de un capricho.
El concepto de judicializaci¨®n de la pol¨ªtica adquiere otra dimensi¨®n en este pueblo partido en dos por la A-6, a 29 kil¨®metros de Madrid. En los siete a?os que lleva al frente del Gobierno local, la agrupaci¨®n que surgi¨® de un movimiento vecinal para frenar un pelotazo urban¨ªstico, ha recibido ocho demandas o querellas, m¨¢s de una por a?o.
Dos de ella siguen su curso judicial ¡ªse presentaron en abril y noviembre de este a?o¡ª pero las seis m¨¢s antiguas han sido archivadas. La ¨²ltima, una querella por prevaricaci¨®n y malversaci¨®n de fondos p¨²blicos por la compra de un edificio destinado a albergar una biblioteca.
La imputaci¨®n por este caso de la alcaldesa, Elena Biurrun, tuvo repercusi¨®n. Su archivo, no tanto. ¡°Entrar en pol¨ªtica tiene un coste grande, tambi¨¦n en lo personal. Estos ataques judiciales tienen la intenci¨®n de desgastarte. Con el tiempo me he ido acostumbrando a lidiar con ello pero es una carga¡±, cuenta Biurrun en su despacho.
Ahora ostenta el poder en este edificio de piedra pero hace 13 a?os comenz¨® a acercarse a ¨¦l como una vecina quejosa. Biurrun, entonces socia de una empresa de publicidad, se presentaba cada martes y cada jueves, durante tres meses, solicitando informaci¨®n a Urbanismo sobre el vertido de un colector en un arroyo cercano a su casa. No se la dieron. Se organiz¨® con otros vecinos (ingenieros, abogados, bi¨®logos, comunicadores), hasta crear una asociaci¨®n. Como agrupaci¨®n lograron enterarse de que el Ayuntamiento, gobernado por el PP desde el comienzo de la democracia, planeaba construir un campo de golf, viviendas y un centro comercial en un espacio natural. Llevaron su batalla contra ese proyecto a la comisi¨®n de peticiones del Parlamento Europeo, en Bruselas.
Hicieron mucho ruido. Se reunieron con ministros, salieron en programas de televisi¨®n como Caiga Quien Caiga, los entrevistaron Ana Rosa Quintana y Concha Garc¨ªa Campoy. Faltaba que los recibiera el Papa en Roma. En lugar de buscar la bendici¨®n, tomaron el camino contrario y se constituyeron en partido pol¨ªtico. Era la primera vez que se iba a dar el encontronazo entre los vecinos de toda la vida de Torrelodones, representados en los partidos tradicionales en el esquema pol¨ªtico com¨²n, y los habitantes de las nuevas urbanizaciones que se construyeron al calor del boom urban¨ªstico. Oriundos contra colonos.
Colonos y oriundos
El problema para los oriundos es que los colonos son muchos m¨¢s. El pueblo pas¨® de 4.000 a 23.500 en pocos a?os. Vecinos por Torrelodones ¡ªmucho antes del surgimiento de Podemos o Ciudadanos¡ª supo venderse como algo novedoso, diferente, que iba a acabar con las estructuras caciquiles y anquilosadas que gobernaban el Ayuntamiento, herederas del franquismo. El cerebro de la campa?a fue ?ngel Guirao, director general de la agencia de publicidad Contrapunto.
Vecinos sonaba a reuni¨®n de amiguetes pero tiraba con ca?ones. Contaba con el respaldo de personajes p¨²blicos como Jos¨¦ Luis Cano, de Gomaespuma. En sus primeras elecciones, 2007, obtuvo 4 concejales; lider¨® la oposici¨®n y en 2011 gobern¨® en minor¨ªa. En 2015 gan¨® las elecciones de calle.
Result¨® una rareza en el noroeste de Madrid, un basti¨®n del PP. Torrelodones presenta las mismas caracter¨ªsticas que Majadahonda, Las Rozas, Pozuelo y Boadilla: ciudades con las rentas m¨¢s altas de Espa?a, tasas bajas de paro, donde los ayuntamientos tienen super¨¢vit y bajan impuestos. Brotan colegios y universidades privados, ondea la bandera de Espa?a en rotondas y balcones. Lugares donde el Partido Popular gana f¨¢cil pese a esc¨¢ndalos como la G¨¹rtel. Un modo de vida de casa con jard¨ªn, dos coches y trabajo en Madrid. Ciudades sin tradici¨®n obrera e industrial, desarrolladas a partir de una poblaci¨®n joven sin vida colectiva ni arraigo en el lugar.
Vecinos pag¨® el precio de romper esa homogeneidad. El ataque judicial arreci¨® desde el principio. El promotor del campo de golf denunci¨® en 2009 a Biurrun en una estrategia para inhabilitar su voto en el pleno y sacar adelante el proyecto. Le acusaba de haber invadido con su casa los mismos terrenos protegidos donde pretend¨ªa construir. La causa se archiv¨® 13 meses despu¨¦s pero durante ese tiempo la acusaci¨®n ¡ªsin fundamento¡ª relatada en peque?os peri¨®dicos, sufragados por promotores, se buzone¨® por todo Torrelodones. ¡°La ecologista invasora¡±, la llamaban. Biurrun mand¨® a sus hijos a un colegio fuera del municipio.
La Comunidad de Madrid, tambi¨¦n gobernada por el PP, declar¨® inviable el proyecto. Frenaron el pelotazo. Fue un ¨¦xito may¨²sculo. Ahora les tocaba gobernar a ellos. Y el golpe les vino por la izquierda. El PSOE local se querell¨® en 2012 contra la alcaldesa y el concejal de Urbanismo, Santiago Fern¨¢ndez, por el corte de arbolado en una promoci¨®n nueva. La causa se sobresey¨®. Vecinos interpret¨® ese movimiento como una pataleta de los socialistas, que ahora ocupaban un espacio a¨²n m¨¢s irrelevante del que siempre hab¨ªan tenido: los pocos ¡°rojos¡± del pueblo, idealistas, protestones, pero que nunca iban a cuestionar la autoridad.
¡°Cre¨ªa que ten¨ªamos base. Entend¨ª que se vulneraba la ley de protecci¨®n del suelo. No fuimos a los juzgados para hacer oposici¨®n¡±, hace memoria Ignacio Bidart, entonces portavoz socialista.
Injurias y calumnias
Las siguientes tres demandas a las que tuvieron que enfrentarse fueron por prevaricaci¨®n, injurias y calumnias, amenazas y coacciones. Ten¨ªan que ver con Biurrun y Fern¨¢ndez. Las tres acabaron en la papelera despu¨¦s de d¨ªas de argumentar en contra, intentar explicarle a los vecinos que no hab¨ªan cometido ninguna ilegalidad e ir y venir a los juzgados con el abogado, que a esas alturas el tesorero del partido ve¨ªa ya como un gasto inevitable.
Parte de ese presupuesto lo gastan en hacer frente a Serapio Calvo, el primer alcalde elegido democr¨¢ticamente en Torrelodones. Su choque con Vecinos representa esa tensi¨®n entre oriundos y colonos. Calvo cree que estos profesionales liberales y modernos vienen a dar lecciones al pueblo, que se creen mejores y les puede la soberbia. Los otros, que los vecinos de siempre estaban acostumbrados a hacer y deshacer a su antojo sin que nadie les importunara y no llevan bien las injerencias de for¨¢neos.
Calvo, un se?or de 70 a?os con gorra de marinero, fue quien se querell¨® contra el Ayuntamiento por no haber elegido su casa como sede de la biblioteca municipal, un precioso chal¨¦ construido en piedra. El exalcalde, que impuls¨® la construcci¨®n de un colegio cuando no hab¨ªa ninguno y una casa de cultura, entre otras infraestructuras, no quiere que el edificio sea demolido cuando ¨¦l ya no est¨¦ y concurs¨® con la esperanza de ser elegido. En realidad pierde dinero: el terreno vale m¨¢s vendido a constructoras pero ¨¦l est¨¢ empe?ado en dejar algo para la posteridad. No gan¨® el concurso y puso el asunto en manos de la justicia por deficiencias en la adjudicaci¨®n. No le han dado la raz¨®n. Su hija, Carmen Calvo, abogada en ejercicio, dice que recurrir¨¢n el archivo.
Adem¨¢s, Calvo llev¨® al Defensor del Pueblo los gastos de agua que el Ayuntamiento le debe desde hace once a?os por dos locales de uno de sus edificios que cedi¨® a la municipalidad. La alcaldesa y Calvo se enredaron en disputas, alegaciones, dimes y diretes, por una factura que ronda los 1.500 euros. Uno quiere cobrar y el otro dice que no tiene su n¨²mero de cuenta. Serapio ha obtenido peque?as victorias: logr¨® la peatonalizaci¨®n de una calle que moviliz¨® a los vecinos en contra de la decisi¨®n del Ayuntamiento.
Al margen de cuitas vecinales, el verdadero juego sucio pol¨ªtico qued¨® en evidencia en septiembre. La Cadena Ser difundi¨® el intento de chantaje de un concejal del Partido Popular, ?ngel Vi?as, a la alcaldesa Elena Biurrun y al concejal de Urbanismo Santiago Fern¨¢ndez. En un desayuno, les dijo que no enviar¨ªa al Tribunal de Cuentas un informe sobre los supuestos sobrecostes de unas obras si no se presentaban en las elecciones municipales de 2019. ¡°Lo que queremos es la silla en la que est¨¢s sentada¡±, se le oye decir dirigi¨¦ndose a Biurrun. Vi?as dimiti¨® poco despu¨¦s de que se hiciera p¨²blico el audio.
Mientras tanto, Vecinos sigue a lo suyo. Gobernar una ciudad, cumplir el programa, defenderse legalmente. Todav¨ªa tiene dos pleitos abiertos: un asunto menor por la adjudicaci¨®n de las m¨¢quinas de vending y el informe en el Tribunal de Cuentas por el sobrecoste en un t¨²nel bajo la A-6 con el que el PP pretendi¨® chantajear a la alcaldesa. Es la historia que no cesa. Por suerte, el tesorero del partido apart¨® dinero para el abogado, que a este paso va a hacerse de oro.
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