El para¨ªso terrenal del PP
Pozuelo, Boadilla, Las Rozas y Majadahonda est¨¢n entre los diez municipios de m¨¢s renta y menos paro de Espa?a. Bajan impuestos y aseguran mayor¨ªas absolutas
Sobre un terreno que tiempo atr¨¢s perteneci¨® a grandes mayorazgos se alza en el noroeste de Madrid aquello que los dem¨®grafos llaman ¡°un espacio ganador¡±. Cuatro ciudades como cuatro jinetes, situadas entre las diez con renta m¨¢s alta y menor tasa de paro de Espa?a, donde los ayuntamientos tienen super¨¢vit y bajan impuestos, florecen colegios privados, cl¨ªnicas privadas y universidades privadas, aumenta la asistencia a misa en domingo y se consolida un modelo de vida que imita el ideal americano: mi casa, mi jard¨ªn, mi coche, seguridad y flores, muchas flores.
Las cuatro ciudades son Pozuelo, Boadilla, Majadahonda y Las Rozas. Miran a la sierra madrile?a, son vecina una de otra y dibujan un tri¨¢ngulo sobre el mapa, flanqueado por cuatro autopistas, porque el autom¨®vil es el rey. Entre sus casi 300.000 habitantes la presencia de directivos, empresarios o t¨¦cnicos superiores supera el ratio de 400 por cada mil habitantes y la tasa de actividad femenina es muy superior al promedio nacional: en Majadahonda, el 44% de los habitantes son licenciados universitarios. Y cuando llega la hora de depositar el voto en una urna, lo hacen por el PP pase lo que pase, caiga la operaci¨®n G¨¹rtel sobre sus cabezas o reine la indignaci¨®n en Espa?a.
Es el para¨ªso terrenal del PP. El lugar donde se cumple su programa electoral casi al pie de la letra, donde respaldan al partido por mayor¨ªas absolutas indiscutibles, con porcentajes de voto que casi doblan su media nacional, como sucedi¨® en las ¨²ltimas europeas, donde el PP sum¨® un preocupante 26% en Espa?a cuando en estas localidades apenas baj¨® del 40%. Un entorno ilustrado para un partido conservador. Un gueto popular, que hace 20 a?os no exist¨ªa, nacido entre dos burbujas inmobiliarias.
En Majadahonda, el 44% de sus vecinos son licenciados universitarios
Sin embargo, no es un modelo dise?ado desde alguna dependencia gubernamental.
¡°Realmente, no¡±, asegura Ricardo M¨¦ndez, catedr¨¢tico de Geograf¨ªa Humana e investigador del CSIC, uno de los pocos expertos que detuvo su mirada en el noroeste de Madrid: ¡°Se ha ido implantando un modelo anglosaj¨®n por impulso de los promotores. Ellos han dise?ado estas ciudades, que se hab¨ªan quedado al margen del crecimiento de las ciudades dormitorio. Son ciudades sin tradici¨®n obrera e industrial, crecidas a partir de una poblaci¨®n joven que buscaba un mejor entorno medioambiental y se repobl¨® con grupos de poblaci¨®n homog¨¦nea socialmente. A su alrededor han crecido centros comerciales y de ocio, que no favorecen la vida colectiva. Son poblaciones sin arraigo¡±.
¡°Que no siente la camiseta¡±, recalca Antonio Checa, economista y miembro del Consejo Territorial de UPyD en Madrid. ¡°El urbanismo ha sido la clave. Se han hecho a base de urbanizaciones cerradas, donde no se relacionan con el vecino, sin cohesi¨®n social. El que va a vivir ah¨ª ya lo sabe, sabe que vive del coche, que tiene una infraestructura privada importante. Y cuya tendencia de voto es conservadora. A m¨ª me dijo un concejal popular: ¡®podemos quemar a una persona en la plaza del pueblo y nos seguir¨¢n votando¡±. Checa discrepa de la idea de que en estos municipios haya mayor desigualdad. ¡°El ¨ªndice de desigualdad es igual a la media simplemente porque no hay pobres; este urbanismo ha favorecido la exclusi¨®n de la gente con renta baja¡±.
Sobre renta municipal y desigualdad han trabajado los economistas Miriam Hortas y Juan Onrubia, de la Universidad Complutense. En estas ciudades los ¨ªndices est¨¢n en la media, sobre el 0,5 (0 es la igualdad perfecta y 1 la desigualdad perfecta). ¡°De este modelo de ciudades, s¨®lo hay estudios en Estados Unidos¡±, se?ala Hortas. ¡°Hay una reducci¨®n de las interacciones sociales, se forman comunidades homog¨¦neas y hay un efecto expulsi¨®n porque se prefiere lo privado a lo p¨²blico, de consecuencias negativas, as¨ª que se tiende a una segregaci¨®n entre ricos y pobres¡±.
La poblaci¨®n de renta m¨¢s baja se concentra en los antiguos cascos urbanos. Porque la vivienda social no ha tenido ¨¦xito. En Las Rozas, en El Montecillo, hay una urbanizaci¨®n de 400 viviendas sociales (con piscina y garaje), de las que una tercera parte est¨¢ desocupada porque un alquiler de 900 euros queda lejos del bolsillo de muchos j¨®venes.
Es un modelo individualista. Los espacios p¨²blicos no se ocupan¡±
¡°Hay una poblaci¨®n que es resistente¡±, se?ala Juan Santana, portavoz de IU en Majadahonda. ¡°Les interesa un tipo de ciudadano y se le olvida otro. Las deficiencias en equipamientos se suplen con iniciativa privada y pretenden expulsar a los m¨¢s j¨®venes. Para los que somos hijos de quienes vinieron en los 80 porque era m¨¢s barato, el acceso a la vivienda es complicado¡±. Su compa?ero Gonzalo S¨¢nchez, portavoz de IU en Las Rozas, es arquitecto y prepara una tesis sobre el crecimiento de la periferia de Madrid: ¡°Aqu¨ª hay nodos, pero no hay red. No hay tejido asociativo, hay asociaciones de padres activas, pero nada m¨¢s. Es un modelo individualista. El espacio p¨²blico no se utiliza y las clases altas tienden a ocupar las zonas de mayor calidad medioambiental¡±. Efectivamente, hay pocas asociaciones, pero si algo no falta en estas ciudades es un coro rociero.
¡°Aqu¨ª somos invisibles¡±, dice Gonzalo refiri¨¦ndose a los partidos de izquierda. Y no le falta raz¨®n: IU apenas supera el 5% y el PSOE no va m¨¢s all¨¢ de un 15%.
¡°Somos l¨ªderes en zonas peatonales¡±, dice una exultante Laura Nistal, concejala de Comunicaci¨®n en Majadahonda, orgullosa de un municipio que cuenta con 10.000 ni?os menores de 10 a?os y la mayor poblaci¨®n de familias numerosas (2.000) de Madrid. ¡°Aqu¨ª tenemos un gimnasio referente en Espa?a con 7.000 abonados, de los que 5.300 son de Majadahonda, m¨¢s un campo de golf municipal con m¨¢s de 3,500 usuarios diarios¡±. Su alcalde es Narciso de Fox¨¢, que pasa por ser el m¨¢s veterano de la zona, nombrado alcalde en 2005, cuando la operaci¨®n G¨¹rtel empez¨® a sobrevolar por la zona. Fox¨¢ es el ¨²nico que sobrevive a m¨¢s de dos legislaturas porque sus colegas de las otras tres localidades vinieron de Madrid para sustituir a alcaldes ca¨ªdos en la corrupci¨®n. Los nuevos, a pesar de ser desconocidos, no tuvieron problemas en alcanzar s¨®lidas mayor¨ªas absolutas.
As¨ª que Narciso de Fox¨¢, con 10 a?os en el puesto, se ha convertido en un cl¨¢sico. A diferencia de otros, tiene la ciudad en la cabeza y las ideas muy claras: ¡°Aqu¨ª la gente ha venido por este modelo de ciudad. Entiendo que hay gente que le horroriza, pero defraudar¨ªamos con otro modelo¡±. Fox¨¢ cuenta que ha comprado suelo y tirado edificios para hacer parques y plazas, para esponjar la ciudad, para luchar contra la impersonalidad de estas urbes. ¡°La ciudad la construyen los alcaldes. Esta es b¨¢sicamente residencial. No es una ciudad dormitorio. Presumo de saber por qu¨¦ han venido a una ciudad familiar con poco ruido, mucha seguridad, que quiere elegir la educaci¨®n de sus hijos, dar oportunidades a todos, menos densidad, m¨¢s zonas verdes, una ciudad limpia, nos lo gastamos en flores¡ Es un modo de vida. No es elitista. Es excelente. O as¨ª lo creo¡±.
A escasos minutos en coche del despacho de Fox¨¢, en los l¨ªmites de Pozuelo, est¨¢ la entrada de propietarios de La Finca, un lugar exclusivo para 70 vecinos, Cristiano Ronaldo incluido. Dentro reina el silencio. No hay aceras, solo un camino adoquinado bordeado de plantas y ¨¢rboles. Cada diez metros una c¨¢mara vigila. Solo casas (de 3,5 a 20 millones, su precio), jardines y unos lagos. All¨ª es posible no ver al vecino. Es un homenaje al individualismo. Y es algo m¨¢s que un espacio ganador.
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